Macri presiona para bajar a Massa y polarizar con el kirchnerismo

Por: María Julia Oliván @mjolivan

¿Cuál es el impacto del caso Nisman en la coyuntura política? Cristina se victimizó. La Casa Rosada banalizó la denuncia por presunto encubrimiento y el caso del periodista que dijo irse a Israel por miedo. Macri intenta polarizar con la Presidenta y sacar a Massa de la escena. Alarma a la Confederación Liberal la división en la oposición, que quiere al porteño como el máximo candidato.    

Por Hernán Alvarez (@HernanEscribe)

El escándalo por la muerte del fiscal Alberto Nisman -que denunció a la presidenta de la Nación por encubrimiento del mayor atentado terrorista que sufrió el país- aún no generó el surgimiento de un fuerte liderazgo opositor que pueda terminar con el Gobierno de cara a las elecciones.

A siete meses de las Primarias de Agosto, la oposición se muestra preocupada en su estrategia para hacer creer que, definitivamente, llegó la hora del verdadero “fin de ciclo” del kirchnerismo, tras tres mandatos consecutivos. En este escenario, Mauricio Macri presiona a toda costa para que se baje Sergio Massa y lo deje sólo en la carrera por la presidencia de la Nación, en una estrategia que también desestima las chances de los precandidatos de la UCR, Julio Cobos y Ernesto Sanz, así como la de Hermes Binner, del Frente Amplio. La presión de Macri para borrar de la campaña al líder Frente Renovador ya generó una fuerte preocupación entre los empresarios y medios opositores al Gobierno porque con los dos en carrera no pueden construir la idea de una polarización con el kirchnerismo.

Se sabe, Cristina jugará fuerte en la campaña electoral. Es Macri o es Massa porque para los dos no hay chances si lo que se quiere es competir en el marco de una polarización con Daniel Scioli, Florencio Randazzo o con el candidato que definitivamente postule la Presidenta en el Frente para la Victoria.

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El arco de apoyo empresarial a la oposición está orquestado por la Unión Industrial, la Sociedad Rural, el Grupo Clarín y aliados como el dueño del diario La Nación, Bartolomé Mitre, entorno donde desespera la idea de instalar en el imaginario social que, con las elecciones de 2015, llegará el verdadero “fin de ciclo”.  En este sector de empresarios, está la denominada Confederación Liberal Argentina (CLA), un grupo político que tiene el único objetivo, a corto plazo, de impulsar la candidatura de Macri. Es, en definitiva, el que considera que Massa no tiene chances de competir contra el kirchnerismo. En la organización estratégica de la Confederación están los referentes de Macri como el ex -ministro de Economía, Ricardo López Murphy, el titular de la Sociedad Rural, Luis Miguel Etchevehere, y Mitre, el bisnieto del ex -presidente de La Nación.

La campaña en la Provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, preocupa porque Massa molesta al PRO con sus intendentes aliados y no hace más que restar bastiones que Macri quiere aprovecharlos para reforzar su poderío territorial, con la clara intención de disminuir el liderazgo peronista en esa jurisdicción. Uno de los intendentes en esta batalla es el de San Isidro, Gustavo Posse. ¿Va con Massa o con Macri?

En el resto del interior del país, Macri ya le ganó a Massa varias fuerzas aliadas: la Intendenta de Resistencia, la radical Aída Ayala, competirá por la UCR como candidata a gobernadora del Chaco y le prometió su apoyo en la campaña. En Corrientes, dirigentes del tradicional Partido Liberal recibieron a Mitre y López Murphy en un encuentro realizado en la ciudad de Goya, en la costa del Paraná, donde el dueño del diario La Nación bajó línea para Macri, en una estrategia donde urge la idea de sumar a todas las fuerzas provinciales antikirchneristas. Pretenden lograr el respaldo del gobernador radical Ricardo Colombi, quien ya dijo que apoyará a un postulante de la UCR pero que tampoco le disgusta la idea de ir con Macri.

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La Confederación Liberal Argentina considera que el arco antikirchnerista dividido en dos o más listas lo único que hace dispersar y perjudicar a Macri. Aquí hay una razón puntual: con una canasta de encuestas en manos, no pueden todavía determinar que Macri ganará en las Primarias por una amplia diferencia y que el porcentaje que Massa pueda obtener le sumará en las elecciones generales de octubre para quedarse con la presidencia de la Nación.

Ahora bien. ¿A quién beneficiaría si se baja Massa? En la Confederación Liberal están seguros que todos los votos que deje Massa a mitad de camino irán para el PRO porque esos votantes ya pertenecen a una reafirmada posición anti-K. Pero más allá de esa cuestión cuantitativa, el Gobierno también está preparado para afirmar que si se baja un rival como Massa, que ganó las legislativas en 2013 en la provincia de Buenos Aires, es porque no se anima a competir por la presidencia contra el kirchnerismo. Así, el aparato kirchnerista tendrá un punto a su favor para sostener que la oposición se debilita porque sus candidatos renuncian. Toda noticia de renuncia termina, generalmente, en una construcción negativa para el sector donde ocurre la dimisión.

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Los tiempos urgen. El 9 de agosto serán las Primarias y el 8 de junio deberán inscribirse las alianzas, mientras el 20 de ese mes, 50 días antes de la votación, deben presentarse los precandidatos.

Con la muerte de Nisman la Presidenta de la Nación salió a mostrarse como “víctima” de un plan opositor que pretende perjudicar al Gobierno. Era lo esperado que hiciera en su estrategia discursiva de polarizar entre víctimas y victimarios. Y colocó a toda la oposición en el rol de victimarios. La oposición esperaba que este escándalo perjudique al Gobierno y lo logró. Pero le falta todavía la otra parte de esa estrategia: que la muerte de Nisman haga trepar las chances de un fuerte liderazgo opositor y anticipe, con claridad, un verdadero “fin de ciclo”. Es Macri o es Massa.

La muerte de Nisman no generó la conmoción esperada en los opositores porque el Gobierno salió a banalizar el caso de sangre, como ya lo había hecho con la denuncia por encubrimiento contra Cristina y como lo sigue haciendo con el periodista Damián Pachter, que dijo que se fue del país porque corría riesgo su vida. Entre tanto, no sucedieron otros hechos que acompañen la construcción de una conmoción que ayude a la oposición: el dólar se mantuvo en los niveles que pretende el Gobierno y el caos no ganó las calles.

Macri hizo lo mismo que Cristina el martes, al día siguiente de la cadena nacional de la Presidenta. Culpó al Gobierno de todo el escándalo por la muerte de Nisman y demostró su intento de polarizar sólo con el kirchnerismo. Massa tendrá que ver cómo hace para enfrentar esta polarización si es que pretende seguir en carrera.

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