Misterio Sanz: de ministro en la sombras a quedar afuera de la mesa chica

Por: Border Redacción Remota

En las últimas semanas, se ampliaron las diferencias entre el líder radical y la conducción del Gobierno. Sobre todo con Marcos Peña y Jaime Durán Barba. La pelea de fondo es entre el estilo de gestión que busca imponer el PRO y la visión del radicalismo de que hace falta darle mayor preponderancia a la política.

 

El rol del radical Ernesto Sanz en el Gobierno hoy se transformó en un misterio. En las últimas semanas, dejó de participar de las reuniones de mesa chica de Mauricio Macri a las que era convocado y, aunque mantiene un canal abierto con el Presidente, manda señales cada vez más marcadas de disconformidad.
La gestión versus la política. Ese es el punto donde cada vez aparecen mayores tensiones entre sectores del radicalismo y la cima del poder macrista. La lectura es que las decisiones generales del Gobierno están en el buen camino, pero que es en la sintonía fina donde creen que debe haber una mayor injerencia de lo que llaman “la política” en desmedro de “la gestión”.

La relación entre Macri y Sanz, según cuentan, sigue intacta.
La relación entre Macri y Sanz, según cuentan, sigue intacta.

En el entorno del mendocino aseguran que fue el propio Sanz el que decidió dejar de ir a las reuniones de mesa chica. Según explican, el radical consideraba que muchas veces se llegaban con las decisiones ya cocinadas, y que incluso hubo temas en los que él se opuso desde un arranque (nombramientos de jueces de la Corte por decreto o suba de tarifas sin audiencias, por caso) y terminó teniendo razón.
De todas formas, aseguran que sigue conversando asiduamente con Macri, con quien mantiene la misma confianza del inicio del mandato. Con otros actores del gabinete es con los que aparecieron rispideces, sobre todo luego de que algunos lo hicieron responsable de la falta de coordinación con la Corte Suprema previo al fallo por tema tarifas. Sanz, en cambio, cuenta que él tuvo que intervenir en las negociaciones para que el fallo no fuera más perjudicial.

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Durán Barba, foco de las críticas.
Durán Barba, foco de las críticas.

El ex senador ya hizo pública esas diferencias en una entrevista en FM Milenium, donde apuntó directamente contra el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba. “Muchas veces, por seguir la ciencia de él, el Gobierno se ha equivocado”, expresó. «El otro día me hizo gracia. Leí una nota que publicó en Perfil que hablaba de la diferencia entre la ciencia y la magia. Él era la ciencia y supuestamente los políticos éramos la magia. Somos los que salimos a la calle y olfateamos y decimos, mmm, las cosas no están bien, pero claro, como no tenemos encuestas, lo nuestro es magia, somos casi curanderos… Y lo de él es ciencia… Bueno, muchas veces por seguir la ciencia de él, el Gobierno se ha equivocado», resumió Sanz.
Pero el problema del radical no es sólo con Durán Barba, sino también con Marcos Peña, el hombre fuerte del Gobierno. Y allí el problema no está sólo en la gestión, sino también en el rol del radicalismo en la toma de decisiones gubernamentales y en la estrategia electoral de Cambiemos de cara a 2017. Eso es lo que está trabando además la puesta en marcha de la mesa nacional de Cambiemos.

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Con Marcos Peña también hay recelos.
Con Marcos Peña también hay recelos.

Luego de un par de reuniones entre la conducción de los tres partidos del frente (PRO, UCR y Coalición Cívica), parecía que se iba a poner en funciones esa mesa. Sin embargo, estas diferencias, que no se reduce sólo a Sanz y Peña/Durán Barba, frenaron esa integración. En el radicalismo, por ejemplo, quieren tener en claro cómo va a ser la toma de decisiones en el armado de las listas legislativas.

En Provincia, ya se lanzó la mesa de Cambiemos. A nivel nacional, no.
En Provincia, ya se lanzó la mesa de Cambiemos. A nivel nacional, no.

En esas listas, incluso, ahora se comenzó a mencionar el nombre de Sanz. En un principio iba a ser ministro de Justicia, pero sorpresivamente se bajó del cargo para quedarse en el llano. A partir de ahí comenzó a ser una especie de ministro en las sombras, formando parte de la mesa chica de coordinación que encabeza Macri todas las semanas. Y con el tiempo empezó a sonar como candidato a varios puestos: algunos lo querían de jefe de Gabinete, en lugar de Peña; otros como canciller, ante la eventual salida de Susana Malcorra si va a la ONU. Ahora, hay quienes especulan con que podría encabezar la lista de diputados en Mendoza y ocupar la presidencia de la Cámara (implicaría el pase de Emilio Monzó al Ejecutivo). Son todos rumores y nada en serio. Por ahora, el rol y el destino de Sanz sigue siendo un misterio. Mientras, sigue buscando ganar cada vez más poder.

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