¿Qué va a pasar en la economía tras el supuesto presunto default?

Por: #BorderPeriodismo

La discusión sobre si estamos o no en default, si éste es selectivo, técnico, inducido, y tantos más calificativos, resulta hoy una cuestión de terminología más que de economía real. La realidad (que es la única verdad, como decía Juan Domingo Cangallo), es que los bonistas no recibieron el dinero y pasado el mes eso implica según todas las leyes una cesación de pagos. Lo especificaba la letra chica (y no tan chica) de los bonos reestructurados, y lo dicen las calificadoras, que son las que mueven el amperímetro de los mercados. Amperímetro, hay que decirlo, que se zarandeó pero no hizo estrellas ninguna economía. «El mundo sigue», dijo CFK y es cierto, cómo negarlo. Pero sigue un poco más complejo para la Argentina.

Un informe del Credit Suisse para sus clientes es bastante revelador. Dice: «Kicillof dejó en claro que Argentina no reconoce ésto como un default.  El gobierno probablemente seguirá insistiendo en que cumplió con su obligacion al hacer este pago y que es culpa del juez Thomas Griesa haberlo impedido. Esperamos que Argentina siga depositando los fondos requeridos para el pago de intereses futuros. El próximo pago de interés es para los Bonos Par, el 30 de septiembre».Luego agrega: «El evento de crédito de Argentina parecería caer dentro de Falla en el Pago. Pese a que Argentina depositó el pago en la cuenta (Banco New York Mellon), la obligación de Argentina termina cuando el pago llega a los tenedores de los bonos», para concluir que «la alocución de Kicillof ayer sugiere que la Argentina va a permanecer en default en tanto y en cuanto violar la cláusula RUFO siga siendo un riesgo. Y esto será así hasta el 31 de diciembre, cuando esa cláusula expire» y pronosticar: «Nuestra hipótesis es que Argentina intentará salir del default y llegar a un acuerdo con los holdaouts durante la primera mitad de 2015. Los esfuerzos para hacer esto estarán probablemente motivados por la necesidad del país de buscar fuentes alternativas de financiamiento, incluyendo los mercados internacionales de deuda, particularmente dado que esperamos una fuerte presión sobre la moneda y las reservas a fines de este año. También pensamos que el gobierno podría estar incentivado a cerrar este acuerdo de cara a la elección presidencial de octubre de 2015.»

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El análisis parece acertado tanto en lo técnico como en lo político. Hay que reprocharle al Gobierno lo que hizo mal, que fue negociar demasiado fuerte (no es lo mismo mostrar voluntad de acordar que ponerse de rodillas). Si es justo o no lo que falló el juez Griesa es más que discutible. Diríamos que pocos podrían defender su postura en favor de los fondos buitre. Pero bajo esa legislación están los bonos, esa es la palabra final (o  la Corte Suprema de EE.UU, que rechazó el caso) y a llorar a la iglesia, como se dice en el barrio. Trata de esquivar la cláusula RUFO es una estrategia correcta, pero había soluciones intermedias que claramente el Gobierno argentino no estuvo dispuesto a poner en la mesa, tal vez porque la disputa le reportaba buena imagen a la Presidenta, o porque es una característica propia del kirchnerismo ir hasta las últimas consecuencias, a veces sin analizar cuáles son esas consecuencias.

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Las consecuencias para la economía -para responde a dónde estamos parados- no son buenas. Hasta tanto se zanje la diferencia con los holdouts y por tanto con los holdins, el mercado de créditos se cierra (aunque la Argentina es cierto, pide poco afuera), el dólar puede encarecerse, y por supuesto en nada ayuda a la inflación y a la desaceleración. Hay quienes pronostica incluso la caída del PBI dos puntos más de lo que estaba previsto.

Estamos parados en arenas movedizas, sujetos más que nunca a los humores del mercado como la Asociación Internacional de Swaps y Derivados (ISDA) que nos puso en situación de «default» y eso provoca una aceleración en los pagos.

Por eso insistimos que más allá de lo justo del reclamo argentino, aquí falló la política. Falló la negociación. Y eso tendrá consecuencias directas en la economía real.

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