¿Por qué el Gobierno dice que la inflación está bajando si los precios siguen subiendo?

Por: Virginia Porcella

Así como alguna vez aprendimos de riesgo país y años después todos entendimos de holdouts y fondos buitres, en las últimas semanas los argentinos nos enteramos que además de la inflación, existe lo que técnicamente se llama “inflación subyacente” o “núcleo” y que, a diferencia de la ya conocíamos y sufrimos todos los meses, ésta es mucho mejor porque… ¡baja!

Parece un contrasentido: mientras que los precios no paran de subir (se espera, por ejemplo, un nuevo aumento de hasta 10% de la nafta) y abril quedará en la historia como el mes de mayor inflación de los últimos trece años, desde el Gobierno aseguran que ya existen señales de desaceleración en el ritmo de aumento de precios.

Por las dudas, el Banco Central aclara que esas señales no son todo lo contundentes que se desearían por lo que se niega a bajar las tasas de interés, que siguen en 38% anual paralizando la economía y motorizando una pelea con el ministerio de Hacienda. Pero eso es harina de otro costal.

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El punto es: ¿por qué el Gobierno dice que la inflación está bajando si los precios siguen subiendo? Porque, siempre de acuerdo a mediciones privadas, el aumento de precios de aquellos precios que no son regulados (las tarifas, por ejemplo) ni tampoco estacionales (el tomate), es decir, la llamada “inflación núcleo”, se está desacelerando. Repetimos: desacelerando.

Esto quiere decir que los precios siguen subiendo, aunque menos que antes. Entonces, la inflación baja aunque en las góndolas el precio de los productos siga su carrera alcista. Sólo que es más lenta.

De todas maneras, lo cierto es que la evolución de la inflación núcleo o subyacente es útil sólo a los efectos de anticipar la tendencia, por lo que es útil a los pronosticadores y por supuesto a quienes tienen desarrollar las políticas económicas y monetarios.

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Para el resto de los mortales, sin embargo, la que vale es la inflación que pagan todos los meses de su bolsillo. Ahí es donde las noticias dejan de ser tan buenas, particularmente para abril, cuando se calcula una inflación de al menos 6%.

Para los próximos meses, ya sin tarifazos, existe el consenso de que el incremento en los precios tenderá a estabilizarse. Sin embargo, las previsiones siguen siendo de inflación alta.

El propio Banco Central estimó en un informe reciente en 2,7% la inflación de mayo y admitió que, lejos de la meta de 25% anual, la tasa actual de inflación es de 33,4% anual. Recién para junio la entidad monetaria prevé una reducción a 2% y en agosto a 1,7%.

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