La imagen lo dijo todo. El pasado miércoles 22/04, cerca de las 14, el juez federal Claudio Bonadio se cruzó en las escalinatas de los tribunales de Retiro con el juez Gustavo Hornos. Se saludaron cordialmente frente a los transeúntes y quienes los conocen recalaron en el significado de esa imagen. Hornos es uno de los jueces de la Cámara de Casación que debe decidir si aparta a Bonadio de la causa Hotesur, en la que investiga a la familia presidencial.
Por Marita Tudor
Ese mismo día, trascendió por la tarde que dos de los tres jueces de la Cámara de Casación tienen decidido confirmarlo como juez del expediente. La decisión del máximo tribunal penal del país es inminente. Hornos y Luis María Cabral, se quitaron la presión de encima y el miércoles uno de ellos hizo circular en los medios cómo van a votar: ambos ratificarían al juez en la causa, contra la voluntad de la familia presidencial, que quiere apartarlo de la investigación por “falta de parcialidad”. Sólo resta saber cómo votará la presidenta del tribunal: Ana María Figueroa. En la Casación, dicen que su voto es cantado. Es una aliada del Gobierno, sostienen.
Sea cual sea la decisión de Figueroa, sus colegas ya habrían inclinado la balanza a favor del juez. La tensión mediática fue un factor clave, aseguran fuentes judiciales. Los miembros de la Casación levantaron las sospechas cuando habilitaron tratar el tema a pedido de la sobrina de la Presidenta, Romina Mercado. Son escasos, muy escasos, los casos en los que este tribunal acepta tratar pedidos para apartar a un juez de una causa.
Las consecuencias de lo que decida la Casación es central para la causa: si Bonadio es finalmente confirmado, aunque sea por sólo dos votos, podrá seguir al frente de la causa y comenzar a tomar las medidas suspendidas por la recusación de a familia presidencial.
El juez tiene una larga lista de críticas como las que se presentó el abogado de Mercado. Siempre está en la mira de las defensas por sus formas poco ortodoxas para llevar adelante un expediente. Bonadio no permite que ningún abogado acceda a las causas antes de que sus clientes sean indagados. Es una de las quejas en la que se basó el pedido de apartamiento de los Kirchner.
Para el Gobierno, es el fracaso de otra negociación trunca con un sector de la Justicia. Tenían con qué negociar. Luis Cabral es juez subrogante en la Casación y el oficialismo tiene el poder de acelerar o pisar el concurso para nombrar a un nuevo juez que ocupe su lugar. Figueroa es una jueza con excelente llegada al Gobierno y aspira a llegar a la Corte Suprema. Hornos hace equilibrio pero también tiene ambiciones. Quiere ser Procurador General de la Nación.
Durante semanas, se abrieron canales de diálogo para tantear a los jueces, confirmaron fuentes de la propia Casación. Pero fracasaron.
Bonadio tiene dos opciones: regresas re-loaded o bajar el nivel de enfrentamiento con el Gobierno, como vienen practicando algunos de sus pares. El juez de Hotesur no es de los que se mueve con la mayoría. El Gobierno tampoco se rendirá ante la Casación y busca un plan B contra el magistrado. Bonadio adelantó en el verano a dos de sus allegados en los tribunales que avanzará contra Máximo Kirchner pero que todavía no tenía las pruebas necesarias para citar a indagatoria al hijo de la Presidenta, que es una de las autoridades de Hotesur.
