Argentina: 6, Brasil: 3 (Economía 2003-13)

Por: María Julia Oliván @mjolivan

Por Ricardo Delgado, director de ANALYTICA

Hasta Lula, los argentinos admirábamos Brasil por sus playas, sus garotas y la MPB. A partir de 2003, cuando el petista se hizo presidente, por su economía. El Bolsa Familia que rescató a millones de brasileños de la miseria, el bajo desempleo, la inflación a niveles internacionales, fuertes ingresos de capitales y una moneda valorada forman parte de la iconografía de un Brasil distinto, integrado al mundo y a los mercados financieros globales. Según algunas mediciones, hoy Brasil es la sexta economía del mundo y su importancia en las negociaciones económicas y políticas internacionales crece día a día.

Al sur, una Argentina con menos “charme”, con una inflación cinco veces mayor y un peso “fuerte” por tal motivo, goteo persistente de dólares hacia el exterior, y mala reputación internacional aparece como el vecino indeseado del barrio para la mayor economía de la región.

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¿Cuánto tiene de real esta lectura? Un modo de dimensionar el “boom brasileño” es analizar cuánto ha crecido en el período Lula-Dilma. Esta  lectura menos sesgada de los hechos dice que el “admirable y admirado” Brasil creció desde 2003 a esta parte un poco más de la mitad de lo que lo hizo la “impresentable” Argentina: 3.7% versus 6.5% como media anual. Si consideramos los años de Dilma (2011 y 2012), esta evolución comparada es incluso peor: 2.1% versus 4.5%.

En Brasil las dificultades para crecer forman parte de la agenda prioritaria del gobierno y está en el debate público. La industria está estancada, China es una cuestión de “inteligencia comercial y productiva” permanente, y las importaciones ocupan un lugar muy destacado en la oferta de productos. Ni la fuerte devaluación, de 1.60 a 2 reales por dólar de hace un año, ni los estímulos fiscales dinamizaron el PIB. En 2012 Brasil tuvo el crecimiento más bajo de la región.

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El consenso, como siempre a finales de cada año desde 2011, proyecta que este año Brasil sí se recuperará. La proyección es +3.5%. Una mayor cosecha de soja, al igual que acá, va a ayudar. Las inversiones necesarias para el mundial de fútbol 2014 también. Pero los determinantes de la demanda interna, como el empleo y el salario, ya no crecen como antes y siguen planteando dudas. El desempleo es bajo, pero los costos laborales en dólares son altos y las pymes ven poco rentable seguir creando trabajo. El dilema del crecimiento brasileño está planteado, y algunas de las posibles salidas (como una mayor devaluación) podrían oscurecer el panorama de la relación comercial con la Argentina. Para seguir.

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