#BORDER en Memphis: así es Graceland, la mansión de Elvis Presley

Por: Alejandra Casal @alitacasal

Visitamos el lugar donde vivió -y murió- uno de los máximos íconos de la historia de la música. Un recorrido lleno de excentricidades y curiosidades, hoy convertido en un santuario por los  fans de “El Rey del Rock and Roll”. La curiosa clave de wifi.

 

Al momento de sumar Memphis, Estados Unidos, al itinerario de un viaje, lo primero que se viene a la cabeza es “la ciudad cuna del rock and roll y del blues” o que ahí fue donde asesinaron a Martin Luther King Jr. Pero, sobre todas las cosas, que es el lugar en el mundo en donde tomó forma –y levantó vuelo- el ícono del rock: Elvis Presley. Y que su morada definitiva, en donde vivió muchos años junto a su familia, y donde hoy se encuentra su tumba, está allí, abierta para melómanos, turistas y toda persona que desee adentrarse en la vida de uno de los personajes más famosos del siglo XX. Si uno quiere conocer a Elvis, tiene que ir a Graceland. Una porción importante de la historia del rock se mantiene viva allí.

Graceland Presley front

Memphis, la ciudad del rock y el blues

Para llegar a Graceland, el hogar de Elvis, primero hay que hacer check in en la ciudad de Memphis, al sur de Estados Unidos. Si bien no se destaca por tener paisajes lindos típicos de una postal, lo que carece de belleza tradicional, lo compensa en carácter y en lugares atractivos para recorrer. Tal es así que el saldo final es más que positivo. Una de las principales características que saltan a la vista en pleno centro es que tiene mucho terreno vacío o baldíos, pero sobre todo, que hay muy poca gente en las calles; se puede andar cuadras y cuadras hasta cruzarse con alguien. Por momentos parece una ciudad fantasma, con un tranvía que pasa cada tanto y apenas pocos autos dando vueltas. Hay muchas iglesias, capillas, de todo tipo, tamaño y color. Sus habitantes son muy amables, saludan a cada persona que pasa y conversan entre ellos sin parar, aún en el transporte público. Esa soledad, el gris y el frío –en épocas invernales es intenso en el estado de Tennessee, uno de los más pobres del país- le dan marco al ritmo lento de esta ciudad tan interesante. En Memphis parece que el tiempo se hubiera detenido.

Memphis Beale Street hoy

Memphis Beale Street

Y, sin embargo, hubo una época en que las luces, el espectáculo y muchos nombres famosos de la historia de la música le dieron mucha vida a Memphis: desde B. B. King y Jerry Lee Lewis (cuyos bares aún se mantienen activos en la zona más transitada por los turistas, Beale Street), pasando por Johnny Cash y Aretha Franklin (nacida en la ciudad, al igual que Justin Timberlake), y hasta Al Green, quien actualmente es pastor, y aún da misa gospel los domingos en su propia capilla. Pero si hay un artista que la ciudad acogió como si fuera nativo y lo transformó en su hijo pródigo, ese fue –y es- Elvis Presley. “Elvis vive” es la contraseña de wifi de varios bares.

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El Rey” y su relación con Memphis

No creó el Rock and Roll pero le dio forma, entidad, le puso cara, cadera, voz y estilo, y con su carisma y talento descollante moldeó una época y se consagró a nivel mundial como uno de los artistas más influyentes en la historia de la música.

Presley plaza Memphis
La plaza Elvis Presley, central en Memphis

Elvis Aaron Presley fue “descubierto” gracias a Marion Kesker y Sam Phillips; ella era la secretaria del Sun Studio, usina creativa y productora de Phillips, quien era el dueño, un pionero del rock and roll. En ese mismo estudio (que hoy está abierto también al público para un pequeño pero genial tour) grabaron también Johnny Cash, Carl Perkins, Roy Orbison, Jerry Lee Lewis, entre otros, y se dice que fue donde se grabó la primera canción del rock de la historia.

Presley Sun StudiosAllí fue donde El Rey daría sus primeros pasos en la industria. Corría 1953 y un joven Elvis insistía cada día con cantar en el estudio hasta que logró que Marion lo grabara, y le mostrara la cinta a su jefe, a quien no le pareció nada especial. Sin embargo, un año más tarde Phillips tenía que grabar unas canciones con un grupo y necesitaba un cantante. Kesker le volvió a mostrar la grabación de Elvis y entonces lo llamaron para grabar junto a otros músicos. Si bien el comienzo de la jornada no fue auspicioso, sobre el final de la noche Elvis se puso a improvisar y a hacer monerías con una guitarra y eso finalmente captó la atención del productor. El resto es historia.

 

Graceland: el paraíso de Elvis

Graceland Presley front 2
Parte del frente de Graceland

Una vez que Elvis ya estaba consagrado, decidió comprar la mansión de Graceland en Memphis para vivir allí junto a su esposa, Priscilla; su hija, Lisa Marie, y sus padres. La primera en instalarse fue su mamá Gladys, quien además tuvo a cargo la primera decoración de la casa (hubo muchas etapas a lo largo de los años). Declarada Patrimonio Histórico de Estados Unidos, ubicada en un predio de 16 hectáreas, se estima que recibe más de 600.000 personas al año y que es una de las casas más visitadas, después de la Casa Blanca y las residencias de personajes históricos famosos, y es un boom turístico para la zona. ¿Por qué es tan llamativa esta visita? Acá te lo contamos.

  • Elvis y su morada definitiva: muchos de sus años más felices junto a su familia transcurrieron en Graceland, esta mansión que hoy recibe a visitantes de todo el mundo que desean conocer el lugar donde vivió (y murió) “The King”. Es un lugar muy especial, por momentos súper excéntrica, kitsch y llena de detalles y lujos que ayudan a entender un poco más sobre la vida y la personalidad de Elvis. Es posible recorrer bastante de la propiedad, incluyendo los jardines, y hasta ver los caballos de sus establos que aún hoy viven allí, además de otros espacios geniales de la casa. Es muy fuerte andar por los espacios por donde él estuvo, repasar sus gustos e hitos de su vida, en donde entonó sus últimas canciones, el lugar en donde murió, y el sitio en donde ahora está su tumba, junto a las de sus padres y su abuela, en su espacio favorito, el Jardín de la Meditación, allí donde pasaba horas y donde ahora llegan fans de todos lados a sacar una foto (por la mañana temprano el acceso al patio es gratuito), dejar alguna ofrenda o simplemente pasar un rato en el lugar de descanso de su ídolo. ¡Si hasta te podés casar en la capilla dentro del predio!
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Presley tumba
La tumba de Elvis
  • Un lugar único: Así como sus trajes se hicieron famosos por sus diseños exclusivos y personalizados, Elvis tenía un gusto ecléctico a la hora de decorar los diversos espacios de su hogar. Además del bellísimo living en donde están sus pianos más conocidos, fotografías familiares, y adornos extravagantes, dos salones se destacan por sobre el resto: el salón de “Televisión y Música” y el conocido “Jungle Room”. En el primero, que se encuentra intacto, se pueden ver distintos sets de televisión y sillones cómodos, así como equipos de sonido que eran considerados de última tecnología en aquel entonces. A “El Rey” le llegaban siempre las novedades de parte de las compañías, incluso probaba aparatos antes de que salieran a la venta públicamente. Era fanático de la TV y de la música, así que funciona como una suerte de museo de los avances tecnológicos que había en ese momento. Tenía siempre lo mejor de lo mejor para entretener a su séquito de amistades que lo acompañaban constantemente, alrededor de 10 personas por vez. En el segundo salón, que tiene un estilo aún más disparatado, Elvis había hecho poner una cascada, y todo el espacio simulaba un ambiente hawaiano, entre otros detalles curiosos. Además de mostrar su lado más divertido con la decoración de este cuarto, ahí fue donde grabó sus últimas canciones en 1976, ya que acondicionó todo como un estudio móvil para tal fin. Con lo cual se convirtió en un salón legendario.
Presley Graceland living
Una pequeña parte del living
Presley Room
Salón para entretener amigos
Presley Jungle Room
Vista de un área del famoso «Jungle Room», ya sin la cascada
Presley salon TV
El salón de música y televisión
  • Su pasión: los autos. Después de recorrer la casa, se puede cruzar la calle (literalmente) o esperar al bus que te cruza, para ver las demás atracciones del paseo por Graceland. Y, sin dudas, también son algo increíble. Elvis era fanático de los automóviles, motos, en fin, todo lo que tuviera un motor y pudiera manejarse. Y justamente eso es lo que puede ver en el salón de exhibición “Presley Motors”: su colección personal de más de 60 autos, motos, carros, jeeps, y hasta tractores que tenía y usaba. Por allí desfilan intactos muchos de los automóviles que aparecieron en sus películas, y hasta el emblemático Cadillac rosa que usó en incontables giras y que finalmente le regaló a su madre, con lo cual obtuvo el nombre de el auto de Gladys. Aún si no son fans de los autos, es realmente impresionante la muestra.

 

  • Los caprichos: los aviones. Ah, sí, también hay aviones privados. Dos jets que pertenecían a Elvis y su familia. En ellos se trasladaba para las giras y también satisfacía todos los deseos. Un día se dio cuenta de que la pequeña Lisa Marie no conocía la nieve. Sin dudarlo, el cantante se subió a uno de sus juguetes alados y enfiló hacia Colorado, solo para que su hija pudiera jugar un rato en la nieve. Luego volvieron hacia Tennessee.
  Hombres (también) de negro
Presley aviones
Jet Lisa Marie

Ambos aviones se pueden recorrer, aunque solamente uno, el Lisa Marie, un Convair 880, en el que el artista se gastó USD 800,000 para remodelar su interior, es el que obtiene todos los “wow”. Una vez adentro, se puede ver cómo estaba totalmente equipado al gusto de Elvis, con un gran comedor para que pudieran estar cómodos los pasajeros, cabinetes con bebidas para todos, una sala de conferencias, otro salón para distenderse, y hasta un cuarto con una cama matrimonial y un baño privado con grifería con detalles en oro. Lujo por doquier.

  • La historia, los recuerdos, el legado: Frente a la mansión, donde continúa el tour, sigue el “Disney” de Elvis: pabellones enormes con exhibiciones de vanguardia sobre distintos aspectos de la vida del rockstar. Además de la colección de “motores”, hay muchos gift shops donde se puede comprar todo tipo de merchandising, desde ropa hasta imanes, discos y muchas curiosidades. También se puede comer en el diner llamado como su madre (hay otras opciones también), o bien adentrarse en “Elvis Presley’s Memphis” y pasar horas con sus discos, sus premios, la impactante colección de trajes, sus guitarras. O bien recordar su paso por el Ejército, escuchar sus hits, visitar un estudio de filmación, y hasta hay un cine en donde se puede ver alguna película suya. También hay una muestra grandísima con el legado de Elvis: una buena cantidad de trajes y de objetos que pertenecieron a los más destacados músicos de la historia, que se reconocen deudores de Elvis, entre ellos, un piano de John Lennon y también objetos de Jimmy Hendrix, Bruce Springsteen y hasta Elton John. Pura inspiración.

Presley Memphis

Presley premios discos
Tan solo un atisbo a una de las paredes con premios y reconocimientos al músico

La visita a Graceland lleva todo un día, si se quiere recorrer en su totalidad este santuario del rock. Inclusive hay un hotel, el Heartbreak, apenas a unos pasos para estar más cerca. Algo parecido a ir a algún parque de Disney, aunque sin las colas eternas. Entre pasar de un salón a otro, es posible formarse una idea más concreta de cómo vivía, sentía y disfrutaba su vida Elvis Presley. Aunque en este caso, el anfitrión no es el ratón más famoso del mundo animado, si no el mismísimo rey del Rock and Roll. Vale la pena.

Presley cartel Graceland
El cartel sobre la calle. A lo lejos, Graceland.

Fotos: Alejandra Casal, para #BORDER.

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