Vestirse bien sin gastar tanto no es un disparate; sólo hay que aprovechar las liquidaciones de temporada con astucia, presupuesto en mano y sin tentarse.
Por Quena Strauss
¡Cuidado! Cuidadito, porque cuando las vidrieras de la ciudad se llenan de cartelones que dicen “Sale”, una cosa es segura: lo único que “sale” por esos días es dinero de tu billetera. Y a montones, y casi siempre para cargarte de cosas que no necesitás, no te quedan bien y que no volverán a usarse de aquí al siglo que viene. Justamente por eso, en Border decidimos consultar con los especialistas para que nos tiraran ideas acerca de qué comprar, con la seguridad de poder seguir usándolo el invierno que viene.
¿Cómo se encara la temporada de liquidaciones, entonces? Primero, después de haber revisado profundamente tu ropero y tu zapatero. ¿Qué falta? ¿Qué es lo que realmente está “en las diez de última”? Hecho ese relevamiento ya sabrás, por ejemplo, que deberás enfocarte específicamente en una campera y un par de botas, o en un suéter y un jean. La mejor manera de no terminar tirando la plata por las calles es salir de casa sabiendo exactamente qué es lo que vas a buscar y, llegado el caso, comprar.
En caso de que tu guardarropas no tenga grandes “lagunas” como las anteriores, de todos modos hacé una lista mental de cosas a comprar. Y, como sugiere la asesora de imagen Laura Malpeli de Jordaan, que en ese listado no falten cuatro ítems clave para aprovechar en liquidación: suéteres, leggings, camisas y una campera de cuero.
“Invertí en prendas de calidad que puedas usar por bastante tiempo y evitá gastar demasiado dinero en modas pasajeras ya que después puede resultar difícil incorporar al equipo cotidiano”, dice nuestra asesora. “Vale entonces invertir en un suéter o cardigan (ideal para la transición de un clima a otro); en camisas ( por el mismo motivo, incluso podemos incorporar aquellas con cuadros, sobre todo si son en tonos más combinables, por ejemplo, cuadros en la gama de los azules que para primavera podamos combinar con jeans para un look 100% denim), en prendas básicas como remeras de manga larga de algodón en tonos lisos, que podemos usar solas o combinadas con alguna prenda que sea sin mangas para la transición; en leggings y en una campera de cuero”.
¿Otro datazo a tener en cuenta? Gastá en ballerinas de todos los colores, porque –además de poder usarlas el invierno que viene con leggins y hasta con pantalones anchos- también vas a poder ponértelas en esta primavera, cuando vienen con todo.
Otra cosa que también sirve es fijar, de antemano, prioridades y antojos. Ejemplo: tu prioridad es un abrigo nuevo y tu antojo, un par de botinetas doradas. No compres el segundo hasta haber adquirido el primero, y hacelo solamente si la oferta es realmente buena. Esto es, si sabés que vas a poder combinarla con al menos la mitad de las cosas que ya hay en tu placard. Caso contrario, es una compra impulsiva, inútil y de la que seguro después te vas a arrepentir.
Pero, además de todo esto, antes de salir a comprar tené en cuenta algunas cuestiones, a saber: ir sola puede ser un bajón, pero ir acompañada de una amiga dada a “arrasar” locales también es una pésima idea porque sí o sí vas a terminar gastando de más. Por eso, en el caso de las liquidaciones, te conviene no ir acompañada por nadie que pueda activar tu Impulso Mecomprotodo.
Dos cuestiones más a tener en cuenta: primero, fijá mentalmente (y ANTES de salir de recorrida) cuánto estás dispuesta a pagar por cada prenda o artículo. ¿Por qué? Porque ahora que todo lleva el cartel de “Rebaja” o “Sale”, es más fácil cometer errores. Si para vos pagar más de $ 600 por un par de zapatos es un delirio, no vas a caer en el viejo truco de una “promoción” de $1200. Segundo, poné en práctica aquel viejo consejo que daba a las amas de casa la nunca bien ponderada Lita de Lázari: “Camine, señora, camine”. ¿Por qué? Porque, por ejemplo, en lugares tan comerciales como Avenida Santa Fe o Avenida Córdoba (es la zona de outlets) caminar dos cuadras más puede hacer una diferencia de $100 o $200 en un par de jeans o de zapatos.
Y sobre todo, como aconseja Malpeli, “no caigas en tentación. No entres al local y empieces a agarrar perchas con prendas que te parecen lindas o te llaman la atención. Por el contrario, recorré todo el local observando las prendas. Por cada prenda que te interese, pensá en el uso que le podrías dar y cómo la combinarías con otras prendas que ya tengas”.
Atención entonces con las peligrosas “calenturas de probador”, a saber: tops y pantalones “para cuando baje cinco kilos”, colores o texturas fuera de toda órbita “para cuando me anime”, vestidos “para cuando achique la cintura” y tiros de esos (altísimos, bajísimos, etc) “para cuando vuelvan a usarse”. La compra de liquidación, cuando es inteligente, consiste básicamente en algo que que podrías ponerte esta misma tarde o esta misma noche, no el lejano día en el que te conviertas en Angelina Jolie, ¿ok?
Tenelo en cuenta y tu paseo por las vidrieras en liquidación será un verdadero placer.
Asesoró: Laura Malpeli de Jordaan, asesora de imagen y creadora de www.styletto.com.ar
