La batalla final de Scioli: ¿se corta solo?

Por: #BorderPeriodismo

Lenta pero implacablemente se acerca el día de la ruptura entre Daniel Scioli y Cristina Kirchner. El Gobernador, que está en Lago Di Como (Italia) navegando en el yate Bravura, volverá con las pilas recargadas para una segunda mitad de año bastante más hostil que la primera. Y es que la ola naranja se prepara para hacer su desembarco con el único objetivo de llevar a DOS al Sillón de Rivadavia con una estructura que trasciende al kichnerismo. Locales de campaña recién alquilados, merchandising, reuniones cada vez más asiduas, presupuestos abultados y ajustes tecnológicos para llegar a los usuarios de las redes sociales, presagian lo que es un secreto a voces. Daniel se cortará solo de una vez por todas, tras ser el convidado de piedra en estos 12 años de proyecto nacional y popular.

Daniel Scioli tiene en claro que es el patito feo del kirchnerismo, que no cuenta con la venia de la Jefa y que demuestra fidelidad con sus padres políticos pero tiene un proyecto personal mucho más allá de los Kirchner. Por estos días sólo se habla de una cosa entre los asesores del Gobernador: cómo convencer al electorado de que DOS representa la renovación del peronismo mucho más cabalmente que Sergio Massa. Ideológicamente, el motonauta está más cerca de Massa que de Cristina.

Pero entiende que el poder construído por el matrimonio K en casi 12 años es no sólo necesario sino imprescindible para cumplir ese viejo anhelo. La muletilla del equipo chico de Scioli es hablar de proporciones entre renovación y continuidad.

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Para afuera claro, porque para adentro son mucho más las renovaciones que las continuidades. Ya coqueteó con Massa, lo hace constantemente con José Manuel de la Sota y con todos los díscolos intentes peronistas desairados del kirchnerismo. Scioli piensa otra política de seguridad diametralmente distinta a la de Cristina. No concibe una confrontación con Clarín ni mucho menos una defensa de la producción industrial por sobre la relación con el campo. Los aliados de Scioli si llega al poder serán los agricultores, los ganaderos, los capitales externos, el empresariado de siempre y el poder concentrado del peronismo, respetando el control territorial de los barones del Conurbano.

DOS, por estos días de descanso que se suman a su tratamiento anual en el hombro de su brazo amputado, está recuperando fuerza para lo que su equipo llama «la batalla final». El último tramo de estos cortos pero agotadores 17 meses que quedan hasta que alguien que no será kirchnerista se calce la banda presidencial. Es, aunque no se confiese abiertamente, el tiempo de romper, sin hacer mucho ruido. Es la hora de mostrarle a los futuros aliados del Gobernador para quién juega. Y eso sucederá en esta segunda mitad del año, no tengas dudas. Cristina ya mostró sus cartas, defenderá al dead man walking Amado Boudou, como lo hizo hoy al dejarlo al frente del acto por el 9 de Julio. Boudou se desarmó en elogios a Cristina y a Perón, tal cual el texto que le pasó el Chino Zaninni: «queremos trabaja por una patria libre y soberana que rompe con el colonialismo económico», dijo en alusión a la disputa con los Buitres. «En un mundo de economía concentrada, en un mundo donde el sistema financiero toma decisiones por encima de quienes son elegidos por el pueblos, tenemos una Presidenta que toma las decisiones por y para el pueblo, diciendo a las corporaciones que no es el tiempo de ellos, sino de la inclusión social», resaltó el vice más cuestionado de la historia política argentina reciente. Y Cristina también dejó en claro, con gestos, que pondrá todo lo que tiene para que un delfín suyo, casi seguro Florencio Randazzo (ministro del Interior y Transporte), pero por qué no Sergio Berni o Sergio Urribarri, serán sus candidatos para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Las PASO serán la última batalla que dará el kirchnerismo, y luego, ante la más que previsible derrota, retirarán todo su apoyo para que el Gobernador se las vea solo frente a Massa y Mauricio Macri, el jefe de Gobierno porteño que hoy representa la mejor salida para Cristina.

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Confirmado por varias fuentes, CFK sabe que ante la imposibilidad de sostener su proyecto en el poder, un opositor débil como lo es el Ingeniero es la mejor carta para mantener el poder dentro del PJ y aspirar a mantener el poder del aparato. Scioli irá a cada acto al que lo inviten, sonreirá para la cámara junto a Cristina, pero seguirá su lento pero implacable camino de alianzas con los enemigos del kirchnerismo, para asegurarse una recta final pareja con los candidatos que sí pueden proponer abiertamente el cambio. Ese cambio que casi un 70% de los argentinos reclaman según las distintas encuestas. En esa alquimia de la que venimos hablando, Scioli ya se decidió por poner mucho más de cambio que de continuidad. Estos meses que quedan, durísimos entre la pelea con los holdouts y la causa Ciccone, serán sin dudas días de distanciamiento. La Ola Naranja, que es al sciolismo lo que Unidos y Oranizados y La Cámpora es al kichnerismo, ya está en marcha. Todos los equipo de comunicación y de planificación política y territorial tienen instrucciones precisas para llegar al poder.

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Ese viejo anhelo de un deportista que hizo de la ambigüedad su norma, y de la ambición de poder, una religión.

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