Navidad cordobesa

Por: #BorderPeriodismo

Los cuentitos de hadas dicen que diciembre es el mes del amor y la paz. En la Argentina eso no es cierto.

 

Fin de año siempre es un momento complicado en la política, propenso para el desborde social y para las operaciones políticas más sucias. Los gremios presionan por los bonos, la plata no alcanza para pasar las fiestas en paz, el calor arrecia y desde la TV nos bombardean, cada vez más, con una invitación al consumo desenfrenado.

En medio de esa fogata, si los policías de Córdoba dejan de prestar servicio, el resultado es poco menos que tirar un bidón de nafta al fuego.
José Manuel de la Sota (fue diputado, senador, embajador y tres veces gobernador) es el candidato a la presidencia que no fue. Contó a principios de 2000 con la venia de Clarín para llegar a la Casa Rosada (si hasta contrató a la hija del gobernador De la Sota, Candelaria, como cronista de Política) pero nunca pudo despegar.
De la Sota volvió a la madrugada desde Panamá (en escala en un viaje hacia Colombia) y arregló con la Policía. En las redes sociales circula una foto suya con una bolsa del free shop de Panamá, poco menos que indignante.
Las calles fueron liberadas por la Policía, una fuerza que mantiene bajo control la difícil convivencia entre la Córdoba rica y las barriada. El resultado lo vimos por TV. Miles de personas saqueando negocios, y otras miles desnudando su fascismo en los foros de los medios digitales.
Todos los comentarios que iban en ese sentido repetían lo mismo: «negros de mierda».
Poco y nada de crítica hacia la Policía, una especie de Rati Horror Show, y en menor medida una crítica a los gobiernos responsables. Digámoslo fuerte y claro: si una provincia está en emergencia de seguridad, tenés que mandar a la Gendarmería. Y no principalmente para resguardar la propiedad privada, sino para que los vecinos no se maten entre sí.
Javier Rodríguez, un chico de 20 años, murió de una balazo en el pecho, y su familia denuncia a «policías de civil» por el crimen.
De la Sota le pasa factura al Gobierno con una carta en la que especifica los llamados a distintos funcionarios (con números de celular incluidos) pidiendo auxilio. El Gobierno nacional lo tilda de ridículo. El «negros de mierda» tan tristemente común en nuestro país gana adeptos en las redes y los policías celebran su ansiado aumento salarial. La familia de Javier, llora hoy y siempre a su hijo.
Para entender un poco más el conflicto social en Córdoba, recomiendo esta excelente nota de Pablo Seman: http://pabloseman.wordpress.com/2013/12/04/cordoba-y-los-abismos-de-la-desigualdad/
  Raúl Castells reconoció haber incentivado los saqueos
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