Mapas Emocionales: ¿Cómo funciona el enojo?

Por: Federico Fros Campeló @froscampelo

¿Cuáles son las emociones básicas que todos los seres humanos tenemos? Probablemente me digas cuatro o cinco y entre ellas incluyas al enojo. Esta visión, que comúnmente compartimos todos, es bastante desacertada. Pero no te preocupes, que ni vos ni yo tenemos la culpa.

Por Federico Fros Campeló (@froscampelo)

El problema está encerrado en la propia pregunta. La idea de “emoción básica” nos evoca algo inevitablemente primario, que no puede descomponerse en ingredientes más pequeños, como una caja negra.

La visión más nítida que hoy día estamos adquiriendo sobre el funcionamiento de nuestro cerebro nos permite admitir que el enojo no es una emoción “básica”. Sí resulta una emoción “comúnmente sentida”. Pero de básica no tiene nada porque, gracias a las investigaciones de psicología cognitiva, evolutiva y neurociencias, podemos reconocer que el enojo tiene sus mecanismos internos.

Las emociones son el resultado de procesos muy complejos que se ejecutan empezando por las neuronas de nuestro cerebro y la química que empapa las mismas (neurotransmisores). Si observamos qué pasa ahí dentro, el enojo se revela como una secuencia de tres pasos.

*Primer acto: un detonante. Que en la sociedad contemporánea mucho tiene que ver con nuestra interpretación. Gracias a los lóbulos frontales de nuestra corteza cerebral, que son tremendamente voluminosos en relación a los del resto de los animales y nos diferencian de ellos, interpretamos y le damos nuestro propio sentido a cuestiones que en sí mismas son neutras. Nos tomamos cosas de manera personal o advertimos obstáculos donde no los hay.

*Tercer acto: una respuesta de ‘descarga’. He aquí lo que por excelencia parecería definir al enojo: la respuesta impulsiva (tensión muscular, movimientos enérgicos y levantar la voz). Pero esa respuesta impulsiva no es el único tipo de descarga que hay. El llanto es otra. E incluso es otra la respuesta de ‘devolverla’, en la que intervienen circuitos cerebrales profundos y también evaluaciones cognitivas superiores.

Pero, ¿qué pasó con el Segundo acto? Bueno, he aquí el meollo de la cuestión. Se trata de una <<función emocional>> que articula el mecanismo de tres pasos y siempre está presente en un proceso de enojo (por más rápido que parezca). Una <<función emocional>> es un ingrediente que ganamos con la evolución desde hace cientos y cientos de miles de años, que no se advierte conscientemente, pero sí se activa y conforma el proceso de una emoción.

La <<función emocional>> que se enciende en el medio del enojo es el Dolor. Así podemos denominarla, con consenso científico.

No estoy hablando sólo del dolor físico de agarrarnos los dedos con la puerta (aunque eso sí que nos enoja, por supuesto, ya que cumple el mecanismo de tres actos y a veces se la devolvemos a la inerte puerta). Me refiero más ampliamente al dolor que el cerebro procesa como una “sensación de perjuicio”. Algunos se sienten cómodos llamándolo ‘dolor emocional’.

La ciencia ya nos ofrece evidencias de que, gracias a la evolución, el cerebro aprovechó y recicló los mismos circuitos que procesan el dolor físico para procesar esta función de Dolor. Y la naturaleza tiene sus buenas razones para haberlo hecho:

Cuando nuestros antepasados peluditos no habían desarrollado el lenguaje, les resultaba enormemente comunicativo expresar enojo ante el  procesamiento cerebral de perjuicio. ¿Por qué venís a sacarme la comida que me costó tanto esfuerzo cazar? Se activa la interpretación, luego el Dolor (perjuicio) y finalmente el recurso comunicativo: algún grito o amenaza para amedrentar al otro. Y así, con el enojo, evitar que me sigan damnificando.

¿Qué es lo que se ‘devuelve’ en el enojo? Una vez que entendemos que siempre que sentimos enojo es porque se nos activó internamente el Dolor… es fácil darnos cuenta que espontáneamente tendemos a provocar en el otro ese procesos de Dolor.

Sabiendo cómo funciona el enojo podemos evitar interpretar los estímulos inapropiadamente y también evitar dar rienda suelta a ser vengativos.

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