Hiper polémico: ofrecen congelar óvulos como regalo para el cumple de 15

Por: Denise Murz @DeniseMurz

Las mujeres jóvenes se convierten en el principal nuevo objetivo de la industria de la fertilidad, que ahora busca convencer a padres de obsequiar a las quinceañeras, la extracción y preservación de óvulos, en lugar de un viaje o la fiesta misma. El fantasma de la esterilidad, la planificación de la vida y un negocio que no para de crecer.

La Industria de la fertilidad viene dando pasos agigantados en la conquista de clientas. Las estadísticas indican que los tratamientos de extracción y congelamiento de óvulos subieron en Argentina un 30% cada año, durante lo últimos tres. Las razones de este crecimiento son múltiples pero gran parte de este fenómeno responde a un esfuerzo estratégico de las clínicas especializadas por hacer de este servicio una alternativa accesible para mujeres de clase media alta, profesionales, que son justamente, quienes posponen la maternidad para después de los 35 años.

Las clínicas apuntan a las mujeres fértiles.
Las clínicas apuntan a las mujeres fértiles.

En el mundo, a esta adecuación de los precios hay que sumarle también una tendencia que, aunque no se asoma aún por nuestro país, seguramente no tardará en llegar: la inclusión del congelamiento de óvulos en los planes médicos corporativos. Apple y Facebook decidieron sumar esta opción para sus empleadas y marcaron el primer precedente de una medida que ello aseguran, les permite ser más eficaces y trabajar sin interrupciones por maternidad durante más tiempo.

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Ahora, la industria de la fertilidad se prepara para dar otro gran batacazo de marketing. Lo que propone es cambiar la fiesta de quince o el viaje a Disney por el congelamiento de óvulos. La propuesta no se enfoca tanto en las adolescentes, en general despreocupadas por la maternidad, sino en los padres, a quienes se les ofrece “regalarle a las hijas la posibilidad de tener más tiempo para decidir ser madres”. El anzuelo es tentador para una sociedad que sigue privilegiado la maternidad biológica por sobre cualquier otra. El precio es el mismo que el de celebrar la fiesta o hacer el viaje.

Los precios de los tratamientos apuntan a reemplazar la fiesta.
Los precios de los tratamientos apuntan a reemplazar la fiesta.

La “promo” ronda los 30 mil pesos por la extracción y los 1500 por mantenimiento anual.

Si bien en el mundo el planteo es mirado con recelo, en Buenos Aires, el que se atrevió a tirar la primera piedra fue el ginecólogo Fernando Neuspiller, director del Centro IVI, quien califica la idea como “un paso lógico hacia la modernidad”. Lo que busca, a través de la difusión de esta idea, capturar la atención de mujeres cada vez más jóvenes para hacerles conocer la posibilidad de pagar a los 15, una intervención que se realizaría en cuanto cumplan la mayoría de edad, a los 21.

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Neuspiller y un márketing controversial.
Neuspiller y un márketing controversial.

Para Neuspiller, esta propuesta se presenta como una alternativa ideal para una generación que se espera, demore aún más la decisión de formar familia. Según él, este paso significa que las mujeres van a poder dedicarse aún más a sus carreras y  realizarse sin la ansiedad que caracteriza los tiempos biológicos. ¿Qué tan realista es el planteo?

Desde el Instituto de Investigación Bioética, Hasting Center de Nueva York, advierten sobre los dilemas éticos de “atemorizar a las mujeres” mediante la naturalización de los problemas para concebir (sólo el 3% de casos de infertilidad son irreversibles) y sobre la verdadera eficacia del uso de óvulos congelados. Según este Instituto, el índice de fracaso de la utilización de óvulos congelados es mucho más alto de lo que las clínicas están dispuestas a revelar y pueden llegar al 70% en mujeres de 30 y al  90% en mujeres de más de 40. Esto porque la fertilidad no depende únicamente de la calidad del ovulo sino de otras cuestiones como la salud integral, la compatibilidad con su compañero (o donante)  y por supuesto, algo aún indescifrable aun por los genetistas que hace al llamado “milagro de la vida”.

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Ellos también ponen el acento sobre otras cuestiones no menores a la hora de considerar este “obsequio” para quinceañeras. Por un lado, que al ser estos métodos tan nuevos, nadie puede predecir el impacto que veinte años de congelamiento podrían tener en el material genético. Por el otro, que la dimensión invasiva del tratamiento hormonal a la que la agasajada debería someterse en caso de querer darle uso a su regalo, es algo que no se debería subestimar. ¿Es semejante dilema un buen presente?

De consolidar esta propuesta, la industria de la fertilidad, la cual originalmente había nacido para tratar personas infértiles, estaría dando un paso decisivo para avanzar sobre un mercado enorme y prometedor: el de las mujeres jóvenes y fértiles que nunca la necesitaron y que tal vez nunca la necesiten.

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