Oyarbide y una red de amigos y autos de lujo de su novio, en la mira por enriquecimiento

Por: Karina Poritzker @karipori1

Un informe confidencial de la UIF pone en jaque a Claudio Blanco, novio del ex juez. Las cédulas azules que lo unen a una flota deluxe de una concesionaria de amigos investigados.

 

“Sentí que la fosa estaba empezando a abrirse«. El jubilado juez federal Norberto Oyarbide, traje y bastón en mano, resumía así los motivos de su salida del despacho que ocupó por más de dos décadas.

Era octubre de 2016 y había vuelto a Comodoro PY 2002 en taxi. Verlo solo en los pasillos era algo impensado en sus tiempos de juez. Durante años no dio un paso sin  sus custodios de Gendarmería, que lo rodeaban incluso hasta la puerta del baño.

Ese día había declarado bajo juramento de verdad no conocer al presidente de Boca, Daniel Angelici y lo benefició así en una investigación por tráfico de influencias que precisamente acaba de quedar archivada.

Pero esa mañana de 2016, Oyarbide tenía razón: la fosa efectivamente empezaba a abrirse y ahora, parece lejos de cerrarse. Y su renuncia podría no haberle servido de mucho.

Un reporte de la UIF lo dejó a un paso de ser intimado a justificar sus bienes y los de aquellos que se consideren sus “prestanombres. Ese informe de inteligencia confidencial derivó en once allanamientos días atrás.

Oyarbide tiene a su nombre una tarjeta de crédito de esas que se promocionan en las grandes cadenas de supermercado. Es una de las pocas pistas directas sobre la vida financiera del jubilado ex juez federal y el fiscal Jorge Di Lello intenta ahora acceder a los resúmenes de gastos. Este es uno de los datos de la causa judicial además de los aportados por la UIF en su informe 08/2018.

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Allí se alude a viajes compartidos al exterior entre 2010 y 2011 en dos ocasiones por el aún juez Oyarbide, su pareja Claudio Blanco y el empresario Ariel Roperti.

Ariel Roperti y el ex juez.
Ariel Roperti y el ex juez.

También a un adicional de tarjeta de crédito de “First Data Cono Sur” a nombre de Blanco, con titularidad de Roperti. Y a los once domicilios en la ciudad de Buenos Aires y conurbano con sociedades inscriptas vinculadas a Blanco y Roperti que ya fueron allanados.

Pero la frutilla del postre la aportó una ex esposa en plena pugna por la división de bienes. Marta Cavallaro complicó a su ex Roperti y a Oyarbide ante los medios de prensa. Convocada como testigo, no fue tan “enfática y colaborativa”, refirió la fiscalía pero aportó una punta que dejó al descubierto una compleja maniobra.

Sus dichos derivaron en pedidos de informes a dos empresas, ”Nordenwagen” y “Bell Motors” para que remitieran toda la información obrante en sus registros sobre la compra de vehículos por parte de Roperti.

Bell Motors envió una factura por un BMW Sedán 4 puertas a nombre de una sociedad, “Los Arbolinos SRL”: la operación fue cancelada con siete cheques, tres de ellos emitidos contra una cuenta de Roperti en el HSBC. La sociedad tiene domicilio fiscal en Ciudadela y social en la ciudad de Buenos Aires.

Una empleada doméstica que trabajó por horas para Roperti figura como gerente de Los Arbolinos y como presidente de otras sociedades, “Transporte Pichu SA”, “El señor de los juguetes SRL” (en quiebra) y “Morena publicitaria SRL”, con mismo domicilio fiscal que otra firma investigada “Mams Consultores”.

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La mujer fue convocada como testigo, es beneficiaria de planes sociales y “es posible sospechar que esas empresas se constituyeron con fines espurios y quien materializó la existencia fue Roperti”, evaluó la fiscalía cuando pidió los allanamientos al juez del caso, Sergio Torres. “El imputado se valió de ella”, acusó el fiscal.

Sobre Blanco, el profesor de básquet y jugador de tenis pareja de Oyarbide, las pruebas apuntan a su presunta “falta de capacidad económica y patrimonial” para adquirir “y(o administrar los bienes registrados bajo su titularidad, no sólo las participaciones societarias sino también los rodados.

En concreto, el fiscal se refirió así a un dato del informe de la Unidad de Información Financiera en relación a una cooperativa que también fue allanada en Lomas de Zamora.

La cooperativa de trabajo “Planher Limitada” habría dado desde 2012 al menos dos cédulas azules a Blanco para manejar vehículos de su propiedad, un Mercedes Benz y un BMW. Además se detectaron cédulas azules expedidas por la cooperativa para usar otros automóviles a favor de otras tres personas que podrían estar “estrechamente” vinculadas a otro imputado en la causa, Cristian Leonardo Reinholzc. De hecho, tienen su mismo apellido. En 2015, en #BORDER te anticipamos. en una investigación exclusiva, los vínculos de Blanco con sus amigos, los hermanos Reinholzc y las concesionarias.

Oyarbide no usa celular y los bienes a su nombre son los que tiene declarados. Es difícil rastrear sus movimientos directos y por eso se apunta ahora a la “ruta de los consumidos”, de él y de su pareja.

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Ambos viven juntos en un vínculo que se considera probado “sin perjuicio de que en muchas de sus declaraciones juradas, el ex funcionario no consignara un cónyuge o un conviviente”, apuntó Di Lello en su escrito. Un dato que también anticipó #BORDER, cuando descubrimos que su señoría era ya oficialmente millonario.

Claudio Blanco junto a su pareja Oyarbide.
Claudio Blanco junto a su pareja Oyarbide.

Blanco, según consignó en su acusación el fiscal Di Lello, aparece como socio en Causares SRL, Consorcio Creba SA y Krakenlab SRL, en un entramado vinculado a Roperti por direcciones comunes, entre otras evidencias.

Actualmente la causa está en secreto de sumario y hay una batería de pruebas en marcha: pedidos de informes de viajes al exterior, búsqueda de cuentas bancarias que no hayan sido declaradas, seguimiento de gastos, reclamos de información sobre bienes muebles e  inmuebles y todo dato patrimonial que “permita armar un esquema de ingresos y gastos”.

“Hay una hipótesis directa” de que bienes a nombre de los demás investigados “fueron obtenidos con fondos que de momento podrían ser atribuidos a Norberto Oyarbide, actuando Blanco y Roperti como prestanombres, advirtió la fiscalía.

Oyarbide dejó la función pública pero, no por eso, se detuvo la investigación penal en su contra. Un dato que por estos días se tiene bien presente en varios despachos de los tribunales federales de Retiro a la hora de especular con renuncias de otros jueces cuestionados por su  patrimonio.

 

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