Prince: El Príncipe en su laberinto

Por: Pablo Strozza

prince

La aparición local de Hit’n’Run Phase One confirma que la actualidad del músico está alejada de esa vanguardia de la que supo ser sinónimo.

Por Pablo Strozza (@pstrozza)

“My name is Prince, and I am funky. My name is Prince, the one and only…”. Desde hace unos años a la fecha, intentar seguir com pasión de fan o deber de periodista informado todos los vericuetos de la carrera artística de Prince Roger Nelson es una tarea titánica y engorrosa, más allá que el hombre se proclame, con la soberbia autorizada que tienen los grandes, como el único. Ediciones independientes vendidas sólo por Internet; Internet misma, con el rechazo que le causa y un ejército propio que hace que casi todas sus huellas ilegales en la Red sean borradas casi al mismo momento en que son subidas y, vale aclararlo, un descenso en su nivel artístico, hicieron que la completud saga del hombre en cuestión sea sólo cuestión de sus fans más extremos, que le festejan todos y cada uno de sus caprichos con una devoción casi religiosa.

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Pero, justo es decirlo, hace mucho que Prince no saca un disco entero de esos que cambian la historia, como supo hacerlo tiempo atrás con Around The World in a Day (1985) o Sign o’ The Times (1987). Así fue como la prensa especializada comenzó a hablar de “El mejor disco de Prince” para referirse a álbumes influidos por su sonido pero grabados por otros artistas. Un listado incompleto, más orientado al funk y al soul y no tanto al hip hop (por eso la exclusión desde el vamos de los trabajos de Kanye West y Jay Z) debería incluir la primera versión de In Search Of… de N.E.R.D. (2002), dúo conformado por Pharrell Williams y Chad Hugo; Skantonia (2001) y el doble Speakerboxxx / The Love Below de Outkast (2003), famosos por los singles “Ms. Jackson” y “Hey Ya!” respectivamente; St. Elsewhere (2006) de Gnarls Barkley (el CD que incluía la archiconocida “Crazy”) y también The Lady Killer (2010) de su cantante Cee Lo Green (con “Fuck You” como mascarón de proa); Channel Orange (2012) de Frank Ocean; The ArchAndroid (2010) y The Electric Lady (2013) de Janelle Monáe (este último con la participación en un tema de… ¡Prince!); el último trabajo de Beyoncé (2014) y Voodoo (2000) y Black Messiah (2015) de D’Angelo.

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El año pasado, el trigésimo aniversario de la aparición de Purple Rain trajo una noticia increíble: la reconciliación de Prince con el sello Warner para la edición simultánea de dos discos: Art Official Age y Plectrumelectrum, este último junto a su grupo de apoyo femenino 3rdeyegirl. Y mientras Art Official… presenta un ejercicio de R&B actual con un par de grandes canciones (“The Gold Standard”, el corte de difusión “Breakfast Can Wait”), Plectrumelectrum es el lado de Prince más rockero y guitarrero, más deudor de Jimi Hendrix y de Eddie Hazel (Parliament Funkadelic) pero, lamentablemente, hoy más cercano al retro rock insulso que propone Lenny Kravitz. Este hecho se da incluso en su nuevo / viejo look, con su cabello afro setentoso y unas gafas redondas y oscuras que no lo terminan de favorecer del todo. Igual, siempre es saludable su habitual postura anti machista (“Una chica con una guitarra es doce veces mejor que otra banda de chicos locos” canta en “Fixurlifeup”) y su “Funknroll” como estilo musical de vida.

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Hit’n’Run Phase One (editado originalmente para la plataforma digital Tidal, y que acaba de ver la luz en formato físico en nuestro país por el sello Universal) se queda a mitad de camino entre los dos álbumes comentados anteriormente. Hay jams forzadas como “Fallinlove2nite” y “Ain’t About 2 Stop” y experimentos electrónicos innecesarios “X’s Face”. Pero ningún disco de Prince es malo de verdad, y ahí están temazos como “June” o “1000 X’s & O’s” que nos muestran su inmenso talento, pero a cuenta gotas. Como ese magnífico recital que dio en River en los 90, de sólo una hora de duración. A seguir esperando, entonces, porque “el mejor disco de Prince” lo vuelva a firmar, de una vez por todas, el propio Prince.

 

 

 

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