La hija de Woody Allen, Dylan Farrow, acusó a su padre adoptivo de haber abusado sexualmente de ella cuando tenía 7 años. “Me tomó de la mano y me llevó a un altillo oscuro en el segundo piso de nuestra casa. Me dijo que me tumbase boca abajo y que jugase con el tren eléctrico de mi hermano. Luego abusó sexualmente de mí”, escribió la joven en una carta publicada en el New York Times. Días antes de que estallara la denuncia, el cineasta recibía un homenaje por su trayectoria en la ceremonia de los Globo de Oro. El caso de abuso ya había salido a la luz en 1993, pero Woody Allen negó las acusaciones –dijo que era todo una estrategia de su ex, Mía Farrow, para desprestigiarlo- y los cargos se retiraron por falta de pruebas. Dylan señala a Hollywood como cómplice por “hacer la vista gorda” y celebrar los logros de un pedófilo. “¿Qué habría pasado si hubiera sido tu hijo, Cate Blanchett, Louis CK (Louis Szekely), Alec Baldwin? ¿Y si hubieras sido tú, Emma Stone? ¿O tú, Scarlett Johansson? Tú me conociste cuando era una niña pequeña, Diane Keaton. ¿Me has olvidado?», remató la carta de Dylan. Mientras, se espera que los miembros de la Academia voten para los próximos Oscar, en los que Blue Jasmine –la última película de Allen– aspira a tres premios.
No es la primera vez que se desencadena una polémica como esta.Roman Polanski, el director de El Pianista, estuvo 43 días preso por haber violado a una chica de 13 años. Luego fue liberado pero la causa quedó abierta y en el 2009, cuando llegó a Suiza a retirar un premio, lo detuvieron. Más de 700 personalidades de Hollywood, entre ellas Woody Allen, David Lynch, Penélope Cruz y hasta el presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, presionaron para que se cerrara la causa y lo dejaran en libertad. Incluso Polanski ganó el Oscar a mejor director luego de que lo hubieran declarado culpable de violar a la menor. ¿Hasta dónde puede la admiración por un artista negar los actos de la persona real? ¿Es posible separar al artista del ser humano? ¿Los delitos del individuo le quitan valor a sus obras?
La lista de famosos artistas que al mismo tiempo fueron cuestionables personas, es extensa. Desde Caravaggio, el primer gran exponente de la pintura barroca, quien fue también un asesino, hasta el romántico Ricardo Arjona, acusado de ser un golpeador. Pasando por Louis Ferdinan Céline, uno de los escritores más importantes del siglo XX, antisemita y colaborador del régimen nazi, y otros talentosos que tienen una doble y polémica faceta.
En medio del revuelo por las acusaciones de Dylan Farrow, se acaba de inaugurar –en el Centro Cultural Borges- «Queremos tanto a Woody», la exposición tributo al director, del artista Hugo Echarri. «Es una obra sobre un personaje y un gran artista, eso es lo que se quiere transmitir, aunque la apertura se dé en este contexto de polémica», señaló la curadora Virginia Fabri. «La muestra es un tributo al artista y a su obra. Ellas van a perdurar cuando ya no esté, independientemente de lo que se está investigando ahora y sobre lo cual yo no tomo partido. Es un tema privado y tendrá que decidir la justicia. Acá hay que distinguir entre eso y su imagen pública y su obra», agregó Echarri.
El desafío está en separar al hombre de su obra. Dejar de leer a Borges porque habló bien de Videla, olvidar a Caravaggio o prohibir las películas de Woody Allen sería un absurdo y una desgracia para todos. Pero justificar cualquier delito de los autores por tratarse de “genios” que están al margen de las reglas sociales, es una injusticia. La obra merece un respeto y el autor, otro.
La semana pasada Woody Allen acusó a Mía Farrow de ser “una madre más interesada en su propio odio que en el bienestar de su hija” y aseguró que no él nunca abusó de Dylan. Con estas declaraciones se despidió y dijo que no hablaría más del asunto. Marcela Castro, Doctora en Derecho Internacional, explica: “Cualquier caso de abuso sexual es difícil judicialmente hablando. Tener pruebas irrefutables de la culpabilidad de alguien no es fácil porque son delitos altamente complejos que requieren una labor muy prolija para investigar los hechos con verdaderos expertos. Y muchas veces es traumático para el menor, porque tiene que relatar una y otra vez cómo, dónde, cuándo y quién lo abusó y soportar todo un vía crucis judicial”. Sin embargo, el tema no quedó ahí, al día siguiente de la declaración del cineasta, la joven dijo: «Una vez más, Woody Allen me ataca a mí y a mi familia para desacreditarme y hacerme callar. Pero nada de lo que diga o escriba puede cambiar lo que pasó. No dejaré que la verdad sea enterrada”.