Derriben sus prejuicios: los chicos inmigrantes están entre los de mejor rendimiento en secundarias porteñas

Por: #BorderPeriodismo

Extrañan a sus afectos ya que con  frecuencia alguno de sus padres quedó en el país de origen. Tienen que entrar en sintonía con un mundo diferente: otra historia, otras costumbres y enfrentar prejuicios. Muchos de ellos trabajan pero pese a todo, un informe de UNICEF los ubica como los más estudiosos entre los alumnos de escuelas secundarias de la Ciudad de Buenos Aires. Los abanderados son bolivianos o hijos de inmigrantes. Derriben sus mitos, lean esta nota.

Por Natalia Gelos

Gloria, de familia boliviana, tenía entonces 12 años, vivía en una casa de chapa y era la abanderada de un colegio de San Isidro. La noticia dio vueltas hace unos años, como un “mirá vos” que guardaba varios sentidos: “¿De qué modo integramos?” era una pregunta que sobrevolaba la historia de esa nena que anunciaba en el diario La Nación que quería ser presidenta.

Un informe de Unicef muestra que ese caso no era una rareza. Los mejores rendimientos en los colegios secundarios de Buenos Aires, según ese trabajo, los tienen chicos que son primera o segunda generación de migrantes y, en especial, de migrantes bolivianos. La investigación fue hecha por Marcela Cerrutti y Georgina Binstock y asegura que el buen rendimiento se debe a una mayor dedicación, mejor asistencia y compromiso por parte de esos chicos. El dato le pelea al estigma, que se construye con titulares de diarios, lugares opacos del sentido común y otras liviandades que arman una figura del inmigrante que, en nuestro país, se cruza con otros números, más hostiles: ser inmigrante en Argentina es pertenecer a uno de los grupos más discriminados, sobre todo en ámbitos escolares y en la Ciudad de Buenos Aires, según los datos del INADI. De hecho, en varias oportunidades los chicos extranjeros con promedio para ir a la bandera han tenido que enfrentar la resistencia de su entorno.

Ivonne Quispe es peruana, vive en Floresta, trabaja en la verdulería de un supermercado y su hijo Christian está por terminar la primaria. Ella trata de asistir a todas las reuniones de padres, lo envía a doble jornada, está siempre atenta a los pedidos de la escuela. “No es abanderado, pero nunca tiene problemas – dice-. Yo trato de preguntarle si tiene deberes, si hay que llevar algo. Lo normal, exigirle que estudie, que para eso trabajo yo”. Contención: la palabra aparece en la explicación de Daniela, una maestra de la primaria del mismo barrio, que dice que ve, sí, un compromiso más grande entre familias migrantes para que los chicos estudien, pero con una situación más despareja: “Hay chicos extranjeros que son brillantes, y hay otros que tienen problemas que, por lo general, tienen que ver con una situación social más inestable, donde los padres tienen que trabajar el doble y ellos tienen que soportar una soledad en la casa y otra en la escuela, porque son nuevos y tienen que romper muchas barreras”.

Del casi millón y medio de inmigrantes en Argentina (el país latinoamericano con mayor número de extranjeros), calculan que hay unos 212.000 niños y adolescentes en edad de estudiar y poder cambiar su historia. Entre el marco institucional y el acto individual se abre un abanico chueco. Un ejemplo del gesto personal lo cuenta Zulma Romero, la dueña de la librería de literatura paraguaya Cerro Corá, que dice que hasta allí se acercan varias maestras en busca de libros en guaraní que les permitan integrar a los niños llegados de Paraguay: “En algunos casos volvieron por la librería y me comentaron que les había sido muy útil pues al intentar ellas leer en guaraní y hacerlo incorrectamente, los niños reaccionaban primero con asombro y curiosidad y después venía el desbordamiento de decirlo correctamente, explicar su lengua, con orgullo”, cuenta.

Los niños y jóvenes inmigrantes han sido poco estudiados. No hay mucho material sobre ellos. Hace poco que están, son chicos, muchos están en pleno “ajuste”. Eso dice el «Diagnóstico de las Poblaciones de Inmigrantes en la República Argentina», del Ministerio del Interior. El sistema escolar, en ese sentido, funciona como la puerta y la bisagra. No sólo es el primer encuentro para ellos, es también el crucial. La ley de Migraciones se encarga de aclarar que ninguna escuela puede negarse a anotar a un estudiante porque tenga una situación migratoria irregular. Educación para todos, sí, con mucho por hacer ante el modo en el que se produce ese encuentro.

Mariana Beheran, doctora en Ciencias Sociales, trabaja en la Organización Internacional para las Migraciones y estudió el cruce entre educación y migraciones internacionales. Ella dice que estudiar puede ser un mandato familiar entre los grupos de inmigrantes, y de ahí el buen rendimiento, pero, de nuevo, luego el contexto se pone en el camino: “El acceso a una educación gratuita y de calidad es muchas veces uno de los pilares de un proyecto de migración. Muchos chicos, además de estar escolarizados, trabajan. A veces, se produce una situación de mucha tensión entre el mandato familiar de estudiar y la necesidad de ayudar a la familia. Esta situación muchas veces lleva a los chicos a dejar las escuelas pero sabemos que el problema de la deserción escolar atraviesa a nacionales y migrantes y que sus causas tienen un origen social más que nacional”. Con la secundaria, ahí donde muchos chicos extranjeros sobresalen, otros quedan en el camino. En parte, eso es consecuencia de ese sistema que incluye, pero no. “La diferencia es entendida muchas veces como problema –dice Beheran-. El chico que habla quechua, aymara o guaraní les presenta un problema. Esa mirada se cruza además con las situaciones de desigualdad social en las que viven muchos de los jóvenes migrantes y con las respuestas que puede dar la escuela ante esas situaciones”.

El mes pasado se presentó en el Ministerio de Educación una plataforma web para docentes con materiales didácticos. Se llama [Re]pensar la inmigración en Argentina. Es para “trabajar en y desde la escuela”. Da propuestas de trabajo que comiencen a romper esos puntos que tejen el prejucio y se empiece a formar otra cosa, un tejido que sea, sobre todo, inclusivo y aproveche el compromiso. De nuevo, la escuela es puerta, y es bisagra.

PARA SABER MÁS:

El nivel primario. Un análisis cuantitativo. (Informe del Ministerio de Educación de la Nación)

http://repositorio.educacion.gov.ar:8080/dspace/bitstream/handle/123456789/109828/Serie%20investigaci%C3%B3n%20web%207.pdf

Niñez, migraciones y derechos humanos en Argentina. Estudio a diez años de la Ley de Migraciones. (Unicef)

http://www.unicef.org.ar/comunicacion/proteccion_estudio_migracion_10anios.pdf

Diagnóstico de las poblaciones de inmigrantes en Argentina (Informe del Ministerio del Interior)

http://www.mininterior.gov.ar/poblacion/pdf/Diagnostico_de_las_poblaciones_de_inmigrantes_en_Argentina.pdf

Mapa de la discriminación (Inadi)

http://inadi.gob.ar/wp-content/uploads/2014/01/mapa-de-la-discriminacion-201312.pdf

La valija para [Re]pensar la inmigración en Argentina.

http://valijainmigracion.educ.ar/index.html

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