Cada vez es más frecuente que grandes nombres de la pantalla grande se sumen a la televisión. La tentación de ser parte del universo seriéfilo llega a las estrellas más populares del mundo. En #BORDER te contamos cuáles son los principales motivos y te adelantamos quiénes serán los “pases” más importantes del año.
Hace pocos días, la cadena HBO estrenó la miniserie Big Little Lies en su franja estelar de las noches de domingo. ¿El gancho? Sus protagonistas son, ni más ni menos, Nicole Kidman y Reese Whiterspoon, dos de las actrices más famosas de Hollywood, ambas ganadoras del Oscar a Mejor Actriz, y cuyos nombres solamente alcanzan para ser protagonistas de películas taquilleras. Este drama, basado en el best-seller homónimo de la escritora Liane Moriarty, no es el primero en contar con famosos actores de renombre entre sus filas: en 2016, gran cantidad de series fueron protagonizadas por actores súper conocidos. El gran Anthony Hopkins se lució en la exitosa serie Westworld, también de HBO. El propio Woody Allen hizo su primera incursión en las series con Crisis in Six Scenes, la miniserie que creó para Amazon. Dwayne ‘La Roca’ Johnson, otro de los más exitosos actores del momento (hace poco puso la voz para Moana) también protagoniza una comedia en HBO, Ballers.
Esta corriente de presencias de Hollywood en series de TV tuvo grandes exponentes en años recientes con miniseries como True Detective, cuando Matthew McConaughey recibió todas las loas posible por su trabajo en la primera temporada, al igual que su compañero y coprotagonista, Woody Harrelson; Claire Danes interpreta a Carrie Mathison -y gana premios- en Homeland hace muchos años; Benedict Cumberbatch y Martin Freeman trabajan desde 2010 en la serie Sherlock, de la BBC; Kevin Spacey nos hace vibrar hace varias temporadas con su papel de Frank Underwood en House of Cards, el primer tanque seriéfilo de Netflix; Ashton Kutcher se puso al frente de su serie de comedia The Ranch (que vino a presentar a la Argentina en un gran evento de Netflix); y la reciente ganadora del Óscar, Viola Davis, es una impecable Annalise Keating en How to Get Away with Murder (la ven por Sony).
Y 2017 no se queda atrás: la popular actriz y productora Drew Barrymore protagoniza la serie de humor negro Santa Clarita Diet en Netflix; el actor Jude Law también es otro de los que eligieron protagonizar una miniserie, en su caso, en la piel del controvertido papa Pío XIII en The Young Pope (aquí la podrán ver a partir del 12 de marzo por Fox Premium), junto a la genial Diane Keaton. También por FOX Premium se estrena la nueva serie de antología Feud: Bette and Joan, protagonizada por Jessica Lange y Susan Sarandon y con las actuaciones especiales de Catherine Zeta-Jones y Kathy Bates. Y se suma a su grilla la reciente –y muy bien recibida por la crítica- miniserie Taboo, protagonizada por el-hombre-que-está-en-todos-lados, Tom Hardy.
Si antes el proceso era “de la tele al cine”, ahora parece haberse invertido, y todos quieren una porción de esta torta suculenta. ¿Cuáles son los motivos detrás de este fenómeno? Vamos a identificar las principales razones por los que se deciden por los proyectos televisivos y de streaming:
- Los tiempos de filmación de la TV son más cortos y flexibles que los del cine: algo que destacan los actores es que pueden filmar una serie en apenas pocos meses (y hasta semanas). Eso les permite no alejarse por tantos días de sus hogares y familias, e incluso poder filmar más propuestas artísticas en el año en vez de una o dos películas. Si es una miniserie, mejor aún: apenas 10 episodios, en promedio, de una temporada, pueden ser suficientes para tener una obra cerrada.
- La calidad narrativa de las series –y sus producciones- sigue en aumento: las historias se vuelven más ambiciosas, los guiones están mejor escritos que hace algunos años, y muchas series son mega producciones al mejor estilo de Hollywood. Y también hay una búsqueda creativa extra que muchas veces no se refleja en las películas. Además, los grandes directores de cine reclaman su espacio en la TV, lo cual es otra propuesta seductora para los actores.
- Los tipos de roles que pueden interpretar: tienen un mayor tiempo que una película para desarrollar un personaje. Los tiempos narrativos de las ficciones televisivas y web permiten, por la continuidad de sus historias, por la serialización de sus episodios, que los actores y actrices profundicen su trabajo a lo largo de un tiempo, en vez de tener que condensar una interpretación en dos horas o un poco más. Además, los roles son atractivos, a veces más diversos que los estereotipados del cine, lo que les permite, por ejemplo, a las actrices de más de 20 ó 30 años, desarrollar personajes de mujeres maduras con historias interesantes.
- El dinero que reciben por su trabajo es mucho: los montos que le pagan a las estrellas son bastante suntuosas, y cada vez se inflan más. Según la revista Variety, HBO le pagó 350.000 dólares a Reese Witherspoon y Nicole Kidman por episodio de Big Little Lies (son 7 capítulos, ¡hagan la cuenta!). Entre las series que se vienen, The Nix será protagonizada por Meryl Streep y The Hollywood Reporter indicó que ganará 825 mil dólares por episodio. Imaginen que pueden trabajar pocos meses al año y cobrar ese dinero… no es para despreciar.
- Todos los están haciendo: Y sí, parece un punto menor, pero el efecto contagio es otro de los motivos que tantos famosos A-List se suman al mundo de las series. Hay que seguir la tendencia, subirse a la cresta de la ola. Si todos los hacen, ¿por qué yo no?
¿Quieren más nombres famosos que veremos en la televisión o plataforma de streaming este año y el que viene? Sin repetir y sin soplar: Ewan McGregor en Fargo 3; Daniel Craig en Purity; Naomi Watts en Gypsy, James Franco en The Deuce, Emma Stone y Jonah Hill en la comedia Maniac; Robert de Niro y Julianne Moore en la nueva serie de David O. Russell que saldrá en 2018; Ed Harris y Hillary Swank en The One Percent; Julia Roberts en Today Will Be Different; Benedict Cumberbatch en la miniserie Melrose, y Angelina Jolie (junto a… ¡Cristiano Ronaldo!) en una serie turca, entre otros.
Preparen el pochoclo (casero), que la tele se puso muy buena.