Presupuesto: Kicillof despejó rumores pero bajó línea para el sucesor

Por: #BorderPeriodismo

El Ministro de Economía dijo que con el Presupuesto 2016 «no hay intención de condicionar al Gobierno que viene». Pero dijo que nada justifica un posible «ajuste» o una «devaluación» para el año próximo.

Por Nicolás Andollini

Se trató de un mensaje político claro: este Gobierno no prevé un ajuste ni tiene en cuenta una posible devaluación y si el próximo Presidente piensa lo contrario, tendrá que hacer cambios en el Presupuesto y bancarse las críticas. Eso fue lo que Kicillof dijo entre líneas al presentar el proyecto en la Cámara de Diputados.
La presentación del proyecto de Ley de Presupuesto para el año próximo fue un trámite formal, pero no estuvo desprovisto de contenido político. Al entregar los dos pilones de papeles con el cálculo económico para 2016 en la Comisión de Presupuesto y Hacienda de Diputados, a Kicillof le llovieron aplausos de los legisladores kirchneristas.
En su exposición, lo primero que hizo el ministro fue asegurar que «no hay intención de condicionar al Gobierno que viene». De esa manera, intentó desestimar las especulaciones políticas que el Presupuesto es impulsado por la administración de Cristina Kirchner, en tránsito de salida.
«Hay una visión de que le estamos imponiendo determinada política económica (al próximo Gobierno). Quiero aclarar que es obligación legal presentar el presupuesto, pedir que no lo hagamos es intentar obligarnos a incumplir la ley», explicó Kicillof. Tras ello,  subrayó que luego del cambio de gobierno «podrá haber las modificaciones que se crean convenientes».
A las declaraciones del ministro se sumó otro elemento para desestimar el posible condicionamiento a la gestión entrante: la presencia del llamado «Impuesto al Cheque». Las especulaciones indicaban que el Gobierno podría prescindir de enviar al Congreso el proyecto para prorrogar ese gravamen, herramienta económica fundamental para el Ejecutivo.
Sin embargo, en el resumen del Presupuesto que se distribuyó durante la reunión de la Comisión, está contemplada la recaudación por ese impuesto: se estima en unos 120.182 millones de pesos. Es decir que, al contrario de las versiones, el Gobierno pedirá la prórroga al igual que todos los años.
Pero Kicillof dejó en claro la postura que adoptará el kirchnerismo respecto del próximo Gobierno, al que condicionó sin decirlo directamente. Y es que en momentos en que el entorno económico de Daniel Scioli, como el de Mauricio Macri y Sergio Massa estiman que será necesaria una devaluación y un ajuste en la política tarifaria, el ministro de Economía bajó una línea contraria.
«Tampoco el año que viene pueden justificar un ajuste como necesario», disparó Kicillof al tiempo que afirmó que «las mismas políticas van a dar el mismo resultado». En clave política, el mensaje es que el camino correcto es el que marca este Gobierno y una desviación de ese rumbo enfrentará las críticas del kirchnerismo puro.
En el mismo sentido, el ministro pidió que «no le mientan a la gente» y dijo que «el ajuste ese no es necesario», sino que «es el programa político permanente de la derecha».
Se trata de un mensaje que tiene más que ver con lo político que con lo económico. El kirchnerismo puro mantendrá una fuerte presencia en el Congreso durante el año próximo, de acuerdo a la proyección que arrojaron las elecciones primarias de agosto, con lo cual estará en condiciones de pararse en contra de un cambio de rumbo por parte del próximo Presidente.
Fuentes del bloque oficialista del Senado estimaron que en caso de que Scioli gane las elecciones presidenciales, la bancada del Frente para la Victoria mantendrá la unidad. Nada de divisiones entre justicialistas y cristinistas, según contó este senador que seguirá en el cargo luego del 10 de diciembre.
Las palabras de Kicillof, sin embargo, parecen abrir otro panorama.
El Presupuesto 2016 (que empezará a tratarse el próximo martes en la Cámara de Diputados) prevé una inflación de 14,5 por ciento, un dólar a «10,60 promedio y 11,20 en diciembre», un superávit comercial de 4 mil millones de dólares, un crecimiento de los ingresos corrientes de
21%, de los ingresos tributarios de 25,2% y gastos corrientes en 16,7%.
¿Podrá el próximo jefe de Estado cumplir con esas previsiones?
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