«Esto es un quilombo»: Roscas e intereses que dividen a los gobernadores del PJ

Por: Gonzalo Bañez Villar @gonzabanez

La frase corresponde a un gobernador, tras la reunión con Macri y la del CFI. Aseguran que tendrán que unirse, pero todavía no saben bajo la figura de quién. El quiebre total entre algunos mandatarios. Diferencias por el presupuesto nacional y la encrucijada de Manzur en su propia provincia.

 

Esto es un quilombo, nadie se pone de acuerdo, todos dicen cosas distintas y el que termina gritando más fuerte es el que parece imponerse ante el resto”. Así fue el resumen que hizo ante #BORDER uno de los gobernadores peronistas con más peso al referirse a la postura del PJ durante las dos reuniones que tuvieron ayer, la primera en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) y la segunda con el presidente Mauricio Macri en la Casa Rosada.

Su síntesis no es aislada, sino que, por el contrario, es compartida por todos los mandatarios provinciales que ven cómo la discusión por el Presupuesto 2019 y el acercamiento al año electoral está marcando una diferencia cada vez más grande entre los distintos sectores del peronismo a nivel nacional. Chicanas que ya no quedan puertas adentro, declaraciones y contradicciones públicas, reproches por privado y especulaciones personales, todo eso viven los gobernadores en estos momentos.

Las diferencias no son nuevas ni nacieron con la discusión del presupuesto, pero sí se acentuaron en momentos de crisis económica e incertidumbre política. Los bandos de los más “dialoguistas” y los más “duros con la administración de Macri parecen haberse radicalizado. Puertas adentro, sean del lado que sean los reproches, todos se dirigen en esa línea. Unos dicen que los otros le dan mucha gobernabilidad a Macri, mientras que esos otros les recriminan a los primeros que directamente apuntan a que no haya gobernabilidad.

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En este contexto, ¿cómo se reacomodará el peronismo de cara al año electoral que se viene? Gran parte de los que integran el histórico partido están de acuerdo y saben que necesitan una reconfiguración: un armado nuevo, unido y encolumnado detrás de una figura presidenciable. A ese nombre todavía no lo tienen. Pero tampoco tienen aún el rearmado y la unidad. Temen caer en una fragmentación y así beneficiar, una vez más, al propio Macri. Al tiempo que esperan una mejora en la economía para que las repercusiones no empiecen a ser también provinciales.

El peronismo tiene que apuntar al 50% de la gente que no quiere volver a elegir a Macri pero tampoco quiere que vuelvan los Kirchner”, explica para este artículo uno de los operadores más activos del PJ. Los números de las encuestas y la percepción que tienen indican que en este último tiempo de crisis económica hubo una caída de la imagen presidencial pero no hubo un movimiento en el de Cristina Kirchner. Por eso la coincidencia, casi ninguno quiere volver a jugar con ella y en estos momentos ven la oportunidad de reposicionarse con un frente más sólido.

Dos figuras emergen como los posibles candidatos. El tigrense Sergio Massa y el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey. El primero retomó su agenda pública después de replegarse durante meses de los medios. Mientras que el segundo ha jugado desde el primer momento la carta de gobernador cercano a la Casa Rosada y se apoya en el buen diálogo que allí tiene. Si bien otros mandatarios provinciales todavía aspiran a permanecer en carrera, aceptan que hasta el momento estos dos son los nombres más atractivos para el espacio. Más atrás queda el único nombre que se lanzó oficialmente: el senador Miguel Ángel Pichetto, con llegada a todos pero al que le adjudican poca proyección electoral.

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Pero aquí las diferencias vuelven a estar presentes y no todos están en la misma sintonía. “Somos por lo menos 12 gobernadores que queremos ir todos juntos. Los que no se quieran sumar van a terminar jugando de nuevo con el kirchnerismo”, le dijo a #BORDER con mucho énfasis uno de los mandatarios que integra la lista de los más dialoguistas con Mauricio Macri.

Se refería directamente a Gildo Insfrán (Formosa), Alberto Rodríguez Saá (San Luis), Alicia Kirchner (Santa Cruz) y a Carlos Verna (La Pampa). Ellos son los gobernadores que desde un primer momento mantuvieron la postura más dura con el Gobierno nacional. Y, justamente, no es casualidad que los últimos tres hayan pegado el faltazo a la reunión de ayer en la Casa Rosada, después de haber participado del encuentro por la mañana en el CFI con los demás mandatarios y el ministro del Interior Rogelio Frigerio.

Como ya contó #BORDER ayer por la tarde, Verna es el más díscolo entre sus colegas con Macri. La relación nunca pudo mejorar a pesar de varias intervenciones para que ello fuese posible. En tanto Alicia Kirchner mantendrá su postura pero sabe que necesita de la Nación: Santa Cruz tiene un rojo total y de no ser por la inyección de pesos del Estado nacional las arcas provinciales no darían a vasto con el gasto, como ya sucedió dos años atrás. Por eso ayer Kirchner no fue a la Rosada pero sí mandó a su vicegobernador. Ni Verna ni Rodríguez Saá enviaron a un representante.

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Otro caso singular en este rearmado del PJ puede encontrarse con el gobernador tucumano Juan Manzur. A pesar de haber sido ministro de Salud del kirchnerismo durante 6 años –de 2009 hasta 2015- asegura sin rodeos que ya no volverá a ese espacio. El de Cristina es un ciclo político que está concluido, disparó el norteño hace unos días en una entrevista con Clarín.

Pero según pudo reconstruir #BORDER, detrás de la postura de Manzur se esconde un interés específicamente local. La relación con su antecesor, José Alperovich, no es buena. Manzur considera que su imagen creció desde que asumió su cargo y se despegó del exgobernador. Por eso ahora apunta a continuar el camino solo, lejos de Alperovich y, por lo tanto, lejos de la estructura kirchnerista que quedó consolidada en la provincia tras las gestión de Néstor y Cristina, siempre cercanos.

El Gobierno ayer consiguió la foto política con los gobernadores que estaba buscando. No estuvieron todos, pero significa un espaldarazo que necesitaba para afrontar ahora la discusión en el Congreso. Con ciertas reformas, la mayor parte del peronismo apoyará el presupuesto. Las diferencias seguirán. Y hasta podrían acrecentarse.

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