Anonymous vs Estado Islámico: La guerra se muda a la Web

Por: Fernanda Sández @siwisi

Luego de los ataques en París, la red de hackers Anonymous le declaró la guerra al grupo terrorista. Bloqueó cuentas y páginas, reveló identidades y esto, dicen, recién comienza.

A una semana del ataque terrorista a París, el colectivo hacker Anonymous (una red de cyber activistas con representantes en varios países del mundo) le declaró formalmente la guerra al Estado Islámico. Al igual que en enero, luego del ataque a la redacción del semanario Charlie Hebdo, nuevamente los –valga a redundancia- anónimos miembros de esta organización sin jerarquía ni autoridades volvieron a manifestarse públicamente en contra del accionar yihadista. Sólo que en esta oportunidad hablaron de la “mayor operación jamás lanzada”.

Bajo el nombre de Operación París y bajo el hashtag #OpParis, Anonymous lanzó el miércoles pasado su contra ofensiva. ¿Qué se propone? Simple: usando los recursos de una red de activa, movilizada y con terminales en cada casi nación de la Tierra, lo que intentarán (y ya lo están haciendo, de hecho) es bloquear las páginas de reclutamiento, cerrar las cuentas de Twitter que promuevan las acciones del Estado Islámico y además hacer públicos los datos de individuos y colectivos que promuevan y/o apoyen el accionar de este grupo terrorista.

El mensaje con el que se inició esta acción es un video en el que, como siempre tratándose de Anonymous, un individuo cubierto con una careta de Guy Fawkes anuncia, con voz neutra, las acciones a seguir.  Así sucedió cuando este mismo colectivo le declaró la guerra la Cientología o cuando lanzó su campaña contra los pedófilos en la Red. El mensaje de cierre es siempre el mismo: “El conocimiento es libre. Somos Anonymous. Somos Legión. No olvidamos. No perdonamos. Espérennos”.

Lo curioso es que Anonymous – alguna vez definido como “una supraconciencia nacida en la Red”– es también visto en muchos países como una organización terrorista. En el pasado, tanto en Chile como en España, por ejemplo,  ya han sido detenidas varias personas acusadas de diversos ciberdelitos y catalogadas como miembros de Anonymous.

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Pero tratándose, justamente, de una red sin jerarquías, referentes ni organización formal,  probar esto último puede volverse francamente imposible. Hasta la imagen que suele representar a ese colectivo es clara en ese sentido: se ve a un hombre de traje, sin cabeza y con un signo de interrogación encima. Anonymous es potencialmente cada uno de los usuarios de la red, que es lo mismo que decir nadie y todos al mismo tiempo.

¿Cuál es la idea entonces de este colectivo sin rostro pero con enorme poder de acción (como ya lo demostró al enfrentarse a las organizaciones que quisieron terminar con Wikileaks) para complicarle la vida al ex Isis? Simple: saturar páginas, cerrar cuentas y lo que más teme una red terrorista, que es dar a conocer la identidad y localización de sus miembros. Frente  a esto, el Estado Islámico los trató de “idiotas” y no se tomó muy en serio la amenaza. Pero tal vez, debería.

Las razones: Anonymous no sólo ha cerrado ya 20.000 cuentas de Twitter vinculadas a ISIS, sino que advierte que irá por más, consciente de que las redes sociales son el medio a través del cual esta clase de grupos encuentran apoyo, financiamiento y lo más importante de todo: nuevos “mártires” para la causa.

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Justamente por eso, el colectivo de hackers lanzo el viernes una nueva advertencia e invitó a todos los cibernautas a unirse a esta acción. “Hola, ciudadanos del mundo”, se escucha en  el mensaje. “Somos Anonymous. Es hora de darse cuenta de que las redes sociales son una plataforma sólida para la comunicación de Isis. Pero también han probado ser un arma de avanzada. Debemos trabajar juntos para eliminar las cuentas pertenecientes a los terroristas”, dijo.

Para ello, dio a conocer tres herramientas que (entre otras cosas) le permitirán aún a un lego total en materia informática poder obstaculizar el accionar de estos grupos en la Web. “Ustedes son el virus y nosotros somos la cura”, dijo esta vez el vocero de Anonymous  al Estado Islámico, en un perfecto inglés británico.

Sin embargo, también hay muchos que miran estas acciones con recelo. ¿La razón? Anonymous tiene un poder enorme, eso es real, y lo ha demostrado con anterioridad. Decenas de miles de personas (por no decir millones alrededor del mundo) trabajando para una misma causa son sin dudas un rival de temer. Pero según algunos esta acción masiva puede tener un costado negativo. Por caso, el cierre de decenas de miles de cuentas deja a las fuerzas de inteligencia sin la posibilidad de geo referenciar esa información, localizar de dónde vienen los mensajes y, eventualmente, atrapar a quienes los difunden. Para ellos, el remedio Anonymous, lejos de “curar” el virus del Yihadismo podría terminar haciéndolo aún más fuerte.

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Incluso desde otros grupos de cyber activismo se plantean disidencias. También el equipo de GhostSec (Seguridad fantasma, un grupo que se encarga de recibir denuncias acerca de los espacios en la Red que puedan estar promoviendo  el terrorismo islámico) considera que tanta exposición de las acciones puede llegar a ser un boomerang.

Ghost Sec, que de hecho es una especie de desprendimiento de Anonymous, se propone –según declara en su página- “eliminar la presencia on line de grupos de extremismo islámico tales como Estado Islámico, Al Qaeda, Boko Haram, etc, en un esfuerzo por dinamitar su reclutamiento y limitar su habilidad para organizar los esfuerzos terroristas internacionales”. ¿Cómo? Luego de una denuncia que puede ser anónima acerca de un blog, página, cuenta personal, etc, la gente de Ghost Sec analiza la información y eventualmente informa a las autoridades de inteligencia. Al momento, llevan realizados más de 28.399 reportes.

Pese a eso, Anonymous y Ghost Sec están juntos en esta nueva operación y bajo la etiqueta #Isis estimulan a los cibernautas a actuar, a denunciar, a poner ojos, dedos y oídos a trabajar contra las organizaciones violentas que, como Estado Islámico, usan y abusan de la red de redes para sumar adeptos y difundir su tétrica ideología. ¿Quién de todos ganará, finalmente? El resultado aún está por verse, pero muchos confían en que, trasladada a la red, la guerra será muy distinta. Y las posibilidades de que la inteligencia le gane a la fuerza bruta, mucho mayores.

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