Tuqui visita el planeta de los irracionales que tenían razón

Por: Tuqui

Nuestro intrépido columnista de humor se sumerge en un mundo de ciencia ficción, demasiado parecido a nuestra realidad. Erudito comparador de parábolas nos lleva -o nos trae- a las tierras cercanas de Orwell y Van Vogt e, inclemente, los enchastra de nuestra política explícita. Una columna no apta para agrietados.

 

Habemos muchos agnósticos que no comulgamos (una obviedad) con el actual oficialismo, por considerarlo un teoliberalismo (1) aristocrático. Tampoco somos partidarios de la otra corriente mayoritaria actual, el cristikirchnerismo: consideramos lo primero, una ideología tóxica y lo segundo, un modus operandi. Detallar las críticas a uno y otro exigiría tipear varios terabytes y digerir un par de kilos de antiácidos.

Hacemos equilibrio en la cuerda floja que se extiende sobre la grieta evitando caer en los excrementos que la llenan, provenientes de ambos lados. Y nos espanta la idea de asociarnos a unos u otros.

Intentemos entonces entretenernos relacionando algunas obras de ciencia ficción, surgidas de la literatura, con este país, también de ciencia ficción, surgido de la política.

tapas

Aunque trillada, la comparación con 1984 (2) es inevitable: el mundo dividido en tres potencias, dos de ellas permanentemente en guerra contra la tercera. Cuando ésta se ha debilitado demasiado, la alianza entre las otras dos se rompe y la más débil se alía con su ex enemiga contra la más poderosa, que ha quedado sola. Esto se repite una y otra vez, y en cada caso se recurre a la refundación histórica, se cambian todos los textos y archivos, se reemplazan o eliminan fotos y se impone en los cerebros lavados de los ciudadanos que la relación de fuerzas siempre ha sido la de ese momento. La gente aplaude u odia según conviene al régimen, mientras la mayoría vive en la miseria, sometida y controlada. Si nos tomamos el trabajo de ver cuántos revisionismos padecemos, cuántas y cuáles veces el oficialismo y y el sector savolver savolver de la oposición, enemigos en apariencia,  han votado en consonancia —para perdonar deudas impositivas millonarias, por ejemplo— encontraremos una de las tantas coincidencias entre la actualidad y el libro de Orwell, hoy más una novela costumbrista que una obra de ficción.

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Macri dosDel mismo autor es Rebelión en la Granja (3), una descarnada y feroz parodia del stalinismo soviético: los animales toman el poder comandados por dos chanchitos, Snowball y Napoleón, pero las leyes que estas autoritarias alcancías vivientes imponen van siendo modificadas para concentrar todo el poder en los cerdos, en detrimento de otros habitantes de la granja. Tal vez el ejemplo más conocido sea el cambio de Todos los animales son iguales por Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros. Por supuesto, es fácil imaginar el final: los cerdos terminan aliándose al poder económico, el hombre, que «es el único ser que consume sin producir. No da leche, no pone huevos, es demasiado débil para tirar del arado y su velocidad ni siquiera le permite atrapar conejos«, para seguir explotando al resto. Leer esto o leer la historia argentina del último siglo produce el mismo efecto.

El Sheriff de Canyon Gulch (4) describe una simpática civilización extraterrestre, integrada por individuos similares a pequeños osos de peluche. Han desarrollado su cultura basándose en estereotipos de los westerns norteamericanos: usan lazos, pistolas y pañuelo al cuello; hay cientos con el mismo nombre, ya sea Tex, Monty o Llanero Solitario. El que maneja el pueblo es el jugador profesional y los «indios enemigos» son los slissii, una temible especie de reptiles. En este escenario un terrestre desprevenido llega al planeta, e incurre en tantas torpezas que termina siendo el tonto del pueblo, por lo que lo nombran sheriff. ¿Cómo evitar el recuerdo de este cuento al ver a un encargado del medio ambiente proponiendo rezar para apagar los incendios y disfrazándose de planta?

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bergman tuqui

En La Penúltima Verdad (5) rusos y norteamericanos están enfrentados en una guerra devastadora sobre la superficie del planeta. La inmensa mayoría de los ciudadanos vive bajo tierra para evitar la radiación, trabajando como esclavos para compensar las pérdidas de la guerra y sostener cada uno a sus «héroes», horrorizándose ante la visión de las cruentas batallas, registradas por valerosos equipos especiales. Finalmente, quienes logran escapar al exterior comprueban que rusos y norteamericanos conviven en la opulencia de un planeta paradisíaco, filmando las batallas en estudios para engañar a la población. Lo recuerdo cada vez que escucho un discurso en el que un millonario llama compañeros a los trabajadores, cuando veo las etruscas declaraciones juradas de algunos políticos y, en general, cuando miro noticieros.

Cristina dosLos ejemplos son incontables y el espacio limitado, de modo que para terminar mencionaremos El Mundo de los No-A (6) y Los Jugadores de No-A (7). En ambos libros se describe una nueva clase de personas, los No Aristotélicos. Son tipos con la habilidad de reaccionar ante cada situación como si fuese completamente nueva, utilizando con prioridad casi exclusiva el cortex cuando necesitan pensar, y el tálamo cuando se requiere acción inmediata y fuerza física. Y parece ser que vivimos tiempos no aristotélicos: pocos sacan conclusiones, muy pocos razonan a la usanza de los griegos. El silogismo pasó a la clandestinidad. Se elige una postura usando un cortex venido a menos y se actúa con un tálamo hipertrofiado de odio y anteojeras. ¿La lógica? Ha salido a almorzar. El planeta de los irracionales que tenían razón sería un buen título para un libro de historia, en un país de otro planeta donde todos parecemos ser dueños de una Verdad Indiscutible.

  1. Efectivamente, dice teoliberalismo. La imagen lo explica mejor que mil palabras:misticismo
  1. 1984. George Orwell, 1949. En español: Ed. Destino, 1950.
  2. Rebelión en la Granja, George Orwell, 1945. En español: Ed. Kraft, 1948.
  3. El Sheriff de Canyon Gulch. Gordon R. Dickson & Poul Anderson, 1957. En español: Incluído en Bestiario de Ciencia Ficción (sel. de Robert Silverberg), Ed. Emecé, 1971.
  4. La penúltima Verdad, Philip K. Dick, 1964. En español: Ed. Martínez Roca, 1976.
  5. El Mundo de los No-A. Alfred E. Van Vogt, 1953. En español: Ed. Acervo, 1975.
  6. Los Jugadores de No-A. Alfred E. Van Vogt, 1956. En español: Ed. Acervo, 1975.
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NOTA: Cualquier interesado en la lectura de estas obras puede contactarme a través de mi cuenta de Twitter.

Tuqui

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