Enfermería en alerta: Historias y postales del conflicto porteño

Por: Nicolás de la Barrera

Según la OMS es una profesión vital para el sistema de salud, pero el Gobierno de Larreta pretende considerarlos administrativos. Quejas e historias del brazo más cercano de los pacientes. Son 3.500 profesionales afectados por la nueva normativa.

 

Reparten las medicaciones, higienizan a los pacientes, cambian el suero, hacen las curaciones, calientan las mamaderas y controlan los signos vitales. Siguen las indicaciones de los médicos y, también, a veces, están a cargo del mate o el café. Con las personas internadas, a mano siempre tienen una herramienta fundamental, algunas preguntas clave, cortitas y directas: “¿Cómo se siente?”, “¿cómo anduvo?” o, con un poco más de confianza, “¿cómo estás?”.

La lista de tareas que realizan las enfermeras y enfermeros no entraría en una nota, porque incluso varía según la especialidad (no es lo mismo el servicio en terapia intensiva que en neonatología, por ejemplo) para lo cual deben capacitarse constantemente. Pero lo cierto es que, según el actual director de la Organización Mundial de la Salud, la enfermería es “la columna vertebral” del sistema de salud.

A pesar de este reconocimiento, en la Ciudad de Buenos Aires, las/los licenciadas/os en enfermería coinciden en el rechazo a la ley aprobada por la Legislatura que no los incluye como profesionales (a contramano de la formación académica con la que cuentan).

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“Empecé a estudiar grande, a los 39 años, toda mi vida quise ser enfermera y sigo estudiando, siempre sigue aprendiendo uno. Imaginate cómo me puede caer esta ley”, dice Patricia Leonard (58), licenciada y enfermera en el hospital de rehabilitación respiratoria María Ferrer.

Leonard, con 15 años de experiencia, lleva una bandera mientras camina por la Plaza de Mayo. El miércoles 21, miles de enfermeras y enfermeros se movilizaron para reclamar por su jerarquización laboral. ¿Quiénes son los que están más tiempo con el enfermo? Viene el médico, receta, te medica, te dice tiene que hacer esto, esto y esto, y se va. ¿Cuántas horas viene? Minutos. Después estamos nosotros. El familiar nos va a preguntar a nosotros, el paciente te pregunta a vos, todos te preguntan a vos”, explica.

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En la Ciudad de Buenos Aires, los enfermeros que trabajan para la administración porteña se encuentran dentro de lo que se denomina el “escalafón general”. Y, a pesar de los reclamos históricos, la nueva norma excluyó de la “carrera profesional” a los licenciados en enfermería, en instrumentación quirúrgica y en bioimágenes.

“Esto implica que si estás en el escalafón general trabajás más horas y cobrás menos. Los licenciados en enfermería aspiran a tener un sueldo mejor, a tener una carrera para aspirar a conducir servicios, porque hacemos gestión y auditoría, y  hay especialidades y residencias, que en el escalafón no están contempladas, indica Maria Sofia Pagliero, secretaria de asuntos legales y profesionales de la Asociación de Enfermería de Capital Federal (AECAF).

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“El sostén, la columna vertebral, que está las 24 horas es enfermería, que planea los servicios con staff las 24 horas, mientras que los demás profesionales quedan de guardia pero no hacen la continuidad del cuidado”, apunta Pagliero.

Según AECAF, la ley impulsada por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta afecta a 3.500 profesionales que trabajan en hospitales y centros de salud porteños. “Nos falta el reconocimiento de la jerarquización monetaria y las posibilidades de carrera”, reclama Pagliaro.

Apesadumbrada, Liliana Gomez, licenciada en enfermería, se queja: Incluyen a otras profesionales que directamente no están con los pacientes y como siempre enfermería queda excluido de todo”. Y agrega: “Si los médicos hacen paro los hospitales siguen funcionando. Pero si llegara a faltar enfermería el hospital no podría funcionar. Nos encargamos de todo, de los materiales, los pedidos y lo que pide el médico”, detalla Gómez.

Pero la tarea de enfermería va mucho más allá, y llega a aquello que, tal vez, no se aprende de un manual o una fotocopia. Una mano en el hombro, una palabra de aliento, de eso se trata muchas veces también la profesión. “Muchos piensan que la enfermera es lavar a una persona y no ven a otra parte. Tenemos un apoyo emocional con ellos, que a veces se sienten tan bien con nosotras que nos cuentan los problemas que tienen en la casa”, dice Liliana Gómez.

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En plena marcha, Sandra Gagliardo, subgerenta de enfermería del Hospital Muñiz, dice que, después de años de conformarse con lo que les ofrecían, el elefante blanco se levantó”.  “Los jóvenes se levantan y quieren luchar porque su nivel académico es para esto y se preparan para mejorar la calidad de atención del sufriente. No siempre se preparan para ser jefes”, cuenta Gagliardo.

Para ella, no obstante, de la enfermería lo que más se destaca no tiene que ver con adquirir cierto prestigio mal entendido. Es difícil encontrar una enfermera que no hable de su rol, a veces, como contenedora de personas que, más allá de una herida o patología determinada, buscan una escucha atenta a sus temores o angustias, mientras los médicos van y vienen y, por ahí, los familiares o seres queridos no están cerca.

“Lo que más destacamos es cuando atendemos a alguien y nos dice ‘gracias’, la empatía que uno hace con el sufriente”, dice Sandra Gagliardo. Algo que dista bastante de ser un trabajo administrativo.

Fotos: Mariano Espinosa, para #BORDER.
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