Los 50 años de Revolver de los Beatles

Por: Pablo Strozza

El disco que marcó un antes y un después en la trayectoria de los Fabulosos Cuatro de Liverpool celebra su primer medio siglo de vida. Marihuana, impuestos, LSD para entendidos y la banda de los corazones solitarios del Sargento Pepper.

 

“El 5 de agosto de 1966 en las tiendas de discos apareció un LP que, de no ser por el hecho de haber recibido pedidos anticipados por aproximadamente un millón de ejemplares, parecía no tener posibilidad alguna de llamar la atención en los estantes. Su portada, entre las de sus rivales de brillante colorido a lo Carnaby Street, era blanca y negra: consistía en un collage de fragmentos de fotografías dispuestas en espiral entre lo que parecían frondas de palmera pero que una atenta observación revelaba ser cabello, enmarcando las siluetas de cuatro caras tan reconocibles que no se juzgó necesario incluir su nombre colectivo. ¿Quién más en el mundo podía anunciarse con un grafismo que reflejaba a las revistas más en boga del momento? ¿Quién podía titular un álbum Revolver (1) dotando a tan vulgar juego de palabras del lustre de un vanguardismo de nuevo cuño? ¿Quién sino los Beatles tenían la suficiente y colosal seguridad para mostrarse tan decorosamente humildes?”.

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Revolver, el disco.
Revolver, el disco.

Estas palabras del escritor Philip Norman, extraídas de Shout!, una de las mejores biografías de los Beatles, marcan el impacto que hace cincuenta años tuvo la aparición de Revolver: el disco de marcó un antes y un después en la carrera del grupo que integraron John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Porque unos días después, el 29 de agosto del mismo año, el cuarteto brindaría su último recital, en el Candlestick Park de San Francisco, Estados Unidos.

Pero más allá de ese hecho puntual, Revolver es un disco que jamás estuvo concebido para ser tocado en directo. Los Beatles, junto a George Martin, ya habían comenzado a utilizar el estudio de grabación (en este caso la sala principal de Abbey Road) como un instrumento más, por lo que ciertos trucos que aparecen reflejados de aquí en adelante en sus álbumes son imposibles de reproducir en el marco de un concierto.

BeatlesRevolver presenta a un McCartney más que en forma, a un Lennon que comienza a dormir el sueño de la psicodelia profunda, a un Harrison al que por primera vez se le permite incluir tres canciones en un disco y a un Starr con la eficacia de siempre, que una vez más termina siendo el héroe de ficción de grandes y chicos por su viaje en el Yellow Submarine.

En el caso del zurdo, Eleanor Rigby y su maravilloso cuarteto de cuerdas; esa oda a la marihuana con ritmo de soul llamada Got To Get You Into My Life; For No One y su solo de corno francés y la ternura a lo Brian Wilson de Here, There and Everywhere ya lo perfilan como el dueño del concepto multicolor que estallaría a pleno un año después con Sgt. Pepper. John, por su lado, presentó una de sus canciones definitivas: Tomorrow Never Knows, en donde su letra (“Escucha el color de tus sueños, o juega el juego de la existencia hasta el final… del principio”) se describe con potencia los efectos de un viaje de LSD. Pero también incluyó la hermosa And Your Bird Can Sing, la tenebrosa She Said She Said, el canto a la vagancia llamado I’m Only Sleeping y Doctor Robert, donde ajusticia a un dentista que a partir de ese momento adquirió múltiples posibles identidades.  Y George volcó toda su bronca hacia el sistema impositivo británico en la letra y las filosas guitarras de Taxman, continuó con sus mambos hindúes en la gran Love You To y también reflejó sus experiencias con el ácido lisérgico en I Want To Tell You.

Pop group The Beatles, waving to screaming fans en route to Boston airport, America, from left to right, George Harrison, Ringo Starr, John Lennon and Paul McCartney, on August 12, 1966. (Photo by Daily Express/Archive Photos/Getty Images)
The Beatles

Y es que Revolver, más allá de su extraordinaria calidad musical (hay muchos críticos que lo consideran el mejor disco beatle), muestra ese momento en el que consumir LSD era sólo un guiño para entendidos, que se reflejaba en buenas experiencias que comenzaban a ser traducidas en arte de todo tipo. La influencia de la placa se refleja cuando se nombra la competencia posterior: Aftermath de los Rolling Stones, A Quick One de The Who, Blonde On Blonde de Bob Dylan y Freak Out! de Frank Zappa y sus Mothers of Invention. Superar esos discos iba a implicar que los Fab Four se transformaran en la banda de los corazones solitarios del Sargento Pepper. Pero esa es, como se suele decir, otra historia.

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(1) En idioma inglés Revolver posee dos acepciones: revólver y elemento que gira.

 

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