No podemos dejar de destacar la importancia que tuvo, tiene y tendrá la decisión de la UCR de acompañar a nivel nacional el acuerdo con el PRO para competir en internas a menos de medio año de las elecciones presidenciales.
Por Peter Robledo (@piter_robledo)
La conformación de este gran frente opositor integrado por tres partidos distintos pero ideológicamente cercanos, es un suceso importantísimo que hay que celebrar, porque nos permite sacar conclusiones de la Argentina que se viene, donde cada uno pueda aportar desde lugares diferentes, con ideas que contribuyan a ayudar a todos, basados en ejes de trabajo compartidos como la seguridad, la lucha contra la corrupción, el respeto por las instituciones o la estabilidad y el crecimiento económico del país y de cada ciudadano.
No queremos volver a mirar hacia atrás con palabras de contenido vacío y obras que nunca se llevan a cabo, sino mirar hacia adelante, sabiendo que el diálogo construye y el disenso fortalece, porque en esos debates es donde se puede apreciar que los que piensan distinto muchas veces se pueden poner de acuerdo para de una vez por todas no estar pensando en el rédito político sino en el futuro de nuestro país.
El objetivo de este acuerdo va a lograr que quien se proclame ganador de las primarias, compita como un candidato opositor fortalecido, referente de todo el arco opositor, referente de aquellos ciudadanos que a lo largo de esta década no han aprobado las decisiones unilaterales que tuvo el Gobierno Nacional, y posicionándose como una alternativa real para poder gobernar el país.
Esta alianza rompe con el mito de que es imposible gobernar sin peronismo, y por eso el oficialismo intenta instalar un paralelismo con el gobierno de la Alianza y el 2001. Lamentablemente, los intentos desesperados por trazar la analogía con el 2001 no solo son falsos, sino que además son incongruentes con los resultados de éxito que las alianzas y coaliciones han tenido en varios países de Latinoamérica. Podemos mencionar como ejemplos a la Concertación en Chile (1989) y o el Frente Amplio en Uruguay (2004). Y aquí hay un dato llamativo: la probabilidad de éxito de las coaliciones está basada en mayor medida por las preferencias ideológicas que comparten a la hora de tomar decisiones estratégicas. El gobierno de la Alianza fracasó no solo por la mala conducción del gobierno sino porque nuevamente se encontraba allí en la sombra un peronismo que no podía ver gobernar a otros e hizo lo posible e imposible no solo para no ayudar sino también para debilitar.
Sí muchachos, ya tuvieron su turno: estuvieron estos últimos 25 años jugando a ser camaleones tratando de transformarse en un peronismo que no sigue convicciones políticas y sino convicciones coyunturales. Entiendo que estén un poco nerviosos, pero me puedo tomar el atrevimiento de preguntarles algo ¿no es hora que piensen alguna vez en el bienestar del país en vez de seguir queriendo acumular poder? No les pido que aplaudan a sus opositores pero tengan al menos el honor de jugar limpio y fortalecer a la democracia pero no dichos sino con hechos.
“Una de las cosas más difíciles de la tarea de gobernar es encontrar a los hombres con capacidad para realizarla” decía el general Perón; ¿Se entiende?.
Si se quiere terminar con la corrupciòn no pueden aliarse con Macri.
El gobierno de la Ciudad se endeuda y nos oprime para realizar contratos con los amigos del poder.
El gobierno de Macri no resistiría una investigación administrativa.
¡ Paremos a las maras de Macri que azolan la Ciudad !
Los intereses personales, el vedetismo y, sobre todo, el egoísmo de los principales políticos de nuestro país son probablemente el factor decisivo para que cualquier proyecto plural fracase.
Si verdaderamente a alguno de ellos le interesara lo que nos pasa a nosotros, los ciudadanos simples, verían la forma de llegar a entenderse para salir adelante.
Hay varias cosas para hacer si lo importante es «la gente», como dicen todos.
A la gente le importa vivir medianamente bien, y vivir medianamente bien no creo que sea una cosa de izquierda o de derecha. Con sólo tener una vivienda, salud, y la educación al alcance de la mano creo que el 90% del país le daría el voto a cualquier proyecto.
Pero está claro que a todos estos tipos les importa muy poco de nosotros, ya sean oficialistas u opositores. Empiezan con los amiguismos, las «cometas» y los arreglos para quedarse sólo en la etapa discursiva.
Pero como las leyes son y fueron hechas para quienes nos gobiernan, estamos en un círculo vicioso del que parece imposible salir.
Sería bueno que todos los que se presenten como candidatos redacten una acta en el que se comprometan a hacer por lo menos 50% de lo que propongan, y si no lo cumplen, o lo hacen mal, que paguen de su patrimonio (seguro que es choreado) o vayan presos.
Pero está clarito que no harán algo que saben que no van a cumplir.
Querido Peter, todas tus afirmaciones son sólo expresiones de deseo (verás que yo también tengo algunas). La política argentina se encargará de destruirlas rápidamente. Yo también creía que se podía cambiar el mundo cuando tenía 20 años, pero al parecer el peronismo es interminable. Un día se llaman de una manera, a los pocos años de otra, pero las caras siguen siendo las mismas aunque los discursos sean diametralmente opuestos. Los que están, estuvieron y seguirán estando para llenar sus bolsillos o, en su defecto, «robar para la corona».
Hay que terminar con eso de que los peronistas son los únicos capaces para gobernar, o de «no importa que roben si hacen algo», porque a partir de estas dos premisas es que estamos como estamos.
Ojalá todos se junten por el bien de este bendito país, y cuando digo todos, es TODOS, pues parece la única manera sensata de salir a flote.
Gracias por ese análisis. Hace falta mas periodismo independiente de todo partido político!
lo mas complicado es un gobierno sin etiqueta y con la division de poderes