Matrimonio infantil en Argentina: de eso no se habla

A menudo pensamos que es sólo “cosa de otras culturas”. Pero un reciente informe revela que esta realidad también es la de miles de menores argentinos, en su mayoría niñas y adolescentes. Un estudio detalla más de 300 mil niños casados o siendo convivientes de un adulto en el país. 231.000 son mujeres.
Matrimonio infantil en Argentina: De eso no se habla
Créditos: Matrimonio infantil en Argentina: De eso no se habla
Por: Fernanda Sández @siwisi

Primero vimos las fotos desconcertantes, que mostraban a una hilera de nenas vestidas de blanco y de la mano de hombres que las duplicaban en altura y triplicaban en edad. Después supimos que todas aquellas chiquitas (por “tradición” a veces, por cuestión de supervivencia familiar, muchas otras) en realidad se estaban casando en algún lugar remoto del mundo con señores que podrían haber sido sus padres y hasta sus abuelos.

Finalmente asistimos a una retahíla de noticias horribles, acerca de niñas que morían tras haber sido violadas durante su “noche de bodas”. El último caso notorio por lo aberrante ocurrió en marzo de 2016 en Meedi, una ciudad al norte de Yemen, donde las chicas (como en la mayoría de los países del África subsahariana) son casadas -vendidas- por sus familias a cambio de una dote. Según Human Rights Watch, más de la mitad de las yemeníes se casa antes de los 18 años y 14%, antes de los 15. Una fotógrafa, Stephanie Sinclair, registró el fenómeno durante más de una década en un trabajo impactante publicado en National Geographic, en 2011.

Child Marriage Yemen NG
Fotografía de Stephanie Sinclair, en su trabajo «Too young to wed» («muy jóvenes para casarse»).

¿Cuánto “antes”? Diez, seis, cinco años. La chiquita casada en Meedi murió por una hemorragia interna. Tenía ocho años y nadie fue preso porque la práctica está absolutamente naturalizada en su tierra. Hubo además un acuerdo entre los jefes tribales para que el caso no saliera a la luz. Pero los vecinos le contaron todo a la agencia alemana de noticias Reuters.

El informe "Color de Rosa".
El informe «Color de Rosa».

Desde Argentina, como desde el resto del mundo “civilizado” solemos leer estas noticias con una mezcla de espanto y extrañeza. Sin embargo, la Fundación para Investigación y Estudio de la Mujer (FEIM) cuenta otra versión de las cosas. Y produjo al respecto el primer informe sobre este tema del que nadie quiere hablar. Se llama Color de rosa y su subitítulo no podría ser más perturbador: Situación del matrimonio o convivencia infantil en la Argentina.

El trabajo lleva la firma de la doctora Mabel Bianco, titular del FEIM, y de la licenciada Cecilia Correa. Médica una, psicóloga la otra, las investigadoras trabajaron con datos del último censo nacional de población (2010) y también con datos de la Oficina de Violencia Doméstica (OVD). Comprobaron que en Argentina hay más de un cuarto de millón de niños, niñas y adolescentes (341.000, para ser más exactos) casados o conviviendo con un adulto.

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“Pero como en nuestro país la ley no permite el casamiento de niñas o niños antes de los 18 años (excepto en casos en que los responsables legales lo autoricen), se considera que todo esto no existe. Pero sí existe. Tal vez no tanto el matrimonio pero sí la convivencia. Eso es, que viva un menor con un adulto en pareja. En provincias como Salta o Formosa, el que una niña viva con un adulto es habitual y no llama la atención. Es algo parecido a lo que ocurre en Africa o Asia”, precisa Bianco.

Un solo ejemplo: en Chad, una adolescente tiene más chances de morir de parto que de terminar la escuela y 70% de ellas estarán casadas antes de los 18 años. Pero la mención a esas regiones del mundo no es casual, ya que es precisamente en el África Subsahariana y en Asia adonde se concentra el grueso de los vínculos de pareja entre menores y adultos. Así, a nivel mundial, el estudio precisa que 45% de los matrimonios infantiles tiene lugar al sur de Asia, mientras que 39% sucede en esa región de Africa. En América Latina y el Caribe figuran en tercer lugar, con 23% del total.

Para poner blanco sobre negro, y según cifras de UNICEF citadas por el informe Color de rosa, “cada día, en el mundo, hay 47.700 niñas que ven afectado su futuro y que se casan o inician una convivencia no elegida ni consentida”. Cada año, 15 millones de niñas son casadas a la fuerza y es por eso que desde hace años UNICEF promueve campañas y programas en contra de esta práctica, como la siguiente:

También en Líbano, una ong llamada Kafa lanzó la campaña “Niñas, no novias”, para crear conciencia de este hecho. Allí no hay edad mínima para que una nena contraiga matrimonio y para alertar sobre eso la ong realizó un experimento social: un falso matrimonio entre un adulto y una nena, en plena calle, para ver cuál era la reacción de los transeúntes y analizar cuán al tanto estaban del drama de matrimonio infantil en su propio país, en donde una  de cada cien nenas se casa antes  de cumplir 15 años:

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Alrededor del mundo, indica el estudio argentino, “millones de niñas y niños conviven en pareja, en matrimonio o simplemente en uniones, contra su voluntad o sin capacidad de poder decidir esa convivencia, por no entender realmente el significado de esto y las consecuencias para su vida futura”. En este universo, las niñas son abrumadora mayoría y “ya sea esta convivencia aceptada o forzada, constituye una violencia que experimentan estas niñas y que conlleva una violación de sus derechos humanos”.

Contra lo que podríamos llegar a creer, Argentina no está a salvo de este flagelo. Y señala, para comenzar, que sus principales víctimas son femeninas. En efecto, “nuestro estudio relevó que según el censo 2010 había 341.000 adolescentes entre 14 y 18 años que convivían con mayores de edad. Algunos ya estaban casados. De estos, 231.000 eran mujeres y ellas en general, y a diferencia de los varones, convivían con hombres entre 10 y 20 años mayores. Estas cifras -que aumentaron en relación al censo anterior- representan un número considerable”, destaca.

Sin embargo, el Estado parecería no tener siquiera registro del fenómeno ni- menos aún- políticas especificas para enfrentar este flagelo y sus consecuencias: deserción escolar, violencia doméstica, embarazo y parto precoz, entre otras. De hecho, esto último expone a las menores a riesgos absolutamente evitables. Según la ONU, precisa el estudio, “las complicaciones por embarazo y parto a edad temprana son las principales causas de muerte de niñas de entre 15 y 19 años en los países en desarrollo. De las 16 millones de niñas y adolescentes que dan a luz cada año, el 90 por ciento está casada. Unicef estima que unas 50.000 niñas mueren por estas causas, casi todas en países de ingresos bajos y medios. Los partos de fetos muertos y las muertes de recién nacidos son 50 por ciento superiores entre las madres de menos de 20 años que entre las mujeres que superan esa edad”.

Color de RosaEn cuanto a las causas que llevan a un menor a una situación como ésta, la experta no duda en hablar de “pobreza”. En muchos hogares, tener una boca menos que alimentar mueve a muchas familias a dar a sus niñas en una práctica conocida como “crianza”. A cambio de comida, techo y -se supone- educación, esos chicos serán criados por una persona o familia. Pero esto, desde luego, no siempre resulta bien. “Sobre todo en el norte del país”, señala Bianco, muy frecuentemente los padres dan las niñas o niños a familias o personas individuales para que los críen o eduquen porque ellos no pueden hacerlo. Y muchas veces son las/los criaditos quienes luego son abusados”.

 ¿Qué impacto tiene en la vida de una niña el abuso, el embarazo precoz y afrontar desde demasiado temprano las responsabilidades de la maternidad y de llevar adelante una casa? Según se lee en el informe, las consecuencias del matrimonio o convivencia infantil son muchas y todas nefastas, empezando porque una niña o adolescente en esa situación automáticamente pierde su derecho a ser cualquiera de las dos cosas. En esas condiciones, las nenas y las adolescentes suelen dejar sus estudios, perpetuándose en un círculo de pobreza y dependencia del que les costará mucho salir.

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Para evitarlo, concluye la investigación, la educación es el camino y la mejor manera de que miles de chicas eviten quedar entrampadas en convivencias que son cualquier cosa, menos elegidas. Diversas investigaciones citadas en el trabajo han demostrado, de hecho, que una chica que permanezca en la escuela tiene hasta seis veces más chances de postergar la vida en pareja. “La educación “inmuniza” contra la convivencia precoz”, ilustra Bianco.

 “En efecto, la continuidad de la educación de las chicas les da posibilidades de no caer en estas convivencias sino en preservarse para ser «alguien» en la vida. Por eso es importante que las niñas no abandonen la escuela. Muchas veces, ése es el primer paso en el camino para embarazarse y entrar en estas convivencias. Por eso, que no abandonen la escuela es fundamental. Y tenemos que luchar para que eso suceda”. Ya lo dijo Malala Yousafzai, ante la ONU y en 2013: “Un niño, un profesor, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”. Y la realidad de miles de chicas argentinas, también.

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