Milagrosamente se estrenó este documental ficcionalizado que da cuenta de la trayectoria del genial Nick Cave.
Por Pablo Strozza (@pstrozza)
En una cartelera porteña cada vez más dominada por los tanques de Hollywood, el estreno de 20 mil días en la Tierra, el documental ficcionalizado dirigido por los británicos Iain Forsyth y Jane Pollard que narra la trayectoria artística del australiano Nick Cave, es poco más que un milagro. 20 mil… ya había sido proyectada en la última edición del BAFICI con entradas agotadas, por lo que esta es una inmejorable oportunidad de apreciar esta película con un sonido que le hace justicia y en pantalla grande.
Para quienes no lo conocen, Cave es una figura fundamental de la cultura rock de las últimas cuatro décadas. Al mando de su banda Birthday Party, fue el post punk heroinómano más salvaje que existió, con actuaciones y discos demenciales y no aptos para espíritus sensibles. Y con The Bad Seeds, el combo que con innumerables cambios en su alineación lo secunda hasta estos días, supo combinar ese extremismo sonoro con baladas que lo muestran como el mejor heredero de Leonard Cohen. Y todo eso combinado con un imaginario en sus letras que incluye al mito de Elvis Presley, al Antiguo Testamento, a la literatura gótica del sur de los Estados Unidos y a orbes industriales como Berlín, Londres o San Pablo. Elegante y fachero hasta lo indecible (jamás se lo ha visto en pantalones de jean), en la actualidad, con la localidad inglesa de Brighton como base Cave alterna entre sus shows y álbumes con The Bad Seeds y Grinderman (en este último grupo despunta de nuevo su amor por el post punk) y la escritura de guiones cinematográficos, novelas y bandas de sonido.
Como todo registro oficial, 20 mil… incluye datos que desconocíamos sobre Cave y excluye cualquier atisbo de polémica. A bordo de su Jaguar, Cave recorre las calles de Brighton durante toda una jornada y van desfilando por la pantalla personajes como su psicoanalista; amigos como Blixa Bargeld, Warren Ellis, Kylie Minogue o Ray Winstone e incluso los miembros de un supuesto archivo que contiene memorabilia personal que el músico creía haber perdido u olvidado. Las revelaciones pasan por el recuerdo de Michael Hutchence (el cantante de INXS fue un muy buen amigo de Cave y tuvo una relación amorosa con la Minogue), la confirmación de la forma en la que Bargeld abandonó a los Bad Seeds y su relación con la audiencia en sus legendarios conciertos. Pero el fan se queda con ganas de saber sobre sus días en San Pablo para abandonar la heroína (y de su ex mujer brasilera), de conocer sobre su explosivo romance con PJ Harvey, de ahondar sobre la partida de su lugarteniente Mick Harvey de su lado o de profundizar sobre sus encuentros con Johnny Cash o Marianne Faithfull (pese a que la historia que se cuenta con Nina Simone como protagonista compensa este último ítem).
El acceso al ensayo de una canción de los Bad Seeds y a su posterior interpretación en vivo confirma a Cave como un perfeccionista en la intimidad que luego da rienda suelta a su Mr Hyde en directo, con el único objetivo de asustar a su público para brindarle una experiencia inolvidable. Es menester que los argentinos volvamos a sentir esa sensación, tal como la sentimos en 1997 con los tres inolvidables conciertos que Cave brindó en el Teatro Opera, el estadio de Ferrocarril Oeste y el desaparecido boliche Dr. Jeckil. Pero también es necesario que Cave logre que sus heridas vuelvan a cicatrizar. Y allí es donde la última escena de 20 mil…, con un padre sonriendo frente a la TV junto a sus hijos, cobre otro valor al saberse, como es de público conocimiento, que hace pocos días Arthur Cave cayó de un acantilado en Brighton y perdió la vida. “Después de lo que pasó no pude volver a escuchar a Cave”, decía un amigo por Twitter. Ver, o volver a ver 20 mil días en la Tierra, puede ser una forma de estar a su lado en este terrible momento.
