Leo García y Litto Nebbia, imperdibles: siempre bailan dos

Por: Pablo Strozza

El dúo firmó Música del corazón, una gema pop ciudadana que les hace justicia y pasó lamentablemente desapercibida. Radios que apuestan a lo clásico por sobre lo bueno nuevo. Los guiños a Cerati, Calamaro, Gardel y Tanguito.

 

De un lado Leo García. Un cantante como hay pocos en la Argentina. Un tipo que comprende de forma perfecta la canción rock y pop, desde sus días al frente de Avant Press en los años 90 hasta su hoy, con escalas intermedias en las que tuvo a Gustavo Cerati como su guía y padrino. Por el otro, alguien que no necesita presentación: Litto Nebbia. Un indispensable desde aquellos tiempos en los que comandaba esa balsa de madera que partió hacia la locura al frente de Los Gatos hasta esta actualidad que lo encuentra haciendo lo que más le gusta a través de una innumerable cantidad de discos editados, suyos y ajenos, de todos los géneros musicales imaginables, desde su sello Melopea. Presente y presente de la canción argentina que se unen para publicar un disco llamado Música del corazón, en una unión que no debería sorprender a nadie: Leo siempre se declaró fan de Nebbia y de toda la música de los pioneros rockeros y Litto, siempre atento a las nuevas generaciones, no duda y acompaña y promueve a Los Reyes del Falsete, el combo de Adrogué que dejó de ser una promesa para transformarse en un contemporaneidad notable.

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Lito y Leo, rock and pop.
Litto y Leo, rock and pop.

Música…está producido por Nebbia con un sonido limpio que remite tanto a los años 80 como a El palacio de las flores, subestimadísimo registro de Andrés Calamaro que también lo tuvo detrás de la consola en el estudio de grabación. Esa no es la única coincidencia entre uno y otro registro: en ambos aparece “Cuando una voz sea de todos”, original del rosarino que también, como en el caso de El palacio…, puso su voz para acompañar. Y al mismo tiempo es la canción que define el espíritu del disco, que potencia las dotes naturales de Leo como intérprete y las cimienta con un poderoso anclaje en la música argentina y ciudadana, sin dejar de lado el costado pop que lo caracteriza. Para demostrarlo, ahí están las dos versiones, una con banda y la otra con bandoneón, de “Paseo de julio” de Eduardo Fresedo, un tango que fue popularizado por Carlos Gardel (la primera estrella de la música pop argentina); y “Yo no pretendo” de Moris, tema que el más porteño de los rockeros argentinos incluyó en el legendario Treinta minutos de vida con el título de “Esto va para atrás” y que supo ser interpretada por Tanguito, influencia clave y siempre reconocida por García. También “Amor pop”, otra canción de Nebbia cuyo título le calza como guante a Leo; “Hoy soy hoy”, frase que hace acordar enseguida al “Siempre es hoy” de Cerati y “Otra gente”, hermosa declaración de principios firmada por Litto que remite en su letra a joyas como “Yo no permito” y “Nadie es tan importante como uno cree”.

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En un panorama radial en el que, salvo honrosas excepciones, los musicalizadores y los conductores optan por pasar la música segura de antaño en lugar de la novedad (y no sólo en cuanto a artistas under, sino con consagrados como Los Fabulosos Cadillacs, cuya ópera rock La salvación de Solo y Juan es ignorada en un éter en el que temazos de más de veinte años de antigüedad como “Manuel Santillán el león” suenan sin parar) es lógico que Música del corazón tenga una difusión casi nula, y es una pena que un trabajo tan bueno y realizado con tanta pasión y tanto amor no sea conocido. A los curiosos sólo les queda buscarlo y disfrutarlo. Los demás se lo pierden.

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