No tiene candidatos competitivos en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe ni en la Ciudad de Buenos Aires. Va a tener que apostar a las figuras de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal para que trasladen sus votos. Tiene a su favor la atomización de la oposición, que permite que nadie capitalice.

Este 2017 será un año que estará marcado por el clima electoral. Cada medida de gobierno, y cada acto opositor, será analizado a través de ese cristal. El propio Mauricio Macri ya está mirando ese película, algo que no sólo se pudo percibir en su discurso de apertura de sesiones ordinarias sino que hizo una mención explícita en la cumbre del martes pasado con los legisladores de Cambiemos: “Octubre va a ser una gran sorpresa por el acompañamiento que tendremos de los argentinos”, expresó.
Sin embargo, un análisis del panorama electoral en los cuatro distritos principales del país muestra que el frente oficialista está lejos de poder afrontar la campaña con un exceso de confianza. Hoy no tiene candidatos de peso en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y la Ciudad de Buenos Aires.
Sólo tiene a su favor, en contraste, que la oposición tampoco tiene un terreno fácil. Así, las dificultades para arrancar la campaña con candidaturas competitivas se compensa con que no hay opositores que capitalicen y se posicionen como una alternativa sólida.

Esta situación, no obstante, es minimizada en la usina del poder macrista. Los estrategas electorales, entre los que se destacan el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba, están convencidos que la elección será un plebiscito de la gestión de Macri. En ese sentido, más importante que los nombres que integren las listas, es cómo llega la imagen del Gobierno a las elecciones (las primarias son el 13 de agosto y las generales el 22 de octubre).
De todas formas, ese análisis implicaría igual una intensa campaña proselitista que permita al electorado conocer a los candidatos de Cambiemos e identificarlos inmediatamente con el Presidente.
Este es el panorama en los cuatro distritos principales bajo la óptica de #BORDER:

Provincia de Buenos Aires

Durante todo el año pasado, los encuestadores coincidían en que había un escenario de tercios (Cambiemos, kirchnerismo y massismo). Esta situación se habría desbalanceado a fines de 2016, con una caída del Frente Renovador de Sergio Massa, y se mantendría una paridad entre el Frente para la Victoria y el oficialismo. Pero eso siempre y cuando se consulte por partidos o espacios electorales. Si la consulta es por nombres, Cristina Kirchner es la que mejor posicionada está (y con amplio margen). Incluso cuando deba enfrentar a Florencio Randazzo, un lanzamiento que fue tapa de diarios, pero que hace meses leíste aquí.
Por eso, en el terreno bonaerense, sobre todo en el difícil Conurbano, en Cambiemos apuestan con más fuerza a la figura de María Eugenia Vidal para que su buena imagen pública se traduzca en votos para los candidatos de Cambiemos. Pero, ¿quiénes serán esos candidatos?

Hoy no hay nadie que pique en punta y sea una garantía electoral. Elisa Carrió suele ser la que figura en muchas encuestas, pero todavía no está definido si será candidata en la Provincia, en la Ciudad o si no se postulará y se dedicará a recorrer el país apoyando a los candidatos de Cambiemos. Su nombre genera controversias, porque tiene una elevado nivel de conocimiento y logró mejorar sus índices, pero al igual que Cristina tiene un techo, ya que una importante porción del electorado nunca la votaría.

Las alternativas de mayor peso son Jorge Macri (tiene a su favor la portación de apellido, y en contra que Carrió lo viene atacando con dureza) y Esteban Bullrich (debería renunciar al ministerio de Educación, algo que ya rechazó el propio Macri). Otros dos nombres que suenan con fuerza son los de la ex diputada y ex interventora del SOMU, Gladys González, y el científico y asesor de Vidal Facundo Manes.
Ninguno de ellos hoy le permite al oficialismo respirar tranquilos. Todos necesitan a Macri y Vidal para que le transfieran sus votos. Y así apostar a ganar la elección en la tan mentada “madre de todas las batallas”.

Ciudad de Buenos Aires

El escenario porteño depende de dos nombres: Martín Lousteau y la ya mencionada Carrió. Uno es la principal amenaza. La otra, sería la salvación. Desde su rol de embajador argentino en Estados Unidos, Lousteau nunca abandonó su plan para pelearle la Ciudad a Horacio Rodríguez Larreta, otro anticipo de #BORDER. Por eso, en su entorno siempre lo imaginaron compitiendo contra el PRO en las legislativas de 2017, con la idea de mostrarse como oposición en la Ciudad pero oficialistas a nivel nacional.
Esa estrategia llegó a un punto sin retorno, ya que el propio Macri le dijo al economista que no lo quiere compitiendo este año. Que en todo caso tiene la posibilidad de competir en unas PASO de Cambiemos en 2019. Caso contrario, deberá pelear por afuera, en un escenario más difícil que el de 2015 (en el que perdió un ajustado ballottage), ya que no contará con los mismos aliados.

Una de esas aliadas era Carrió y su Coalición Cívica, que hoy se encuentra más cómoda en Cambiemos y en mejor sintonía con Rodríguez Larreta. Y la buena imagen que cosecha en la Ciudad termina siendo también un factor decisivo para Lousteau, porque si ella se postula le saca gran parte de sus votantes.
Sin embargo, la dificultad para Cambiemos es que si finalmente Carrió no va por la Ciudad no hay candidatos consolidados. La mejor opción es el actual vicejefe, Diego Santilli, quien debería renunciar a su cargo para postularse. Otros piensan en algún ministro con un nivel de conocimiento más alto, como Andy Freire.
En el Gobierno porteño cuentan que Larreta igual se muestra tranquilo y hasta agrandado ante este escenario. Confía en que los números de las encuestas lo respaldan y que si Lousteau se termina presentando, el PRO igual va a ganar. Por ahora son sólo muestras de optimismo.

Provincia de Córdoba

Fue el distrito donde mejor le fue a Macri en el ballottage, con más del 70% de los votos. Pero hoy tiene un desafío más fuerte. Enfrente aparece el nombre de José Manuel De la Sota. El ex gobernador también tiene una muy buena imagen, por lo que podría ser una amenaza para el oficialismo.
En este caso, los cordobeses tendrían que definir si deciden volver a mostrarles mayoritariamente su apoyo a Macri o si, en cambio, respaldan a De la Sota, que es un aliado del gobernador Juan Schiaretti (quien a su vez es amigo de Macri).

A pesar de todo, Cambiemos tampoco tiene candidato claro en Córdoba. Oscar Aguad compitió las últimas elecciones, pero hoy es ministro de Comunicaciones y no parece tener intenciones de renunciar. Ramón Mestre, hombre fuerte del radicalismo, gobierna la ciudad capital, por lo que el que suena como candidato es su hermano, Diego, actual diputado (se le termina su mandato). En el PRO también quieren al ex árbitro y actual diputado Héctor Baldassi como candidato. Tiene menos intención de voto, pero apuestan a que sea Macri el que potencie Cambiemos. Los radicales están atentos a cada movimiento.

Provincia de Santa Fe

Miguel del Sel fue en los últimos años la cara visible del PRO en Santa Fe. Y estuvo a pasos de ser gobernador dos elecciones consecutivas. Este año no será candidato. Los radicales vienen formando parte del Frente Progresista junto a los socialistas, siempre acompañando y no liderando. El hombre de más peso es José Corral, presidente de la UCR nacional e intendente de la ciudad de Santa Fe. Y Macri ya dijo que lo apoyaría como candidato de Cambiemos. Pero él no lo tiene definido. Una campaña lo posicionaría para las elecciones a gobernador de 2019, pero también debería renunciar a su cargo, algo que le puede terminar jugando en contra.

En el PRO, quien se posiciona como alternativa es el actual diputado y presidente de la Comisión de Presupuesto, Luciano Laspina. El problema es que tiene bajo nivel de conocimiento y no es visto como un dirigente carismático para liderar una campaña.
Tanto Corral como Laspina van a tener, de todas formas, que recibir el apoyo de Macri, quien viene mostrando buenos números en las encuestas santafesinas, pero todavía no tiene un candidato consolidado que le permita confiarse con un triunfo. Enfrente tampoco está claro el panorama, el socialismo está de capa caída (se postularía el ex gobernador Antonio Bonfatti) y el peronismo se sostiene en la figura de Omar Perotti, pero como es senador no será candidato.