Elecciones 2015: ¿Scioli-Kicillof a Nación y Randazzo-Bossio a Provincia?

Por: #BorderPeriodismo

Se acorta el camino a las urnas. La agrupación La Cámpora no ve otra salida que apoyar a Scioli. Hay 17.500 cargos en el Estado en juego: algunos son puestos clave. La convivencia con Massa o Macri sería imposible. Y Cristina no anticipa la jugada, pero sus ministros ya eligieron su carta discursiva para evitar la fuga de votos.  

Por Javier Alvarez

Cristina Kirchner no suelta prenda sobre lo que hará el próximo año electoral. Lo único cierto es que no podrá aspirar a una re-reelección. Sus funcionarios, mientras, encendieron la sirena y salieron con un mensaje tan alarmante como temerario a los electores: lo que está en juego son sus empleos.

El empleo, la estabilidad laboral, la seguridad de tener un ingreso a fin de mes. Esa es la carta que eligió jugar el kirchnerismo hacia 2015. De inflación y seguridad no puede hablar, son sus dos grandes derrotas por las que será recordado en los manuales de historia, además –entre otras cosas- de los 6 millones de puestos de laburo.

El cristinismo duro se abroqueló y afinó el discurso. El ministro de Economía, Axel Kicillof, afirma ante los periodistas que la oposición trae consigo políticas que dejaron al país “en la ruina y en la miseria”. Y, con tono maquiavélico, agrega: “En 2015 tenemos que decidir: es industialización o desindustrialización”.

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Y se encolumnó la responsable de Industria, Débora Giorgi. “En el 2015 se va a decidir si queremos una Argentina con industria o no”, dijo en la noche del jueves. Y advirtió: “Este proceso no es para tibios”. Once años lleva el kirchnerismo en el poder y este, el actual, es el peor momento de la economía en ese lapso.

Del modelo virtuoso de aquel primer gobierno de Néstor Kirchner (2003/2007) ya poco queda. Desaparecieron los superávits gemelos y las reservas sobreviven por el brutal cepo cambiario. El precio de la soja sigue en baja y Brasil no remonta su demanda. Y el establishment empresarial –el G6- está abiertamente enfrentado al Ejecutivo.

En el cristinismo quieren un candidato fuerte. Pero levantan la cabeza y el único con intención de votos capaz de hacerle fuerza y derrotar a Sergio Massa, Mauricio Macri y quien surja de UNEN, es el bonaerense Daniel Scioli. La Cámpora no lo quiere, pero si la jefa de Estado lo indica, tendrá que apoyarlo.

En abril, el camporista “Cuervo” Larroque dijo que Scioli nunca sería el candidato de su agrupación. Cristina le pidió entonces a su secretario Oscar Parilli que levantara el teléfono y le explicara diputado cómo son los vaivenes del peronismo. A partir de allí, sólo hubo paz. Al amor le están dando forma todavía.

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Scioli avisó que él elegirá a su compañero de fórmula y que este será del interior del país. Pero los chismes están a la orden del día: Cristina impondría a Jorge Capitanich o Kicillof como vicepresidente para sellar el acuerdo de un apoyo explícito. Y a la provincia llegaría con la dupla Florencio Randazzo-Diego Bossio.

Hay 14 gobernadores que no pueden ser reelectos y la Presidenta quiere a todos ellos como cabezas de lista para el Congreso. Si hay un bastión desde el cual el kirchnerismo logró imponer sus decisiones políticas en los últimos años, ese fue el legislativo. La oposición sólo se encargó de levantar banderas de protesta sin margen para nada.

MUCHOS CANDIDATOS QUE NO ALCANZAN

Agustín Rossi, Jorge Taiana, Aníbal Fernández, Julián Domínguez y Sergio Urribarri dicen que son precandidatos. Y en las encuestas ninguno de ellos supera el 3 por ciento en intención de votos. Randazzo pica en punta con cerca de 9 puntos, pero no alcanza. Scioli sigue siendo el salvavidas indeseado.

En el entorno de Domínguez y de algunos aliados del kirchnerismo en el Congreso consideran, ante la consulta de Borderperiodismo, que los trascendidos sobre la fórmula posible con Scioli a la cabeza sólo son fantasmas que agita el propio sciolismo para ilusionarse con su desembarco en la Casa Rosada.

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Gabriel Mariotto, el vice díscolo de Scioli con aspiraciones a sucederlo en la Provincia, salió a pedir calma. Recordó que en elecciones anteriores ni Cristina ni Néstor anticiparon sus candidatos «hasta el último minuto del cierre de listas». El hombre de Lomas de Zamora también podría ser el candidato de Cristina en la Provincia.

Y en La Cámpora, mientras, se comen las uñas. El 31 de diciembre de 2015 vencen los contratos con el Estado de unos 17.500 militantes de la agrupación, que ingresaron a la administración pública en los últimos tres años. Y el mensaje de Kicillof parece apuntar primero a la propia tropa y luego a quienes hoy ven amenazados sus empleos más por los desequilibrios económicos que por un cambio de Gobierno.

Está claro que ni Macri ni Massa podrán gobernar con La Cámpora en funciones clave del Estado. Y la agrupación que lidera Máximo Kirchner busca ahora un GPS electoral para sobrevivir. Nadie en ese rebaño es capaz hoy de contestar por quién votará en 2015.

 

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