Miradores de Buenos Aires: una salida de alto vuelo

Por: Nuria Gómez Videla @nugovi

Si mirar desde las alturas es un deseo aún sin cumplir aquí está la oportunidad de hacerlo realidad. Existen en Buenos Aires varios miradores a los que acceder de manera gratuita o por un bajo costo y así disfrutar de una salida diferente. Para locales, extranjeros, amantes de la arquitectura, el urbanismo, la historia y también curiosos. Eso sí, prohibido para los que sufren de vértigo.

Cada vez que uno pisa una nueva ciudad suelen ofrecerle o despierta el propio interés apreciar ese lugar desde lo alto, en algún mirador que brinde una contemplación diferente, otra adrenalina. En Buenos Aires eso existe, ya que cuenta con atractivos lugares desde donde descubrir su imponente arquitectura, los edificios famosos y la historia que los acompaña y la convierte en una de las ciudades más atractivas del mundo.

En el año 2010 nació Miradores de Buenos Aires –perteneciente a la Dirección Gral Patrimonio e Instituto Histórico del Ministerio de Cultura porteño- y desde aquel momento llevan realizadas más de trescientas visitas guiadas a cargo de –Néstor Zakim coordinador del programa, Martín Pi de la Serra y Leonel Contreras-. Ellos son quienes se encargan de transmitir a los visitantes una mirada patrimonial e histórica con mínimo detalle de esta misteriosa Buenos Aires. De manera totalmente gratuita pero con inscripción previa, los cuatro edificios que hoy ofrece Miradores son:

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De estilo racionalista, el ACA está ubicado en plena Av. Libertador 1850 -y Tagle-, tiene un mirador en el piso 9 que supo ser –en otra época- la confitería del edificio. Desde allí se puede apreciar Buenos Aires a lo largo de las avenidas Libertador y Figueroa Alcorta, en el horizonte las edificaciones del Puerto y el Río de la Plata. “Más cerca, en frente, se ve el clásico barrio Parque del que contamos desde su nacimiento, sus cambios y algunos secretos de sus casonas de techos altos, también sobre el viejo canal 7 y la facultad de derecho de la UBA”, comenta a BorderPeriodismo, Martín Pi De La Serra, profesor de historia de las artes, docente y guía del programa Miradores.

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Mirador ACA. Avenida Libertador y Tagle.
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Desde el ACA, el Canal 7 y el puerto de Buenos Aires.

Hotel Panamericano

Ubicado en el corazón del bullicio porteño, el Hotel Panamericano se encuentra en Carlos Pellegrini 551. La vista que ofrece el piso 23 –donde funciona un bar y spa- es nada más ni menos que de las avenidas porteñas más conocidas del mundo: la Av. 9 de Julio y la Av. Corrientes, lo que llaman el eje norte-sur. La mirada es impactante y la historia de Buenos Aires realmente se puede contar desde este mirador ya que ofrece la magnífica arquitectura del microcentro con sus cúpulas, los rascacielos que se erigen en la zona de bancos, el Teatro Colón, el Palacio de Justicia y el ícono por excelencia, el Obelisco.

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Mirador Hotel Panamericano. Vista de la Av. 9 de Julio Sur.
Panamericano vista 9 de julio norte
Mirador Hotel Panamericano. Vista de la Av. 9 de Julio Norte y el Teatro Colón iluminado.

Galería Güemes

Si tuviera que elegir un mirador favorito, sin duda, es la Galería Güemes, no sólo porque su vista permite ver a Buenos Aires en 360 grados sino porque es un ejemplo de preservación arquitectónica y eso la convierte en uno de los edificios más prestigiosos de Sudamérica”, sostiene Pi De La Serra. Este mirador está ubicado en plena city porteña con entrada por San Martín 170 o Florida 165, cuyo piso 14 es más que el Street View de Google por ser el único mirador que ofrece una vista real en 360 y desde donde se puede divisar hasta la costa uruguaya, además del juego de cúpulas de la zona, la Plaza de Mayo y San Telmo. El edificio Galería Güemes es considerado uno de los primeros rascacielos de Buenos Aires con sus 87 metros de altura. Si bien se puede acceder de manera gratuita yendo con la visita que organiza Miradores, la galería cobra a particulares una entrada de $30.

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Mirador Galería Güemes. Juego de cúpulas en el cruce de Diagonal Norte y Florida, Microcentro.

Basílica Santa Rosa de Lima

Ubicada en el cruce de la Avenida Belgrano y Pasco -448- del barrio de Balvanera, su maravillosa cúpula ofrece la vista de los barrios de Caballito y Almagro. Santa Rosa de Lima es la patrona de la Independencia de la República Argentina y es por ello que se decidió la construcción de un Santuario Nacional para su figura. El proyecto, acabado en 1928, estuvo a cargo del arquitecto Alejandro Christophersen, quien le dio un estilo que él mismo catalogó como «románico-bizantino de Perigord». La cúpula termina en una linterna en forma de torre que provee de luz al templo.

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Foto desde el exterior del Mirador de Basílica Santa Rosa de Lima. La cúpula termina con forma de linterna.

Para la arquitectura, un mirador  es un elemento en forma de galería exterior o balcón cerrado en toda su altura que sobresale del muro del edificio dotándolo de un espacio con grandes vistas al exterior, y en las grandes urbes son más fáciles de encontrar, aunque pocos son públicos. “Ver las ciudades desde arriba es un atractivo clásico del turista o de curiosos interesados en el urbanismo. Es como cuando uno se asoma por la ventanilla del avión y se divierte en busca de puntos de referencia. Hoy, en muchos lugares del mundo se paga muy caro para acceder a miradores porque no sólo ves un paisaje sino hitos de la arquitectura moderna, donde se aprecia el urbanismo y diseño. En la arquitectura siempre se mide qué ciudad tiene el edificio más alto. Nosotros en Buenos Aires tuvimos la torre rascacielos más alta de Sudamérica por muchos años, que fue el Edificio kavanagh inaugurado en 1936, frente a la plaza San Martín. Sería un gran mirador, pero como es un edificio privado no se puede acceder a sus terrazas”, cuenta a Border la arquitecta, Gabriela Monté.

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Centro Cultural Kirchner

Actualmente es el único punto panorámico público de Buenos Aires que ofrece una de las mejores vistas de la ciudad sin pagar entrada ni previa inscripción. El antiguo y emblemático edificio del ex Palacio de Correos y Telégrafos devenido en el Centro Cultural Kirchner es una gran opción para mirar a Buenos Aires desde el piso 9, donde Sarmiento 151, se cruza con la Av. Leandro N. Alem. Los dos miradores ubicados en la parte superior a unos 63 metros de los cimientos, si bien no son de gran altura, ilustran la vista del barrio más nuevo y moderno de la ciudad, Puerto Madero y junto a él, en contraposición la Casa Rosada, la Plaza de Mayo y el casco histórico porteño.

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Mirador del Centro Cultural Kirchner y una vista espectacular del barrio más nuevo de Buenos Aires, Puerto Madero.

 Palacio Barolo

Ubicado en la famosa Av. De Mayo, el Palacio Barolo representa un estilo arquitectónico único que hace referencia y homenajea a la Divina Comedia de Dante Alighieri. Construido entre 1919 y 1923 fue declarado monumento histórico nacional en el año 1997. Tiene 100 metros de altura y llegar hasta su faro, en el piso 22 es una de las atracciones más típicas y elegidas por quienes visitan Buenos Aires. Desde allí es espectacular la vista del Congreso de la Nación y la Casa Rosada.  La visita por el Barolo no sólo consiste en llegar al mirador también llamado Paraíso sino pasear por todo el edificio, que incluye el Infierno y el Purgatorio, como se denominan las otras dos partes. Este edificio tiene un sitio web a disposición para reservar el tour a gusto del turista. Lo diferente: ofrece visitas temáticas y nocturnas que escasean en el resto de los miradores.

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Mirador Palacio Barolo, de frente el Congreso de la Nación Argentina

Torre del Parque de la Ciudad

Desde lejos ya se ve. Desde varios puntos de la Ciudad se ve. Hoy, al llegar al Parque de la Ciudad, ubicado en Villa Soldati y dependiente del gobierno porteño, uno se siente pequeño, pequeñísimo al lado de semejante estructura exagonal metálica que nace de la tierra y parece tocar el cielo. La torre, que hoy lleva el nombre de Torre Espacial se construyó como una atracción más y se inauguró en 1982 -en las puertas de la democracia- como parte de lo que fuera Interama, un parque de atracciones diseñado por el estudio que proyectó Disneylandia (Battaglia y Asociados) cuya tematización estuvo a cargo de Hannah-Barbera, uno de los zares de la animación. La torre quiere dar la sensación de ser una espada al revés clavada en la tierra.

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Torre Espacial de 175 metros de altura.
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La torre tocando el cielo

Con sus 200 metros de altura es el punto más alto del país. Posee tres miradores a 175, 125 y 120 metros, pero sólo el más alto de 175 -lo que equivale al piso 60 de un edificio- es el que se encuentra habilitado como mirador sábados, domingos y feriados. Roberto Rey, es ingeniero eléctrico y responsable de haber puesto a punto sus ascensores nuevamente -luego de sucesivos cierres-,  también es quien aprieta el botón para que el elevador comience a subir. Dice que no cualquiera puede ser ascensorista de la torre, por eso hay días en que él mismo lo hace. “Yo acepté el desafío de poner estos ascensores a punto porque más que una atracción es una cruzada personal. Este es el lugar desde donde mejor se ve la ciudad de Buenos Aires y realmente era una pena que no esté disponible al público”, dice con orgullo.

Desde su mirador se puede ver a la perfección lo que fue la planificación de Buenos Aires y cómo la Ciudad creció de espaldas al Río de la Plata. Desde ahí Buenos Aires parece una maqueta viviente, los autos circulan de manera lenta, como si fueran de juguete y se distingue con claridad el Riachuelo, Aeroparque, Lugano 1 y 2, Ezeiza, el Autódromo, el puente Pueyrredón y miles de otros puntos.  

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Desde el mirador de la Torre. Buenos Aires al mediodía y al fondo el Río de la Plata.
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Desde la Torre así se ve Lugano I y II, atrás el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
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Desde la Torre, abajo lo que fue Interama, sólo se usan los sectores verdes del parque.

Roberto cuenta que los días de tormenta no se puede subir hasta el último piso -175 metros- porque desde ahí el viento se siente fuerte y golpea con fervor los ventanales. Y a modo de graficar lo que cuenta, muestra un video donde el matafuego -colgado en una parte del mirador- se tambalea de un lugar a otro como si fuera un papel que se vuela.  Hay días donde “sólo los valientes suben” y sonríe.

La entrada cuesta $40 y para los más atrevidos también está disponible una escalera de 1000 escalones con 45 descansos.

 PH Torre Espacial: Alejandro Reynoso.

 

 

 

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