Industria parada

Por: #BorderPeriodismo

Por Ricardo Delgado
Director de Analytica

El gobierno intenta, con escaso éxito, consolidar un nuevo esquema de precios relativos (tipo de cambio, tarifas, salarios, inflación) mientras no logra frenar la caída de las reservas internacionales. En este contexto, si la mayor devaluación del peso en los últimos meses termina en un aumento del tipo de cambio real, la industria ganará en competitividad. Pero, a la vez, la reducción de las reservas del BCRA lleva a mayores restricciones sobre las importaciones, lo que frena la producción industrial. Si a estos factores se suma una demanda interna que pierde fuerza, el panorama productivo no luce alentador.

La industria sigue estancada: después de un buen segundo trimestre en el que creció 3.6% i.a. dejando atrás cuatro trimestres consecutivos de caída, entre julio y septiembre creció 0,7% i.a.. Y la heterogeneidad sectorial sigue más vigente que nunca.

En el tercer trimestre, la producción cayó en forma interanual en la mayoría de los sectores: en el metalmecánico no relacionado a la industria automotriz (3,8%), en edición e impresión (6,4%), en la industria del papel y cartón (2,5%), el tabaco (1,9%), la refinación de petróleo (2,3%) y la química (1,4%). Por su parte, tras nueve meses de contracción (-2,2% i.a.), el sector de alimentos y bebidas freno su caída (+0,4%). Otros sectores que lograron revertir una tendencia negativa fueron textiles y caucho y plástico (crecieron 2,3% y 3,9% respectivamente versus -4,8% y -2,2%. en los dos primeros trimestres). Minerales no metálicos muestra la tendencia más definida, creciendo 7% en el tercer trimestre y 5,8% en los primeros nueve meses debido al repunte de la construcción. El mayor crecimiento, después de 5 trimestres de caída (-10% i.a.), se dio en la industria de metales básicos (17,8%).

El driver de la industria este año es el sector automotriz, se producirán más de 800.000 automóviles un valor cercano al record de 2011. Luego de crecer 19% en el primer semestre respecto a igual período del año pasado, entre julio y septiembre moderó la suba a apenas 3,8% producto del menor crecimiento de las exportaciones a Brasil, destino de ocho de cada diez autos (5,8% vs 65,7% en el segundo trimestre), en tanto que la demanda interna sigue traccionando. De hecho, en el tercer trimestre el patentamiento creció 19% i.a., por encima del 10% de los seis meses previos. Sin embargo, una luz de alarma se ha encendido: el patentamiento de autos importados es el que más crece, debido al incentivo de hacerse de un bien de lujo al tipo de cambio oficial.

Los sectores que muestran un aumento sostenido en los niveles productivos (autos y minerales no metálicos) responden a situaciones puntuales. El primero, al aumento de las ventas a Brasil y el segundo, al repunte de la construcción. En tanto, aquellos sectores que dependen del consumo masivo no logran repuntar.

La última parte de 2013 no comenzó bien. En octubre la producción de automóviles cayó 4,8%i.a. Sin embargo, no hay razones para prever una abrupta caída hasta fin de año de la actividad industrial: el amesetamiento productivo es una mejor descripción. Por el lado de la demanda interna, si bien los salarios siguen creciendo, lo hacen en promedio apenas por encima de la inflación. Luego del impulso de las paritarias el salario real desaceleró su crecimiento en el tercer trimestre, llegando a +1,5%i.a., 0,4 p.p. menos que entre abril y junio. Así a setiembre creció 1,1%i.a., mientras a igual período de 2012 lo hacía a 4,5% i.a..

Por el lado de la demanda externa tampoco esperamos grandes novedades. A setiembre las cantidades exportadas de manufacturas de origen industrial crecieron 4% i.a., cuando en igual período de 2012 habían caído 5% i.a.. La mejora se debe principalmente al repunte de las exportaciones a Brasil, particularmente de autos, en tanto que el resto de los rubros tuvo una performance muy pobre.

 

En un escenario de escasez de dólares, con precios de las materias primas que no subirán (en ciertos casos, hasta podrían caer) y con un creciente déficit energético, impulsar las exportaciones industriales es primordial. La búsqueda de nuevos mercados para aminorar la fuerte dependencia de la economía brasileña y mejorar la competitividad no vinculada a la caída del costo salarial son desafíos centrales para una política comercial externa que sigue sin estimular la producción local.

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