El paro docente en la provincia de Buenos Aires sigue por tiempo indefinido, dado que el Gobierno bonaerense mantuvo la oferta del 30,9 en la reunión paritaria que acaba de celebrarse.

Así, los chicos seguirán sin clase, a 15 días del inicio del paro. Este, sin dudas, es el mayor conflicto político que enfrenta Daniel Scioli en los seis años que lleva al frente del ejecutivo provincial y por el que su imagen de administrador responsable empieza a verse afectada, según los sondeos que ya empezaron a hacer los equipos del Gobernador.

Es cierto que muchos se han puesto del lado de DOS tras la agresión sufrida por la ministra Batakis, pero la duración del conflicto amenaza con empezar a comer parte de ese 50% de intención de voto de Scioli en su territorio.

Mientras tanto, el gobierno nacional observa con una mezcla de preocupación y regocijo el conflicto, de acuerdo a quién lo analice. Los funcionarios que podríamos denominar «halcones», que recelan de la candidatura del Gobernador, estiman que la pérdida de imagen beneficia a los que ya se han postulado como continuadores fieles del modelo.

Los más racionales, ven el problema a mediano y largo plazo y entienden que el piso de aumento que están colocando los docentes en la provincia más grande del país envalentona a todos los gremios, que ahora mismo negocian informalmente con los representantes de CFK. El caso de los metalúrgicos de Antonio Caló, que son los más cercanos al oficialismo, es testigo: Pidieron el 30, no se lo concedieron, y por ahora no hay acuerdo. ¿Es posible una intervención en el conflicto? Difícil…

Si a esta fórmula explosiva le sumamos el paro general anunciado por Hugo Moyano y Luis Barrionuevo para el 10 de abril, el frente de tormenta se va poniendo cada vez más negro. Es temprano para el análisis sesudo, pero a primera vista el gran ganador es Sergio Massa, el único de los candidatos serios que no enfrentará el desgaste de la negociación durante este año y que le habría sacado seis puntos más de ventaja al Gobernador desde el inicio del conflicto docente.

Ya se avisora que CFK y DOS tendrán que sentarse a conversar si no quieren que el nivel de conflictividad vivido en el verano se extienda a este otoño que ya se asoma como el más complicado de la última década. El gran problema son los egos, y ahí no hay racionalidad que valga.

Mientras tanto, millones de bonaerenses ven su cotidianeidad afectada, con los chicos sin la contención de las aulas, los padres haciendo malabares para ir a trabajar, y los docentes que no logran el aumento que piden para cubrir sus necesidades básicas.