Especialistas aseguran que el ministro Aranguren no muestra “sensibilidad social” y que es “poco carismático”. El Presidente, sin embargo, lo sigue sosteniendo y él niega que piense en renunciar. Un sondeo muestra que el 63% acepta los tarifazos, pero hasta un punto que se pueda pagar. Dilema psi de un CEO que patina en la función pública y está hot en las redes.
La suba de las tarifas, algo anticipado por Cambiemos durante la campaña electoral, ya era de por sí una medida antipática y difícil de implementar. Y en ese contexto, la figura de Juan José Aranguren, ministro de Energía, quedó en el centro de todas las críticas por su falta de pericia para llevarla adelante pero sobretodo por sus limitaciones a la hora de comunicar. Diversos analistas coinciden en que al ex CEO de Shell le falta “empatía” y “sensibilidad social” para anunciar cambios tan delicados para el bolsillo. Sin embargo, por ahora sigue firme en su cargo.
En una entrevista al canal TN, Aranguren aseguró la noche del martes que no se siente “debilitado”. Sin embargo, los encuestadores dan por descontado que su imagen está en franco descenso, aunque todavía ninguno tiene números actualizados después del recrudecimiento de la polémica en estas últimas semanas.
“Se nota que no sintoniza con la sensibilidad pública”, analizó el consultor Carlos Fara, de Fara y asociados. Esa característica se suma, según él, a que “no tiene carisma, comunica difícil y deja muchos huecos que dan lugar a malentendidos”. De todas formas, Fara le reconoce como atributos positivos que se muestra como alguien “sincero y bien intencionado”.
Con el mismo sentido crítico, para Mariel Fornoni el “estilo comunicacional” de Aranguren “no transmite empatía en absoluto”. “Es tecnócrata y poco carismático”, resumió la directora de Management & Fit.
A pesar de estas dificultades, la continuidad del ministro en el cargo no parece estar hoy en duda. Mantiene diferencias internas con otros miembros del gabinete, con Rogelio Frigerio como principal exponente, ya que es el que lleva adelante las negociaciones políticas con los gobernadores. También Alfonso Prat Gay expresó en público que se habían cometido errores. Pero de todas formas, todavía conserva el apoyo de Macri y también de Elisa Carrió, dos dirigentes con los que Aranguren tenía un muy buen vínculo antes de asumir el cargo. Diversas fuentes le asignan haber tenido un rol importante para juntarlos y así empezar a dar forma a Cambiemos. En un principio, Carrió había criticado la forma en la que se implementó el tarifazo, pero luego de que “se lo explicaron” cambió de opinión.
El sostén al ministro también se entiende por lo que muestran las encuestas. Sin dudas, el tarifazo escaló como uno de los temas que más le preocupa a la gente, sin embargo todavía no generó un impacto negativo en la imagen del Gobierno y de Macri. Una encuesta de la consultora Polldata, realizada la semana pasada en la provincia de Buenos Aires, es un ejemplo de que existe una mayoría que acepta como necesarios los aumentos tarifarios. Un 63% respondió que las tarifas “hay que aumentarlas a un nivel que se puedan pagar”. Por el contrario, apenas un 25% es el que opina que “no hay que aumentar las tarifas”. Un 10%, en tanto, cree que “hay que aumentar lo que corresponda y hacer un esfuerzo para pagarlas”.
El estudio también muestra que a mayor nivel educativo, mayor aceptación de la necesidad de aumentarlas. Mientras que entre los entrevistados con nivel educativo primario un 53% acepta un aumento aunque hasta un límite, los que tienen título universitario aumentan al 70%.
Por otra parte, el Interbarometro que realiza todos los meses la Fundación Cigob, analizando las menciones que se hacen en las redes sociales respecto a la política, muestra también el crecimiento de Aranguren como un actor relevante.
En las mediciones de junio, el titular de la cartera de Energía figura por primera vez encabezando el ranking de los ministros más nombrados en redes, con el 17% de las menciones. Para bien o para mal. Desde que empezó la gestión de Cambiemos, todos los meses ese puesto lo mantenía Prat Gay. Aranugren se perfila a líder del segundo semetre, tal vez no por las mejores razones.
En este punto, las menciones a Aranguren no fueron sólo por los aumentos de tarifas sino también a la polémica que se generó por mantener como parte de su patrimonio $ 16 millones en acciones de Shell, una primicia de #BORDER, que llevó a la Oficina Anticorrupción a analizar un posible caso de conflicto de intereses. La paradoja es que, como empresario, Aranguren fue considerado por pares y por la opinión pública como un caso ejemplar que resistió los excesos del kirchnerismo, que lo persiguió judicialmente. Lo insólito es que tan poco parecen haberle durado esos laureles al cruzar a la política.
Un dilema digno para un psicólogo: ¿hasta qué punto es consciente el ministro de su cambio del lado del mostrador? ¿Es el costo a pagar? La resistencia del ministro a desprenderse de esas acciones, a las que accedió al abandonar su rol de CEO en la filial argentina de la petrolera, denota al menos que Aranguren no terminaría de comprender los mecanismos, responsabilidades y las burocracias de la función que ejerce con un cargo público.
El estudio de Interbarometro, además, muestra que el aumento de tarifas recién ocupó el quinto puesto entre los temas de coyuntura más conversados en las redes sociales, detrás del Caso López, Báez/Hotesur, la ley de pago a jubilados y los Panamá Papers.
La exposición de Aranguren viene en franco ascenso. Y las críticas, incluso de fuego amigo, le llueven, al punto de que ya algunos lo apodaron “Arangustia” y hasta Jorge Lanata lo tildó directamente como «Amarguren» en su regreso al periodismo televisivo.
El ministro resiste y niega estar pensando en renunciar. En las redes ya hay quienes motorizan un #ChauAranguren, pero él sigue firme. Y sin despeinarse.
