Es lo que transmitió hacia adentro el jefe de Gabinete, para intentar bajar los decibeles internos. El encuentro, con el presidente incluído, será en Chapadmalal, Mar del Plata, desde el jueves a la tarde hasta el sábado a la mañana. Cada ministro deberá defender su gestión. Irá Emilio Monzó, que sorprendió con duras críticas en las últimas semanas.

Serán dos noches pero un día de intenso trabajo. El gabinete de Mauricio Macri participará al final de esta semana en un retiro espiritual en Chapadmalal, Mar del Plata, que formalmente servirá como balance del año y análisis de lo que se viene. Pero Marcos Peña, el jefe de Gabinete, ya transmitió su objetivo: “Vamos a calibrar la gestión de cara a los próximos tres años”.

Desde la Jefatura de Gabinete intentan desmentir que la organización del retiro tenga que ver con las peleas internas y los supuestos malestares que tiene Macri con algunos de sus ministros por su rendimiento. Sin embargo, en el oficialismo dan por descontado que servirá para que la veintena de ministros, y una decena de funcionarios más, se vean la cara y cada uno haga una defensa de su gestión.

El concepto de “calibrar” que deslizó Peña esconde, de todas formas, el problema. Significa que hay algo que está descalibrado. Y ahí es donde toman fuerza las versiones de cierto malestar de Macri con algunos ministros. Uno de los principales focos está puesto en la obra pública, que en la primera mitad de año se justificaba su parate en la revisión de las licitaciones que había hecho el kirchnerismo. Pero la lentitud se prolongó al segundo semestre y gran parte de los planes demoraron en ponerse en marcha. Las miradas apuntan al secretario de Obras Públicas, Daniel Chaín, dependiente del ministro del Interior, Rogelio Frigerio. En el Gobierno, de todas formas, aseguran que la rueda de la obra pública ya está en marcha y que las dificultades para arrancar fueron superadas.

Los ministros de Producción, Francisco “pancho” Cabrera; Salud, Jorge Lemus; y Ambiente, Sergio Bergman, son los otros que quedaron en el radar del descontento. El primero por el vínculo con el empresariado, que no termina de comprar el modelo Cambiemos. Los otros dos, según se difundió, por la lentitud en la ejecución del presupuesto. En Salud, por ejemplo, ya estaría casi afuera el viceministro, Néstor Pérez Baliño, como parte de las internas que se generaron.

Pero en el entorno de Peña también aseguran que la idea de calibrar la gestión para los próximos tres años es una señal de que no habrá cambios abruptos en el gabinete. No suele ser el estilo de Macri, que como jefe de Gobierno porteño hizo muy pocos cambios en su equipo en ocho años. En los pasillos se habla de que muchos ministros pueden terminar ocupando lugares en las listas legislativas del año próximo, y que eso pueda obligar a cambios. Pero otros dicen que no hay nada definido aún, y que esas cuestiones no dependerán del rendimiento en la gestión sino de las necesidades electorales. Por ejemplo, los radicales José Cano (a cargo del Plan Belgrano) en Tucumán, o Julio Martínez (Defensa) en La Rioja, miden muy bien en las encuestas de sus provincias.

Los funcionarios llegarán este jueves por la tarde a Chapadmalal. Compartirán un asado y se prepararán para un viernes agitado. Es que durante esa jornada, cada ministro tendrá unos 20 minutos para contar su “masterplan” y cómo viene su aplicación. Es algo que hacen, generalmente, cada quince días con Macri. Después hará un paneo general Peña y cerrará el Presidente. ¿Habrá tirón de orejas o se limitará a dar un discurso motivador?

Los retiros espirituales ya son una marca registrada del PRO en la política argentina. Macri los hacía asiduamente cuando era jefe de Gobierno. El año pasado, antes de asumir, también organizó uno con el futuro gabinete, y en agosto el PRO tuvo su propio retiro en San Juan. Allí no estuvo Macri, pero si casi todo el gabinete junto a Gabriela Michetti, María Eugenia Vidal y el infaltable Jaime Durán Barba. Precisamente, la presencia del consultor ecuatoriano en Chapadmalal es todavía un misterio, aunque muchos dan por descontado que no sólo será de la partida sino que tendría también su momento para exponer y dar su visión de la realidad. No es un tema menor, ya que en las últimas semanas quedó envuelto en críticas de propios dirigentes de Cambiemos como Emilio Monzó, quien aseguró que no se puede definir cuestiones políticas con una lógica comunicacional. Monzó, como presidente de la Cámara de Diputados, también será parte del retiro. Durán Barba no fue con el único con el que se cruzó en los últimos días: después de plantear que era necesario “oxigenar” el gabinete, fue el propio Marcos Peña el que salió a responderle y negar que sean necesario los cambios.

El de Chapadmalal podrá ser un retiro espiritual donde reine la paz y las internas queden enterradas bajo la arena, pero está claro que llega en el momento de mayor tensión puertas adentro del gabinete. Es de esperar, en ese marco, que Peña baje línea para reducir las internas y transmitir su mensaje “superoptimista” de lo que se viene.