Mundo tóxico: cuando los productos de la vida cotidiana son un peligro

Con la discusión respecto del impacto de la alimentación industrializada en nuestro cuerpo (y el ambiente) ya instalada, otro debate postergado aflora: ¿qué sucede con los demás productos y bienes de uso cotidiano no comestibles? ¿Sabemos lo que contienen o cuán seguros son? ¿Estamos criando a la generación más contaminada en la historia del planeta? Estos y otros interrogantes surgen en libros y documentales recientes, y también en experiencias como “The Toxic Baby”. Entérate más acerca de este fenómeno.
Mundo tóxico: cuando los productos de la vida cotidiana son un peligro
Créditos: Mundo tóxico: cuando los productos de la vida cotidiana son un peligro
Por: Laura Marajofsky @lu_watermelon

La noticia de que un cargamento de jabón líquido para lavar marca Ariel “trucho” había sido confiscado la semana pasada puede haber pasado desapercibido en los medios. Sin embargo, el hecho refleja el riesgo diario al que nos exponemos -a veces legal, otras ilegalmente como en este caso- al consumir determinados productos. Y es que para los que todavía no se dieron cuenta, el cóctel químico en el que estamos inmersos cotidianamente a través de distintas cosas, desde los productos de limpieza, pasando por maquillajes e incluso anticonceptivos, se está volviendo un tema cada vez más complejo e inmanejable.

El allanamiento de una fábrica de jabón líquido trucho, en San Martín.
El allanamiento de una fábrica de jabón líquido trucho, en San Martín.

La mayoría de los especialistas señala que no se trata tanto de que la acción de ciertos químicos por sí sola sea dañina, sino que son los efectos colaterales de las combinaciones entre estas sustancias y la reacción de nuestro organismo, que a su vez puede cambiar según la susceptibilidad genética, nutrición, factores de estrés y edad, lo que ha disparado exponencialmente la complejidad.

Bajo los efectos

cosméticos tóxicosSi todavía seguís perdido respecto de lo que estamos hablando, pensá que desde que te levantás hasta que te acostás estás en contacto con cientos de químicos: lo que contiene tu dentífrico con el que te lavás los dientes, el shampoo que usás, el maquillaje que te ponés o los recipientes de plástico en los que vienen líquidos o comida. Son más de 75.000 sustancias químicas, que aunque se supone están reguladas, esto es, incluidas en dosis no nocivas y testeadas, interactúan con nosotros regularmente generando toda clase de reacciones. Pero como explicábamos más arriba, la creciente multiplicación de factores (nuevas sustancias que aparecen, nuevas combinaciones de las mismas) y un marco regulatorio que no da a basto, dan como resultado un panorama tan incierto como inquietante.

Como planteaba hace unos años el periodista y ganador del Pulitzer, Ian Urbina, especialista en temas ambientales, la mayoría de las personas se mueve con la asunción de que los químicos presentes en sus detergentes o cremas han sido rigurosamente testados y son seguros. Y sin embargo, esa asunción es errónea.

Los marcos regulatorios son en algunos casos insuficientes, y en otros, ante la aparición de fenómenos modernos han quedado obsoletos. Por ejemplo, hace unos años en los Estados Unidos a diferencia de los pesticidas o los químicos de uso industrial, los de “uso común” no debían ser testados antes de entrar al mercado. Parece una locura, pero funcionaba de esta manera. Algo así como un “se presume inocente hasta que se demuestre lo contrario”, o hasta que se manifieste un problema o haya intoxicación. Sólo en estas situaciones y bajo presión de los sectores de protección ambiental y al consumidor, se logra algún cambio en la legislación o que la temática se vuelva de conocimiento público. Eso fue lo que sucedió en 2008, luego de un escándalo por intoxicación con botellas plásticas para bebés que contenían BPA (Bisfenol A) que llegó a los titulares.

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juguetes tóxicos
Los juguetes, un riesgo habitual.

En 2011 la UE prohibió la venta de biberones con este químico, seguida de Canadá, EEUU y otros países. En la Argentina recién en 2012 se adoptó la medida de prohibir la fabricación, importación y comercialización de mamaderas que contengan Bisfenol. Hoy en día la mayoría de los productos plásticos como tuppers están libres de este químico, sin embargo una nota de hace dos años de la revista científica Mother Jones advertía que muchos de los químicos con los que estos habían sido reemplazados también contenían contraindicaciones.

Para precisar qué efecto tiene el BPA, el mismo modifica los niveles de estrógeno, el cual juega un rol fundamental en una miríada de variables en nuestro cuerpo: el crecimiento de los huesos, la ovulación y la función cardíaca. A su vez, los niveles elevados de estrógeno están vinculados con la aparición del cáncer de mama. En suma, los llamados “químicos estrogénicos” pueden causar asma, cáncer, infertilidad, bajo conteo de esperma, problemas del corazón y el hígado, y síndrome de deficiencia de atención, entre otras tantas cosas.

En los lugares menos pensados…

La cantidad de ítems que están siendo cuestionados hoy en día por nuevos estudios y artículos que se publican le pondrían los pelos de punta a cualquiera. Tampoco se trata de vivir paranoico, pero sí de ser conscientes que detrás de muchos productos hay sustancias cuyos efectos a largo plazo todavía son desconocidos. Es por ello que es recomendable, al igual que con los alimentos, aprender a leer las etiquetas, informarse, preguntar y sobre todo, tratar paulatinamente de consumir con mayor impronta natural y orgánica.

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También existen iniciativas o ONGs como el reputado EWG (Environmental Working Group) que trabajan para visibilizar e informar sobre todas estas cuestiones, creando rankings de toxicidad de productos, haciendo informes mensuales sobre marcas, etc; o inclusive hay apps que se pueden descargar como Think Dirty, que permite analizar diferentes tipos de productos y conocer su composición para saber qué conviene comprar y qué es “más limpio” en materia ítems para la piel, maquillajes y otros. Aunque localmente escasean iniciativas de este estilo que utilicen la tecnología para auxiliar al consumidor y concientizar a la sociedad civil, muchas marcas y productos de acá pueden encontrarse en sitios extranjeros y son reconocidas por apps de afuera.

tuppersLos productos que menos imaginamos o que más inofensivos nos parecen han sido recientemente asociados con riesgos de toxicidad. ¿Alguno ejemplos? Velas, tuppers, suavizante de telas, toallitas higiénicas para bebés, marcadores y alfombras, según esta lista de Salon.com.

Hasta los tampones y los preservativos han sido señalados como posibles riesgos para la salud y puestos bajo la lupa, debido a la cantidad de pesticida, tinturas y dioxina en el primer caso, y de nitrosamina (un componente químico cancerígeno) en el segundo, que distintos estudios han encontrado en ambos elementos.

¿La generación más contaminada?

“Un veneno te mata, un químico como el BPA reprograma tus células y termina produciendo enfermedades mortales en tus nietos”, explica terminante para ilustrar el impacto real de esta clase de sustancias a largo plazo el profesor de biología Frederick vom Saal.

En este sentido con el creciente interés manifestado en los últimos años respecto del bombardeo químico al que nos exponemos diariamente, aparecen nuevas posturas que intentan reconnotar ciertas acepciones tradicionales vinculadas al ambientalismo. Es así que Tyrone Hayes y Penelope Jagessar Chaffer, quienes participaron del proyecto «Toxic Baby», proponen una suerte de nuevo ambientalismo: uno que sea «tanto hacia afuera, como hacia adentro». De esta forma pareciera ensayarse un enfoque más integral, y que se alinea también con todo lo que está pasando con los alimentos en plena era de Malcomidos.

El proyecto de «Toxic Baby» se inicia cuando Chaffer motivada por saber más sobre los productos químicos a los que estaba expuesta durante su embarazo, comienza a contactarse con especialistas en distintas ramas. Una de las preguntas cruciales que se hace Chaffer es «¿Estamos criando a la generación más contaminada en la historia del planeta?”. Claro que esta problemática no afecta solamente a las madres y a sus hijos, sino a todos nosotros. En esta charla de TED tanto Chaffer como Hayes explican la problemática y nos llevan a preguntarnos cómo podemos aprovechar el creciente interés manifestado con la comida y extrapolarlo a otros ámbitos.

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Libro PlasticLa temática de la toxicidad en la sociedad ha sido tratada con anterioridad en libros como Plastic: A toxic love story de Susan Freinkel y What’s Gotten into Us?: Staying Healthy in a Toxic World de Mckay Jenkins, por nombrar sólo algunos de los títulos editados.Libro Jenkins

Lobby de empresas y marco regulatorio pobre

Las corporaciones son presionadas para eliminar toxinas de los productos de uso diario, pero a menudo lo que sucede es que éstas son reemplazadas por otros químicos no testados que a veces terminan siendo tan peligrosos como los primeros. Es un experimento científico no planeado al que estamos sometiendo a nuestras familias, relataba Michael Green, del CEH (Centro para la Salud Ambiental), en la misma nota de Mother Jones.info plásticos

Algunos van tan lejos como para trazar paralelismos con la industria del tabaco y el lobby político que estas empresas hacían para desestimar estudios y riesgos, que aquí se traslada a los peligros de los plásticos que contienen comida, el packaging, las botellas plásticas, los juguetes y muchos otros ítems.

Los cuestionamientos prevalecen: ¿acaso en 20 ó 30 años nos demos cuenta de que muchas de las cosas que hoy consideramos no dañinas sean las responsables por las enfermedades y contaminación? Y, si vivir dentro de esta sopa química es un efecto ya naturalizado de esta modernidad, ¿cómo nos está haciendo daño y qué podemos hacer para prevenir o minimizar los costos?

Pulseras que fueron prohibidas por su toxicidad.
Pulseras que fueron prohibidas por su toxicidad.

Por su parte, los entes reguladores alrededor del mundo han tenido que repensar el modo en que miden los efectos de las mezclas sintéticas en nuestra salud, y los tests de toxicidad han evolucionado en la medida en la que por ejemplo ya no se realizan con estrategia de fuerza bruta, químico por químico. Así y todo, el camino todavía sigue siendo sinuoso.

 

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