San Expedito: crónica imperdible

Por: Natalia Gelós @nataliagelos

La fila de paraguas da vuelta la manzana a la altura de Bartolomé Mitre al 2400, en Balvanera. Uno detrás de otro. En algunos hay varias personas que se amuchan a su resguardo. Llueve suave, como rocío, pero no para. Hay vallados que conducen directo a la imagen de San Expedito pero hay que tener paciencia. Tres horas, o más, aseguran los que hacen cola. La llaman Fiesta Grande de San Expedito y pese a la incomodidad del agua y del día hasta ahí se acercaron miles de personas para tocar al “santo de las causas urgentes”, para rozarlo con las manos, para llevar pedidos y agradecimientos.

Nélida, una vendedora de estampitas, figuras de cerámica y velas verdes, blancas y rojas, dice que pusieron los puestos a las seis de la mañana del día anterior. Pasaron ahí toda la noche, en vigilia, ella y muchos otros que arman sus mesas para venderles a los que aguardan el turno de tocar al Santo. “Hacía mucho frío a la noche. Hoy no vino tanta gente por la lluvia, pero igual desde ayer que hacen cola para poder entrar”, cuenta. El año pasado pasaron ciento cincuenta mil personas. Este año quizá sean menos, pero son muchas. Miles. A las tres de la tarde la fila es interminable y desafía a la lluvia.

  Mark Fisher: ¿No hay alternativas al sistema?

Desde 2004 la Parroquia Nuestra Señora de Balvanera se trasformó en lugar de encuentro multitudinario. A lo largo del año se puede ver en su entrada una bandeja llena de velas encendidas y al costado barriles con la parafina fundida de las otras que algunos encendieron para hacer sus pedidos. En las cercanías siempre hay puestos que venden imágenes religiosas, rosarios, velitas, pero cada 19 de abril las calles Mitre y Azcuénaga se cortan y los puestos se multiplican para recibir a los devotos. En ese día de celebración hay claveles, rosas, estampitas, bolsitas del almizcle, hasta tortas de crema de esponjosidad imposible. Y hoy también venden paraguas, no podía ser de otra manera.

Como la peregrinación a Luján cada octubre, como la visita a Liniers para cada día de San Cayetano, el abril de San Expedito es uno de los más convocantes. La Primera encuesta sobre actitudes religiosas en Argentina, realizada por investigadores del Conicet, da un pantallazo nacional: “9 de cada 10 habitantes de la Argentina creen en Dios. Un 4.9% no cree y un 4% duda; podríamos juntar ambos porcentajes y decir que duda y no cree casi un 9%. (…) Creen más en Dios las mujeres que los varones (93,6 % contra 88,3 %); los ancianos que los jóvenes (96,7% contra 85,1%); los sin estudio que los universitarios (95,7% contra 84,5 %); las viudas que los divorciados.” En ese marco, San Expedito es una figura convocante. De los preferidos junto a San Cayetano, según una encuesta de ODSA/UCA. A su figura, la que ahora visitan los fieles, la sacaron de un depósito en la parroquia de Balvanera. Estaba detrás del altar, y desde  2004 recibe creyentes que dejan pedidos y agradecimientos ¿Y qué fue lo que le dio el envión popular? La telenovela El Clon, que era un éxito por esos años, solía pasar una imagen de él y señalan eso como uno de los factores que multiplicó su popularidad.  Este santo guerrero romano, que pisa un cuervo y levanta una cruz es nombrado por quienes tienen “causas urgentes”; el que tiene la venia de la institución, por un lado, de la mano de la Iglesia, pero que a la vez se pone a la par de santos populares como el Gauchito Gil, o la Difunta Correa.

  Qué hay detrás del boom cervecero porteño

“Primero viene Dios, después viene San Expedito, después vengo yo”, le explica un vendedor a una mujer, mientras le entrega un rosario perfumado. La mujer dice “Claro, claro”, y lo guarda mientras paga los $60 pesos que vale. Luego, ella se ubica entre el grupo de gente que espera las palabras del sacerdote. En una de las bendiciones, el cura agita el agua bendita bajo la lluvia y los fieles levantan sus objetos para recibirla. “Lleven la bendición a sus hogares ¿se necesita por estos días, no?”, le dice a la gente que se reunió en la esquina y que no consiguió hacer la fila para entrar al templo. “Sííí”, responden todos, obedientes. Luego de una oración, pide aplausos para San Expedito. Entre los presentes está Marta, que vino de Bahía Blanca con su cuñada: “Este año viene a agradecer. El año pasado le pedí algo muy importante y me escuchó. Igual, también le pido trabajo”, dice la mujer, que tiene en la mano un atado de velas. Seguirá el desfile todo el día ¿Servirá de termómetro de algún ánimo social? Quizá no hay respuesta para eso. Lo único seguro es que en el aire flota el olor dulzón de la parafina.

  Massa dijo que recuperará la autarquía financiera del ENARD
Suscribite a nuestro newsletter
* Recibirás emails de cada publicación semanal
Notas relacionadas
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Con tu suscripción al Newsletter de Border Periodismo recibirás emails de cada publicación semanal.
* Recibirás emails de cada publicación semanal