Realpolitik

Por: #BorderPeriodismo
Mientras las estrategias electorales se echan a rodar más rápido de lo que podía suponerse (el conurbano pintarrajeado con el «Scioli 2015» es el botón que sirve de muestra), y la Presidenta se reúne con el Papa para volver a ganar protagonismo, lo que sucede es la economía real. Y esa economía real habla de una paritaria docente más que complicada en la provincia de Buenos Aires, con 9 días de paro y ninguna solución a la vista, y la incesante suba de precios que todos sospechamos (y comprobamos en el súper) es superior a ese 3,4% mensual que acaba de informar el ministro de Economía Axel KIcillof.
Tenemos entonces a dos políticos mostrándose por el mundo y por el país, y una realidad que claramente no es la del final hiperinflacionario de Alfonsín ni la crisis estructural de De la Rúa, pero que merece atención.
Para hacer una cuenta de almacén, aunque ese número del nuevo IPC estuviese «retocado» para no mostrar un alza mayor, el acumulado para todo el año estará cerca del 40%, y eso no es bueno para ninguno de los trabajadores de a pie.

«El número no es creíble», señaló Federico Sturzenegger, diputado del PRO y ex presidente del Banco Ciudad. «El INDEC nos ha estado mintiendo durante siete años», agregó. Y aunque sus palabras sean más en carácter de político opositor que de economista, suenan plausibles. Y nos dejan picando la pregunta por la efectividad del programa Precios Cuidados, y esa estrategia tan kirchnerista de atacar el problema desde atrás antes que anticipándose.

Porque la devaluación de la moneda puede ser necesaria para hacer competitivos los productos industriales del país frente a los de Brasil, pero esa falta de coordinación entre el campo, la industria y el consumo interno, nos ha llevado en el pasado a tristes experiencias inflacionarias y de estancamiento de las que sólo los muy poderosos salen beneficiados.
Los más arriesgados hablan de reconstruir la Junta Nacional de Granos, de subir retenciones, de presionar más fuertemente a los formadores de precios. Y todo eso puede ser interesante de plantear cuando un Gobierno acaba de ser reelecto con el 54 por ciento de los votos, como es el caso de CFK en 2011. Nunca en retirada.
¿Entonces, cómo se sale de la encrucijada que nos presenta el equilibro entre lo que se quiere hacer y lo que se puede? Sobre todo, con sensatez. Y mucha firmeza. La Presidenta debiera ocuparse más de cerca de comunicar, escuchar y reconocer los errores, porque en esa épica construcción de lo que la oposición llama «el relato» y los oficialistas «el modelo», se pierde la diaria del hombre común, que paga más por viajar, más por comer (y pagará más por los servicios) y ve cómo su sueldo se mantiene estancado. Antes, los que tenían la suerte de estar agremiados podían jactarse de que sus sueldos iban por delante de la inflación. Ahora, ni eso. Imaginemos entonces a ese 30% que está en negro, que ve las paritarias desde lejos.
Tal vez sería un buen momento para volver a la política real (la que se ocupa, por ejemplo, de redistribuir los ingresos) y dejar un poco de lado tanta campaña y tanta energía puesta en mantenerse en el poder.
  Los precios suben por el ascensor y los sueldos por la escalera(cómo cuidar el bolsillo con alta inflación)
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