Cambiemos se balancea entre la nueva política y un ex ministro de De la Rúa que duró dos días. Cristina enfrentará a cuatro de sus ex ministros. La seducción de Stolbizer. A horas del cierre de alianzas, los nombres de las candidaturas entran en ebullición.
Se vienen las elecciones legislativas o de medio término, la expresión ideal para definir la votación que hay que cumplimentar entre las elecciones realmente importantes. Aburridas por definición, las condenan nuestra poca cultura parlamentaria -se eligen diputados y senadores- y el hartazgo social con la clase política. Pero este año las elecciones tienen algunos condimentos que le ponen algo de sabor a una votación generalmente sosa.
El primero es la polarización Cambiemos-kirchnerismo que se armó en los últimos meses y que deja en un lugar incómodo a fuerzas como la de Sergio Massa. El segundo condimento extra es que será la primera elección de medio término -después de una década- que no encontrará al kirchnerismo en la Casa Rosada. Finalmente, la pimienta se la pondrán los candidatos, entre los que #BORDER encontró una atractiva combinación de la Biblia con el calefón.
Arrancando con el oficialismo de Cambiemos, podría decirse que sus listas son una mezcla explosiva de la nueva política que pregonan con la vieja que no logran abandonar. Así, mientras en Santa Fe presumen que uno de sus principales candidatos será Albor Cantard, un radical llegado a la política desde la Unesco y los claustros universitarios, en Río Negro pelea por un lugar en las listas el radical Daniel Sartor, ministro exprés de la Alianza y eterno apadrinado del ex gobernador Pablo Verani, ya fallecido.
Amigo del presidente de la UCR, José Corral, Cantard fue miembro del Consejo de Administración del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe hasta 2015, cuando pasó a desempeñarse como secretario de Políticas Universitarias de la Nación, después de una larga trayectoria en la Universidad Nacional del Litoral, donde llegó a ser rector. En Santa Fe lo exponen como ejemplo de la renovación que pregona Cambiemos.
En la otra punta de la larga lista sábana (que da para todo) un sector de la UCR de Río Negro quiere imponer a Sartor, de fugaz paso por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación en 2001. Dos días después de asumir, invitado al programa Detrás de las noticias de Jorge Lanata, Sartor no pudo desmentir las denuncias que el periodista le acercó y fue desplazado días después.
En tren de contrastes, lo mismo pasa con los dos extremos de la pirámide social. Así Cambiemos confirmó que en la provincia de Buenos Aires competirá Héctor “Toti” Flores, dirigente social de La Matanza, la mayor espada de Elisa Carrió (¿la única?) en las villas del conurbano.
En la otra punta, en Entre Ríos quieren que Luis Miguel Etchevehere, presidente de la tradicional Sociedad Rural Argentina (SRA) tenga un lugar de relevancia en las listas. Amigo de la UCR local y cercano al Gobierno, es el candidato del campo y los terratenientes.
En la misma línea, el macrismo sigue con su debilidad por las figuras mediáticas, contra la larga militancia que arrastran varios radicales de las listas. Es el caso del ex árbitro de fútbol Héctor Baldassi, que se postulará por Córdoba e irrumpió en la política en 2013 de la mano de su amigo Mauricio Macri, después de haber dirigido partidos de fútbol por dos décadas.
Como su contracara, en Santa Cruz el candidato será Eduardo Costa y en Tucumán, José Cano. Ambos de militancia radical, enfrentaron por años al kirchnerismo en provincias muy adversas y en la última elección estuvieron a un paso de quedarse con el triunfo como candidatos a gobernadores.
Si eso pasa en las mieles del poder, qué decir del exilio infrecuente que vive el peronismo. En la Capital Federal el partido del General anunció esta semana que juntó 17 partidos para tratar de competir dignamente en el reino de PRO. Eso sí, ya avisaron que habrá por lo menos cuatro listas, porque no pudieron ponerse de acuerdo en una lista de unidad.
En una combinación tan excéntrica como variada, en la primera lista se agrupará el peronismo y el kirchernismo tradicional, donde militan ex funcionarios como Jorge Taiana y Carlos Tomada o los camporistas Mariano Recalde y Juan Cabandié. La segunda lista será la de sus aliados de la centroizquierda, liderados por Itaí Hagman. Y la tercera, la del ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, socio del legislador porteño y cuasi vocero papal, Gustavo Vera. Finalmente hay que sumar al sector «Patria Grande», que integran el ex vicegobernador bonaerense Gabriel Mariotto, el ex vicepresidente Amado Boudou, la referente del partido Humanista, Lía Méndez, y Osvaldo Papaleo y su hija Carolina Papaleo.
En la provincia de Buenos Aires el panorama no mejora. La pelea entre Cristina Kirchner, que exige que nadie la enfrente en la interna -incluso evaluando ir por fuera del sello del PJ- y el abierto desafío de su ex ministro Florencio Randazzo, se completa con un dato increíble: En suelo bonaerense la ex presidenta deberá enfrentar a cuatro ex ministros de su gestión.
El primero será Randazzo, ex ministro del Interior desde que ella asumió, en 2007, hasta 2015. El otro será Sergio Massa, ex jefe de Gabinete (después de titular de la Anses) desde julio de 2008 hasta julio de 2009, y ahora referente de la ancha avenida del medio y líder del Frente Renovador.
El tercero será Juan Manuel Abal Medina, que competiría por el sector de Randazzo, y también se desempeñó como jefe de Gabinete entre finales de 2011 y fines de 2013. Y la última será la candidata tapada de Cambiemos en la provincia, Graciela Ocaña, ex ministra de Salud desde que asumió Cristina en 2007 hasta mediados de 2009, cuando se fue dando un portazo.
En este panorama, el Frente Renovador de Massa, aliado ahora al Gen de Margarita Stolbizer y a Libres del Sur de Victoria Donda en el espacio 1País, no podía ser la excepción. Con un ojo en la Capital Federal, Stolbizer trabaja contra viento y marea para reconciliar los egos de Massa y el economista Martín Lousteau, enfrentado al jefe de gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta, después de integrar el gobierno de Cambiemos como embajador en Estados Unidos. En ese terreno incierto, en las filas de Massa sólo saben que él y Margarita ocuparán los lugares de privilegio. Lo demás es arena movediza.
En todos los casos, una perfecta combinación de la Biblia, el calefón y las listas sábana. Delicias de la política vernácula.
