Quiénes financian sus actos y organizan las consignas de sus redes sociales. El silencio culpable del PRO y la radiografía de su grupo de colaboradores cercanos.

Este fin de semana, en una entrevista que concedió a un diario porteño desde París, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, dijo las palabras mágicas, sobre las que hasta ahora parecía pesar un tabú en buena parte de la dirigencia política: “Ellos son los que apoyan a Lousteau”. Se refería al veterano dirigente radical Enrique Carlos “Coti” Nosiglia y a su hijo, el legislador porteño Juan Nosiglia. Por cobardía, por miedo a represalias o por deuda de favores, hasta ese momento el gobierno porteño había omitido hablar de “qué hay detrás” del joven y carismático ex ministro K y embajador de Cambiemos, Martín Lousteau.

Tanto frente a los micrófonos como en off the record, parece un tema que los políticos prefieren inexplicablemente evitar. Aunque tal vez no lo sea tanto y la respuesta venga de los mismos argumentos por los que los radicales soportan y callan desde hace décadas las tropelías de su ex correligionario Leopoldo Moreau: conoce demasiado los pecados de todos.

Como sea, el Coti es el principal y auténtico movilizador (y financista) de la campaña de la esperanza blanca de los radicales porteños. “Se escondió atrás de Lousteau porque se quedó afuera del mundo”, lo definió a #BORDER un viejo y memorioso radical, con décadas de militancia en suelo porteño. Y explicó su tesis: “El Coti con Ernesto Sanz tiene un pésima relación, Gerardo Morales es su enemigo histórico, a Gil Lavedra lo desprecia, Ángel Rozas lo detesta, todos los que tienen ahora algún protagonismo en Cambiemos tienen una pésima relación con él”, argumentó. Así y todo, no hay candidato que avance con un apoyo único. Y el caso de Lousteau no es la excepción.

A su aparato hay que sumarle toda la UCR porteña, definida por la gente que no los quiere como “los estertores del Nosiglismo”, pero con fuertes vínculos también con la Universidad de Buenos Aires. Su presidente, Emiliano Yacobitti, “Yaco” para sus amigos, es el actual secretario de Hacienda de la UBA, ex presidente de la Federación Universitaria Argentina (FUA, período 2002-2004) y fundador de la agrupación de jóvenes radicales “La Cantera”.

“En la universidad no se mueve un peso sin que él lo sepa y lo autorice”, contó a este medio una alta fuente de la UBA. Denunciado por sospechas de desmanejos financieros en la universidad más grande del país, es cierto que hasta ahora no ha sido hallado culpable en ninguna de las investigaciones que lo involucran. Pero sus enemigos no dejan pasar el dato y le siguen la pista en Tribunales.

Del lado de sus amigos, en cambio, lo elogian por hacerse cargo del partido cuando estaba moribundo y quebrado (hace rato que el Comité Capital de la UCR le pertenece al dirigente que es capaz de pagar sus impuestos atrasados) y le reconocen una capacidad de trabajo gigantesca. “A las 8 de la mañana ya está en funciones arengando y tirando las consignas para subir ese día en las redes sociales”, contó alguien que pertenece al grupo de whatsapp que usa las 24 horas para impulsar la candidatura del economista. También le reconocen que reabrió -de la mano de su dirigencia universitaria o de caudillos radicales- los viejos comités de la UCR, que volvieron a tener un local en cada barrio, casi como en sus mejores épocas. «Yaco resucitó el partido», lo elogian.

A su lado trabaja, codo a codo, Juan Nosiglia, uno de los cuatro hijos del Coti, de larga militancia universitaria y legislador porteño desde 2013. El tándem se completa con Victor Hugo Salazar, un dirigente de La Boca casado con Patricia Vischi, legisladora porteña que asumió en 2015 de la mano del nosiglismo. Y con Mariano Genovesi, apoderado de la UCR en Capital y a nivel nacional, y docente de la Facultas de Derecho de la UBA.
Por el lado de Lousteau, en cambio, apuntalan su candidatura un grupo de conocidos y amigos cercanos, encabezados por la actual presidente de su bloque, SUMA+ en la Legislatura, y quien fuera su abogada, María Inés Gorbea y por Natalia Fidel (ex colaboradora del economista) y también integrante de su bloque. Son las dos únicas espadas puras de Lousteau en un bloque de seis.

Mientras el PRO le infringió una herida a su armado, al llevarse a su ex aliada Graciela Ocaña a la arena bonaerense y con paraguas oficialista, el ex embajador apuesta a un sistema de microalianzas con espacios de la Ciudad, como el socialismo de Roy Cortina o la estructura de Libres del Sur, hasta ahora massista.

Eso es lo que hay, y hasta ahora le alcanzó perfectamente al ex embajador argentino en Estados Unidos para poner en apuros al oficialismo porteño, del que nunca formó parte, ni formará mientras un PRO puro conserve algo de poder para impedírselo. Es seguro que Rodríguez Larreta lo mantendrá lejos del sello de Cambiemos.

El jueves 25, con cliché patriótico. sus aliados prepararán un locro en Costa Salguero. Arranca la recaudación para la campaña y esperan más de tres mil comensales que aporten a su armado.