El efecto Angelina: de tanto miedo a moririse se amputa órganos por las dudas

Por: #BorderPeriodismo

Por Leila Sucari

Angelina Jolie lo tiene todo: es una mujer hermosa, está casada con Brad Pitt, tiene un gran talento, unos cuantos hijos y una gran cantidad de millones en el banco. Sin embargo, detrás de la aparente perfección de su vida, hay algo que la inquieta: su interior. Angelina Jolie tiene miedo de perder su belleza, su marido, sus hijos, sus millones. Tiene miedo de morir. Por eso decidió vaciar su cuerpo.

Primero fueron los pechos, hace un año se realizó una mastectomía preventiva. Pero no fue suficiente, el temor a morir joven –como su madre, que falleció de cáncer a los 56 años– seguía latente a pesar de que los análisis le daban bien. Entonces redobló la apuesta y ahora, al cumplirse el aniversario de la primera operación, acaba de anunciar que va a extirparse los ovarios.

Los casos de gente sana que decide amputarse una parte del cuerpo para prevenir enfermedades crece en todo el mundo. Los pechos, el estómago, la tiroides, el colon y los ovarios son los que más se extirpan con el objetivo de reducir al máximo el riesgo de contraer cáncer. En el caso de Angelina Jolie, la decisión de sacarse las glándulas mamarias y los ovarios, surgió luego de que sus médicos le anunciaran que tenía el gen BRCA1, que aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer. “Mi madre falleció por culpa del cáncer de ovarios y yo misma tuve que pasar por el quirófano para evitar sufrir cáncer de mama en los próximos años”, explicó la actriz. “Estoy preparada para volver a someterme a una nueva operación que, en este caso, eliminará los riesgos de contraer cáncer de ovarios. La histerectomía es la mejor opción que tengo a mi alcance en este momento para no pasar por lo mismo que mi madre”.

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Si bien muchos alentaron su decisión, no deja de generar polémica: ¿Tiene sentido someterse a una cirugía, con todo el riesgo, dolor y efectos secundarios que conlleva, sólo por prevención? ¿Se trata de cuidar el cuerpo o de dañarlo sin motivos reales? ¿Hasta dónde somos capaces de llegar para evitar lo que, muchas veces, es inevitable?

Angelina Jolie es lo que se llama una “previviente”: una mujer que lucha contra el cáncer antes de tenerlo. Sería como separarse de un hombre antes de besarlo porque las estadísticas dicen que la relación no funcionará. O romper una escultura porque es frágil. Es la imposibilidad de soportar la incertidumbre y la necesidad de controlar lo incontrolable lo que lleva a adelantarse y tomar una decisión así de tajante. Miguel Bensadon, miembro de la Sociedad Argentina de Mastología, dice: “Es importante destacar que no se previene en un 100% el riesgo de desarrollar el cáncer. Además, que una mujer lleve el gen BRCA1 no significa que sí o sí la enfermedad se vaya a desarrollar, las posibilidades son del 60 a 80%.  La operación de prevención implica mutilar a la paciente, con toda la carga estética y emocional que eso trae”.

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Aunque la decisión de Angelina causó mucho revuelo, dentro del ámbito médico no aportó nada novedoso. “Hace ya varios años es sabido y están en estudio múltiples genes –BRCA 1 y 2 son los más conocidos– que cuando se ven alterados, provocan una elevada predisposición de enfermar. Sin embargo, la declaración pública de Angelina Jolie fue importante porque puso en evidencia ante la sociedad que ella, un ícono femenino idealizado, también es vulnerable, tiene una alteración genética demostrada y podría tener una enfermedad ‘tabú’ como es el cáncer de mama”, explica Eduardo González, Jefe del Departamento de Mastología del Instituto de Oncología Angel H. Roffo. “Luego de que se conociera la decisión de la actriz, se multiplicaron las consultas y el pánico tomó protagonismo entre las mujeres. Es importante aclarar que sólo entre un 5 y un 7% de las pacientes portadoras de un cáncer de mama tienen una base genética en su origen, por lo tanto, la mayoría de la población no es comparable al caso Angelina Jolie”.

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Existen formas no invasivas de prevenir el cáncer: palparse los senos para detectar posibles quistes, hacerse chequeos, tomar medicamentos preventivos, realizarse estudios –como la mamografía o el papanicolau– de manera periódica. El cuerpo no es sólo un envase contenedor: cada parte nuestra, desde una célula hasta el corazón, nos constituye y nos hace ser quienes somos. La cirugía nació como un tratamiento para algunas enfermedades graves y luego se transformó, también, en un vehículo para «mejorar» la estética y moldear los cuerpos según el estereotipo de turno. ¿Estamos preparados como sociedad para enfrentarnos a las cirugías preventivas? ¿Cuánto hay de real y eficaz prevención y cuánto de negocio de la industria médica?

En una época en la que está tan de moda lo descartable, pareciera ser más fácil cortar y tirar que cuidar de manera consciente nuestra exposición a miles de enfermedades. Una buena alimentación, la actividad física y el descanso dismuyen en altísimo porcentaje la posibilidad de contraer no sólo cáncer, sino también otras enfermedades coronarias y cardiovasculares. La información y el acceso a una atención médica integral para detectar a tiempo cualquier anomalía, son el mejor tratamiento preventivo. Quizá una buena manera de cuidarnos sea dejar de ver a nuestro cuerpo como un potencial enemigo.

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