Instrucciones para relajarte

Por: Leila Sucari @LeilaSucari

Se acerca fin de año y tu agenda se revoluciona. El estrés de todo lo que tenés pendiente antes de que llegue diciembre te come la cabeza. ¿Cómo bajar un cambio? Te contamos técnicas de relajación y métodos anti-estrés para que llegues al verano sin enloquecer.

Te querés acordar y se te vienen encima las fiestas. El bazar chino de tu barrio se llena de árboles de navidad y lucecitas de colores, los supermercados ya tienen ofertas de pan dulce y vos no entendés cómo el año pasó tan rápido. Cuestión que empezaste a agendar reuniones con todo el mundo, visitas al dentista, cenas con amigos que no ves hace mucho y trámites pendientes, esos que venís pateando desde marzo y que prometiste que ibas a resolver antes de diciembre. Entonces tus niveles de estrés y ansiedad empiezan a crecer: te duele la cabeza, estás contracturado y necesitás vacaciones ya mismo. ¿Cómo sobrevivir a la vertiginosa época del año donde todo va rápido y los compromisos se multiplican?

Lo primero que tenés que hacer es relajarte y bajar el nivel de exigencia: se termina el año, no se acerca el fin del mundo. Mucho de lo que te propusiste hacer ahora podés postergarlo para enero, un mes ideal para los trámites y los viajes al centro de la ciudad, ya que mucha gente están de vacaciones y las eternas filas se hacen más cortas. Si querés evitar el estrés es importante que tomes conciencia. “La palabra  estrés deriva del griego stringere, que significa apretar”, dice Adriana Canga, psicoterapeuta directora de AGC Consultora. “Si bien es una respuesta natural y necesaria para la supervivencia, muchas veces funciona como un mecanismo de defensa que puede derivar en ciertas rutinas o modos de vida que desencadenan problemas de salud. Hay que tener presente que no importa el qué nos pasa, sino el cómo lo atravesamos. Para enfrentar la tensión es importante trabajar sobre la actitud mental a partir de la cual interpretamos la vida”. En resumen: todo depende de tu punto de vista. Que se acerque un nuevo año puede ser una oportunidad de hacer cosas nuevas y plantearte desafíos, o puede ser una excusa perfecta para ahogarte en un vaso de agua. Te damos algunos consejos que van a servirte para bajar un cambio y sobrevivir al último tramo del año sin volverte loco.

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Meditá. No necesitás seguir a ningún gurú espiritual, practicar yoga ni vestir de blanco. Cualquiera puede meditar, sólo tenés que tener ganas y dedicarle un rato cada día. Se trata de aprender a vivir el momento presente sin especular sobre el futuro ni enroscarse con el pasado. Podés meditar cantando mantras, reposando con los ojos cerrados, visualizando algo que te guste o practicando una secuencia de respiraciones. “La meditación no es dejar la mente en blanco, sino aprender a ver  y a vivir con las cosas tal como son. Es prestar atención de manera intencional al momento presente, sin juzgar”, dice  Jon Kabat-Zinn,referente del Mindfulness, un tipo de meditación que es furor en el mundo. Encontrá un espacio de tranquilidad en tu casa, apagá el celular y tomate unos minutos para observar y sentir tu cuerpo, dejando la cabeza al margen. El objetivo es concentrarte en el aquí y ahora. Está comprobado que meditar relaja y sirve para combatir el estrés, un estudio publicado en ‘Pubmed’ asegura que la práctica diaria de las técnicas de meditación reduce la ansiedad hasta en un 44% y la depresión hasta en un 34%. 

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Hacé deporte. Poner el cuerpo en acción es una excelente manera de descargar tensiones. Aprovechá los días lindos de la primavera y hacete un rato para caminar, correr o practicar el deporte que más te guste. Con veinte minutos diarios alcanza para mejorar la calidad de vida y salir del ritmo desquiciante de la temporada de prefiestas. El ejercicio físico libera ayuda a liberar endorfinas y aumenta los niveles de serotonina, hormonas encargadas de generar sensación de bienestar y relax.

Escribí listas. Si las tareas pendientes te agobian y no sabés por dónde empezar, lo mejor es hacerte listas. Escribí en un anotador las cosas que tenés que hacer y ordenalas según prioridades y probabilidades reales de llevarlas a cabo. Una vez que tengas tu lista, fijate cuáles son más urgentes y qué otras podés dejar para el año que viene. Armate un cronograma posible de cumplir -que no tenga miles de objetivos a resolver en dos días- y, a medida que vayas resolviendo, tachá los items de la lista. Visualizar lo que tenemos que hacer es una buena forma de organizarse.

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Decí que no. Hay una tendencia colectiva a sobrecargarse de planes en diciembre y aceptar todo tipo de invitaciones a cenas, fiestas y mateadas.Antes de comprometerte y poner “asistir” al evento que te mandaron por Facebook, tomate un minuto para pensar si realmente tenés ganas de ir o si no te vendría mejor aprovechar ese tiempo libre para descansar en tu casa o salir a caminar con tu perro. Reconocer las necesidades, deseos y límites es fundamental para no agobiarse. Es importante que tomes conciencia de tus límites y sepas decir que no sin culpa. Animate, una vez que lo hagas vas a sentirte más libre y vas a disfrutar mucho más lo que sí elijas hacer.

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