En 2007, antes de entrar a la gestión pública el tesorero era un trabajador independiente en la categoría de menores ingresos. Ocho años después, luego de ser mano derecha de Alberto Pérez, vive en el exclusivo country Abril, en una casa que la habría heredado su mujer. En el jardín de su casa había una caja fuerte escondida en la curiosa escultura mitológica. Fue el responsable económico de la campaña de Scioli.
La caja fuerte dentro de una escultura de un dragón hallada esta semana se convirtió en una nueva historia de la novelesca trama que decora la política argentina. Plata en un baño, bóvedas escondidas en conventos o reformadas como bodegas, millones contados en una financiera, bolsos enterrados, los vericuetos vinculados a los casos de corrupción son cada vez más inverosímiles. Y en este punto, a la sorpresa que generó el dragón se suma que su dueño, Walter Carbone, pasó de ser monotributista de la categoría más baja en 2007 a vivir en una casa de un exclusivo country.
Carbone se desempeñó como director general de Administración de la Jefatura de Gabinete bonaerense. Y en la última elección fue el responsable económico y financiero de la campaña
del Frente para la Victoria. Según los registros de antecedentes comerciales, hacia 2007, cuando Daniel Scioli llega a la Gobernación, Carbone no tenía una relación laboral en blanco, ni era socio o dueño de una empresa. Para la AFIP, era un monotributista independiente con la facturación más baja.
Ocho años después, vive en el country Abril, en Hudson, donde es vecino de otros políticos y empresarios de la vida bonaerense y nacional. Desde el sciolismo, quien fuera jefe de Carbone, explican que su mujer la heredó.
Alberto Pérez, su superior en tiempos sciolistas bonaerenses, salió a defenderlo diciendo que la caja estaba vacía, que el escultor había montado la estructura del dragón sobre la caja fuerte y que en otros casos usaba otras cosas, como bicicletas. Y agregó que Carbone la usaba para “guardar cosas domésticas o de la pileta, o para tenerla vacía”. Una rareza que tuviera una caja de seguridad para archivar cloro o productos antimicóticos.
Donde sí encontraron plata fue en otra caja fuerte, más chica, que estaba dentro de la casa. Allí tenía guardados $ 39 mil, que según Pérez, constaban en la declaración jurada de Carbone. Lo que no aclaró es que se refería a la declaración impositiva que se presenta todos los años ante la AFIP, porque hasta este año los funcionarios bonaerenses no estaban obligados a presentar su declaración jurada patrimonial como se hace a nivel nacional.
Ahora, el fiscal Álvaro Garganta deberá seguir avanzando en la causa que investiga una denuncia de Elisa Carrió contra Daniel Scioli y otros funcionarios por supuesto lavado de dinero y defraudación a la administración pública. La líder de la Coalición Cívica hizo eje en diversas cajas de la Provincia, como la obras social IOMA o Lotería, donde sospecha que hubo malversación de fondos. A Carbone se llegó porque la denuncia terminaba poniendo el foco en el manejo de cuentas extra presupuestarias que tenía la Jefatura de Gabinete. Según denunció Carrió, allí hubo una deficiente rendición de cuentas. Pero Carbone no aparecía mencionado en la denuncia, sino que fue el fiscal quien llegó a él luego de iniciadas las investigaciones. Es que su rol era, en los hechos, el de tesorero del área que manejó durante los últimos ocho años Alberto Pérez.
Para Mariana Zuvic, ladera de Carrió, Carbone era el “valijero” de Scioli. Y para Paula Oliveto, firmante de la denuncia Carbone tuvo un rol fundamental en la campaña de la lista encabezada por el ex gobernador y Carlos Zannini: “La campaña de Scioli se pagó con dinero de los bonaerenses», sostuvo. Como fuere, la imagen del dragón se suma a un derrotero de sorpresas que parece nunca acabar.
