Cuerpos reales y talles para todas

Por: Leila Sucari @LeilaSucari

A pesar de que la ley existe, el 75% de las marcas no cumplen la normativa y no tienen variedad de talles. ¿Por qué no hay ropa de todos los tamaños? ¿Se trata de una forma de estigmatizar a aquellas mujeres que no concuerdan con el «modelo» a seguir? ¿Es discriminación y violencia o un problema menor? ¿La culpa es de las empresas o del Estado? ¿Qué tenés que hacer si no encontrás tu talle?

Por Leila Sucari (@LeilaSucari)

Brenda tenía el cumple de quince de su mejor amiga. Un mes antes de la fiesta salió a comprar el vestido con su mamá. Primero fueron a caminar por el barrio, no encontraron nada. Después le dieron una oportunidad al shopping, pero pasó lo mismo. «Siempre es igual», le dijo la chica a su madre cuando volvían con las manos vacías. ¿Acaso Brenda es una adolescente exigente e inconformista? ¿No le gustaba nada? ¿Quería gastar poco dinero y estaba todo muy caro? No. El problema fue -es- que Brenda es más grande de lo que las marcas suponen que debe ser el cuerpo de una chica.

Para vestirse -dice la reina invisible de la moda- hay que encajar en los parámetros establecidos: ser small, medium o large. Si tu cuerpo es demasiado pequeño, mejor andá buscando en las tiendas para chicos y si, al contrario, sos grandota o estás con un par de kilos por encima de lo que se considera «normal», resignate a encontrar un remerón aburrido en un local de talles especiales. El universo de la indumentaria es cruel: discrimima, señala y expulsa. «Es muy difícil conseguir ropa linda porque todo está hecho para chicas de catálogo», dice Silvia, la mamá de Brenda. «Mi hija se angustia mucho cada vez que vamos a comprar porque es difícil encontrar prendas que le queden bien. Yo le digo que el problema no es de ella pero ¿cómo le explicás a una adolescente que la culpa es de la falta de talles? ¿Cómo la convencés de que no tiene que hacer dietas imposibles y odiar su cuerpo? Es un trabajo muy duro».

  #VotoElectrónico: La nota de #BORDER llegó al New York Times y al Washington Post

Si bien en nuestro país existen leyes que obligan a los locales a vender ropa de distintas medidas, la normativa casi nunca se cumple. Faltan políticas de control por parte del Estado, las empresas textiles prefieren pagar las multas de hasta 30 mil pesos antes que producir más cantidad de talles, y son muy pocas las denuncias que se realizan. En vez de reclamar lo que es un derecho, muchas mujeres -en especial las más jóvenes- se frustran y se van del probador sintiéndose culpables y avergonzadas. Victoria Donda, diputada de Libres del Sur, explica: «La ley de talles se debería estar aplicando en todos lados pero la realidad es que no se cumple. El gran problema es que hay presión de los medios y de industria textil, además de un Estado que está en deuda ya que no realiza los controles que corresponden».

El (in) cumplimiento de la ley de talles no es un tema menor. La falta de medidas disponibles, las campañas publicitarias donde siempre desfilan cuerpos escuálidos y la presión mediática hacia las mujeres para que estén dentro de «la norma» son parte de la violencia de género. La Fundación Mujeres en Igualdad trabaja en el tema y desde hace años realiza campañas de concientización para ejercer presión y lograr que la ley se cumpla. «En la Provincia de Bs As, la ley se reglamentó en 2005 y el 75 por ciento de las marcas no la respeta. También se promulgó, en 2009, la Ley de Talles de la Ciudad de Buenos Aires, que es muy completa porque incluye todos los talles, del 36 al 50, tanto de mujeres como de varones, y para todas las edades. Santa Fe, Entre Ríos, Santa Cruz, la ciudad Santa Rosa en La Pampa y la ciudad de Córdoba también ya tienen su propia ley. El problema es que no se cumple. Las marcas diseñan para un solo target: la ‘mujer ideal’”, explican desde la Fundación. “Es una discriminación que produce trastornos alimentarios y puede llevar a la anorexia y la bulimia; que atenta contra un derecho básico: a vestirse”.

  La explosiva fortuna de la mujer de Berni

Quebrar el paradigma

La necesidad de romper con el modelo femenino actual es un reclamo que se está haciendo activamente en Europa y otras partes del mundo. La Asociación Alda promueve la diversidad en la moda y en los canones de belleza, y una de sus integrantes, Ashley Graham, logró convertirse en febrero de este año en la primera mujer talle 44 en un anuario de bikinis. Además, hace un mes, la marca de lencería para talles grandes Lane Bryant lanzó la campaña #ImNoAngel como réplica -en clave de crítica- al estereotipo promovido por Victoria’s Secret. Como parte de esta movida, el año pasado la marca de lencería Aerie decidió renunciar al retoque fotográfico en sus campañas. ¿El resultado? Sus ventas aumentaron un 9%. «En el sector publicitario hay una doble tendencia: resaltar el atractivo de la personalidad e impulsar parámetros estéticos más responsables que en la década anterior (especialmente evitar la delgadez extrema como canon de belleza)», dice Iolanda Casalà, directora de Análisis Estratégico de la agencia de publicidad Ogilvy&Mather de Barcelona.

En nuestro país también hay proyectos que apuntan a reivindicar los cuerpos reales, cuidando la salud y reduciendo la presión sobre las mujeres. “Este mes presentamos dos proyectos”, cuenta Victoria Donda. “Por un lado planteamos regular el uso de los programas informáticos que modifican la imagen humana, para que los medios gráficos de la vía publica y de las revistas tengan que decir si modifican la imagen. El otro proyecto de ley es para que las modelos con masa corporal inferior a 18, 5 (que es el valor aceptado por la OMS considerado peso saludable) no puedan desfilar en pasarelas”.

  Operativo lunchera: Tips para que "el nene TE coma" en el cole

La obsesión por el cuerpo es un problema serio, sobre todo en las adolescentes, que provoca trastornos alimenticios como bulimia y anorexia. Tomar conciencia y exigirle al Estado que apruebe y haga cumplir las leyes es nuestra responsabilidad. Es fundamental que haya diversidad de talles y de modelos, para incentivar la aceptación y cambiar los patrones de belleza. La panza chata, las tetas grandes y perfectas, las piernas sin celulitis, la cola dura, el torso esbelto y la cintura de avispa, ya fueron. Mujer linda es la que lucha. Cada una de nosotras es diferente, los cuerpos graban la historia personal. En cada una de sus cicatrices, arrugas y -supuestas- imperfecciones se esconden experiencias de vida. Por eso hay que amarlo, disfrutarlo y defenderlo para que sea libre. El cuerpo es nuestro.

Qué dice la ley aprobada por la legislatura porteña

-Todos los fabricantes y comercios deben garantizar la existencia de un mínimo de 8 talles, del 36 al 50.

-En caso de incumplimientos habrá multas desde $300 hasta $50.000 y posibles clausuras de los comercios.

-Se deben colocar en todas las prendas las etiquetas con especificaciones de medidas.

-Los locales deberán tener a disposición copias de la Tabla de Medidas Corporales Normalizadas para poder ser consultadas por el público.

Qué hacer si no encontrás tu talle:

-Hacé la denuncia a Defensa del Consumidor. Llamá a la Oficina Municipal de Información al Consumidor al 0800.222.9042 www.consumocuidado.gba.gov.ar consumidor@mp.gba.gov.ar.

Para saber más:

http://www.mujeresenigualdad.org.ar/ley-de-talles.html

 

Suscribite a nuestro newsletter
* Recibirás emails de cada publicación semanal
Notas relacionadas
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Con tu suscripción al Newsletter de Border Periodismo recibirás emails de cada publicación semanal.
* Recibirás emails de cada publicación semanal