La energía eléctrica, ¿debe ser un servicio pago y privado?

Por: Fernando Sommantico @ferlegend1

Nikola Tesla vs Thomas Alva Edison; la corriente alterna, frente a la continua. La historia del triunfo del negocio y las corporaciones por sobre la concepción de que la electricidad es un derecho y servicio social. Y el día que uno de los científicos más prestigiosos del siglo XX electrocutó un elefante como propaganda.                             

 

Esta guerra de intereses comenzó hace cien años, cuando sus dos creadores e impulsores más importantes se disputaban estos principios: Nikola Tesla y Tomas Edison.

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                                     TESLA                                                                                 EDISON  

Inventor ,ambientalista , humanista Inventor,  empresario
Corriente alterna Corriente continua
La energía eléctrica debe ser un servicio social sin fines de lucro La energía eléctrica es un servicio que debe ser rentable

 

Comencemos recordando quién fue Edison: Thomas Alva nació en Ohio, Estados Unidos, en 1847, y fue el creador de la corriente continua, la misma que se utiliza actualmente en las linternas o luces de los autos, por ejemplo.

Nikola Tesla, en cambio, nació en julio de 1856 en Croacia. Fue un inventor con fines altruistas, creía que sus creaciones deberían servir a la humanidad para mejorar su calidad de vida. Priorizaba el bien común con energía limpia y al menor costo posible, un ideal que adquirió en su adolescencia. Cuando tenía 17 años padeció el cólera y estuvo muy cerca de la muerte. Su padre, en una suerte de promesa, le dijo que si lograba recuperarse lo enviaría a la Universidad Politécnica de Graz, Austria.

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Allí comenzó a germinar la idea que marcaría su vida: idear una forma para que la energía gratuita llegase a todo el mundo. Su primer trabajo fue en la compañía nacional telefónica de Austria. Tiempo después, pasó a una sede de la compañía Edison, en Francia.

En 1884, Tesla llegó a Nueva York con una carta en mano dirigida a Edison, escrita por el presidente de dicha compañía francesa, Charles Batchelor. «Conozco a dos grandes hombres, y usted es uno de ellos. El otro es el joven portador de esta carta», decía la misiva.  El mismo día que Edison conoce a Tesla lo contrata.

Cableado de alta tensión, de Edison, en Nueva York.

Por ese entonces Edison era un empresario prominente, fue el primero en instalar tendidos de cables para que llegara energía eléctrica y luz a los hogares, un sistema novedoso, pero muy débil y que requería mucho cableado. Pero Tesla tenía otros planes -había desarrollado ya la corriente alterna- y para llevarlos adelante necesitaba dinero.

Al poco tiempo de trabajar juntos, Edison provoca a Tesla y le propone un desafío:  si lograba arreglar una serie de maquinas le pagaría 50 mil dólares. Tesla lo hizo y cuando fue a buscar su cheque la respuesta de Edison fue elocuente: «¿Acaso todavía no conoces el humor de los americanos?

Aún cuando el desafío le valió un aumento en su salario de 10 a 18 dólares la hora, Tesla se ofendió y se fue de la compañía. Eso desató una verdadera guerra entre ambos.

George Westinhouse, rival de Edison.
George Westinhouse, rival de Edison.

El croata necesitaba dinero para financiar sus inventos y se le ocurrió recurrir a quien por entonces era la competencia de Edison, George Westinghouse, quien lo acepta en su compañía y empieza a financiar lo que serían las primeras fuentes de energía eléctrica con corriente alterna. La inventiva fue un duro golpe para Edison, ya que este sistema generaba mas energía con mucho menos costos de cableados.

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Incluso Tesla logró mejorar las lámparas para hogares, similares a las que conocemos hoy, mientras que las de Edison tenían luz más tenue y se quemaban muy seguido. Los avances del croata atentaron drásticamente contra los intereses económicos de Edison, quien hizo todo lo posible para defenestrar la corriente alterna.

En uno de los hechos más inexplicable de su historia científica, Edison llegó a matar un elefante en público con descargas eléctricas para demostrar que la alternativa de Tesla era muy peligrosa. El animal, atracción entonces del parque de Coney Island, había sido condenado por matar a tres visitantes de la feria.

La propaganda a Edison no lo ayudaría ante un duro golpe económico: perdería la licitación para construir una central hidroeléctrica en las cataratas del Niágara, a manos de su archirrival Westinghouse, con el ideario de Tesla.

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Represa hidroeléctrica de las cataratas del Niágara. Una derrota de Edison.

El reto era alto: conseguir alimentar la demanda de la creciente industria de la ciudad de Buffalo, la segunda más grande del estado neoyorkino. Aquella fue la mayor construcción eléctrica hasta la fecha y logró su cometido utilizando la generación en corriente alterna y dando por tierra, con ello, la guerra de las corrientes.

Pero Tesla no se conformó con aquella victoria y continuó obsesionado por cumplir su sueño de adolescente: llevar energía eléctrica e información gratuita a todos los hogares, sin cables ni costos, mas allá del mantenimiento del generador de energía. Su sueño estuvo cerca de convertirse en realidad, con la construcción de la torre Wardenclyffe , erigida entre 1901 y 1917 con una antena de 30 metros.

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Torre Wardenclyffe.

Diseñada para la telefonía comercial transatlántica, la Wardenclyffe fue una torre-antena de telecomunicaciones inalámbricas, retransmisiones de radio y la transmisión de energía con el sistema wi fi como lo conocemos hoy en día. 

Tesla llegó a terminar su proyecto y fue probado con éxito, pero los grandes grupos económicos de entonces conspiraron y la torre dejo de operar. Y así, el mundo comenzó a inclinarse por otras fuentes de energía “más sucias”, si cabe la descripción, como el carbón, el petróleo y la energía atómica, donde los grandes grupos económicos prevalecieron en el desarrollo de distintas áreas, con los resultados que todos conocemos y algunas de las consecuencias que también: desde calentamiento global, hasta la peor contaminación ambiental producida por las fugas radiactivas en Chernobyl o Fukushima.

Aunque pocos lo tienen presente, Tesla le ganó la guerra como inventor a Edison, pero este útlimo ganó la empresaria.

El filántropo y científico croata murió en la pobreza, ignorado por la industria que revolucionó, dejando para la posteridad unas setecientas invenciones que no lo salvaron de un injusto ostracismo. Edison, en cambio, murió millonario, pasó a la Historia como una de los grandes genios del siglo XX y dejó el legado de una compañía eléctrica que llevó su apellido a la cultura pop, como sinónimo de la fabricación de accesorios que aún perdura en la actualidad.

La guerra de las corrientes, una batalla de principios y pensamientos que nació hace un siglo, sigue aún, con sigilo, y se despierta cada vez que alguien debate si la luz debería ser un servicio privado o estatal, pago o gratuito. En la práctica, es claro que, mientras tanto, el pensamiento de Edison sigue ganando, al menos, en el mundo occidental.

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