Buitres: ¿Quién chamuya a quién?

Por: #BorderPeriodismo

Se terminó el tiempo del chamuyo: el lunes 7 de julio, la Argentina se sentará en el Tribunal de Griesa frente a los fondos Buitre y comenzará a negociar el pago de la deuda con estos holdouts, por un total de 1.500 millones de dólares. Y lo de chamuyo va para los representantes del fondo de «inversiones» NML, que chicaneó con que nuestro país no mostraba voluntad real de negociación. Por supuesto, una falsedad propia de quienes se manejan con impunidad. Al menos esta vez, el chamuyo no fue exclusivo nuestro.

La Argentina mostró voluntad de negociación cuando lanzó la reestructuración de deuda en 2005, aceptada por el 76% de los acreedores. En 2010 se sumó otro 16%, para llegar a ese impactante 92 por ciento. Desde entonces ha pagado religiosamente cada uno de los vencimientos, con la particularidad de que lo hizo sin financiamiento externo, es decir a costas del sacrificio de cada uno de los argentinos. Esto no es una figura: cada peso que pagamos de IVA, de monotributo o de Ganancias ayudó a saldar parte de esa deuda que fue generada en la década del 70, principalmente por la criminal estatización de la deuda privada por parte del ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz y por la multiplicación de esa deuda «gracias» a la convertibilidad de Domingo Cavallo en los 90. Ese sostenimiento del tipo de cambio se financió con toma de deuda y venta de los activos del Estado.

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Y como si esas negociaciones no fuesen suficiente para reforzar la voluntad de pago y negociación, nuestro país saldó el total de la deuda con el Fondo Monetario Internacional en 2011, llegó a acuerdos con el CIADI y cerró todo conflicto pendiente con el Club de París, que sentó a nuestros funcionarios con los ministros de economía de las principales potencias europeas  y del Japón.

El chamuyo, tan nuestro, es esta vez patrimonio de los Buitres. Al mismo tiempo que Jay Newman, director de inversiones del Elliot Management (NML) decía en un comunicado que «ha elegido poner al país al borde del default» y que «las promesas de negociación no son más que otra promesa incumplida», el ministro de Economía argentino, Axel Kicillof, terminaba de definir el grupo de negociadores que viajarán a Nueva York el próximo lunes para conversar con Daniel Polack, el mediador designado por Griesa. Recordemos que NML no le prestó dinero a la Argentina, sino que compró en 2008 (después del primer canje) títulos en default para hacer exactamente esto que está haciendo ahora. Cobrar el 100%, poner al 92% de los acreedores en cesación de pagos y, además, participar del fabuloso negocio de los seguros contra default. Lo que se dice, una verdadera estafa.

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El juez republicano Griesa, que convalidó esa estafa gracias a que parte de los títulos defaulteados están bajo jurisdicción estadounidense, había dicho en la audiencia del viernes que “si se quiere negociar, hay que plantear un camino para mantener el status quo de manera que no haya default el 30 de junio, no obstante, la situación se mantendría –estoy usando la frase una y otra vez, discúlpenme— en status quo”. Y así lo hará la Argentina, no sin antes remarcar las condiciones leoninas y dejar en claro su voluntad de «cumplir con el 100% de lo acreedores», tal como lo expresó CFK y Kicillof en reiteradas ocasiones. Pero esa nuevo plazo de 30 días, tras el pago depositado en el Bank of New York para los holdins (rechazado y devuelto al Banco Central por Griesa) es el aire que buscaba el Gobierno argentino para sí negociar en cierta condición de igualdad.

LA PATA POLITICA

Mientras los técnicos discuten por porcentajes, jurisidicciones, cuotas y bonos, en paralelo corre el camino de la política, que hasta ahora el juez Thomas Griesa ha logrado sortear y derribar de un plumazo. Además del apoyo del G77 y de Gran Bretaña a la postura Argentina, ayer se conoció la convocatoria extraordinaria de la OEA (Organización de Estados Americanos) a una reunión en Washington para tratar el caso argentino. Estarán allí los cancilleres de los estados miembro, a pesar de la falta de apoyo que brindó la representante estadounidense, quien pidió respetar el fallo de la Justicia.

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A pesar de esa abstención, el resto de los miembros fue contundente al expresar el apoyo a la posición argentina. El secretario general de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, señaló: «Quiero expresar mi solidaridad para con la Argentina, tal como se lo había anticipado en varias oportunidades al canciller (Timerman)».

Cristina Kirchner, por estos días más pendiente de la suerte de su vice Amado Boudou que de los pormenores de la negociación, se volvió a mostrar en público al inaugurar un carril de la General Paz junto al gobernador bonaerense Daniel Scioli y al jefe de Gabinete porteño Horacio Rodríguez Larreta, en representación de Mauricio Macri, quien atraviesa un duro momento por la muerte de su hermana Sandra. No hizo alusión al caso Ciccone ni a los holdouts. «No es un acto demasiado largo porque está el Mundial y no hay que complicar el tránsito», señalo escueta.

Desde la Casa Rosada, contaron a #Borderperiodismo que la voz cantante en la OEA la llevará el ministro Kicillof, secundado por el canciller Héctor Timerman, y que la Presidenta no tenía pautada ninguna cadena nacional hasta después de la reunión de cancilleres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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