Los dos primeros como titulares de la AFI y el tercero como secretario de Justicia supieron llevar a Comodoro Py los mensajes del poder kirchnerista. Hoy, Parrilli preside el Instituto Patria y trabajó con sus hijos en un emprendimiento gourmet. Mena es asesor de la cuñada de Máximo en el Consejo de la Magistratura, y Álvarez da clases en tres universidades. Sus patrimonios.
Pasaron de ser los encargados de llevar a los tribunales de Comodoro Py los designios del gobierno kirchnerista a quedar en la mira de los mismos habitantes de esos pasillos judiciales. Oscar Parrilli y Juan Martín Mena, como jefes de la central de inteligencia, y Julián Alvarez, como secretario de Justicia, eran los emisarios que Cristina Kirchner mandaba para tener un control sobre los que hacían jueces y fiscales. Hoy, son los protagonistas de las escuchas que hablan de supuestos aprietes y presiones.
Ahora, en el llano, los tres siguen refugiados al calor del kirchnerismo, aunque con suerte dispar. Parrilli, el hombre sobre el que pesa un pedido de detención, está al frente del Instituto Patria, en el que se presenta Cristina cada vez que visita Buenos Aires. Mena, que era el segundo de Parrilli en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), es asesor de la senadora Virginia García (cuñada de Máximo Kirchner) en el Consejo de la Magistratura. Álvarez, por su parte, concentra parte de su tiempo en la tarea académica: figura, en los registros comerciales, como en relación de dependencia de tres universidades (UBA, Lomas de Zamora y José C. Paz).
En abril de 2016, Parrilli, hablando con Ricardo Echegaray, dejó su impresión sobre el juez Sebastián Casanello, quien avanzaba en contra del ex titular de la AFIP. “Yo lo conozco. Lo conocí una vez que fui a hacer una denuncia de Stiuso. La impresión que tengo es que es bastante flojito, que es presionable. Yo le tengo miedo a este hijo de puta, el que tiene relación es Julián (Álvarez). Lo voy a llamar a Julián a ver qué puede hacer”, se leyó en las transcripciones de las escuchas al ex secretario general de Néstor y de Cristina.
Parrilli se retiró del Gobierno con un patrimonio de poco más de $ 4 millones, lo que representa un 460% más de lo que tenía cuatro años antes. Ya en el llano, no logró reubicarse en ningún cargo público. Según los aportes que recibió, durante febrero de 2016, estuvo en relación de dependencia en la empresa Office Gourmet SRL, un emprendimiento gastronómico en la que están involucrados sus hijos.
La empresa explota el restaurant «Buenos Caprichos», en Neuquén, de donde Parrilli es oriundo. Y también provee servicios de catering para yacimientos de la zona. Entre sus clientes figuran Petrobras y el Instituto Argentino del Petróleo y el Gas. Después de ese mes ya no hay registros del vínculo del ex señor 5 con el negocio familiar. Lo que sí se sabe es que quedó como presidente del Instituto Patria.
Lo que está claro es que el ex titular de la AFI fue eficiente en atender el reclamo de Echegaray. Poco tiempo después lo llamó a Mena, para ver si Julián Álvarez mantenía ese contacto. “Sí, sí… justo ayer hubo una reunión donde estuvimos viendo cómo seguíamos con los contactos, y ese lo quiere mantener él”, resumió el actual asesor de Virginia García. La estabilidad laboral es necesaria para Mena, ya que todavía tiene un crédito a pagar con el Banco Nación por más de medio millón de pesos. Su patrimonio, según la declaración jurada que presentó al dejar el cargo, era de casi $2 millones (cerca de 500% más de lo que tenía en 2011).
“Vamos a volver mejores”, decía Álvarez a fin de año en un mensaje en las redes sociales.
Después de destacarse como el verdadero hombre fuerte del ministerio de Justicia kirchnerista, incluso por encima del ministro Julio Alak, el camporista sufrió un duro traspié al no poder ganar la intendencia de Lanús (lo derrotó el macrista Néstor Grindetti). Y ya en 2016, tampoco consiguió el aval del peronismo para ser designado como auditor en la AGN, decisión que frenó primero la Justicia y después cambió el Congreso. Hoy, se presenta como “abogado y docente”. En su caso, su patrimonio tuvo un crecimiento más moderado entre 2011 y 2015: 285% hasta los casi $2 millones que declaró.
Supieron imponer su voz en Comodoro Py. Las escuchas demuestran que siguen recorriendo esos pasillos. Pero hoy con mucha menos influencia. Son los “beneficios” que se pierden al volver al llano.
