¿Entrevista? Nah! Tuqui le armó una conferencia de prensa entera a Cristina

Por: Tuqui

Nuestro intrépido columnista de actualidad corroída con humor considera que es necesario que la ex Presidenta enfrente un set de tele y los micrófonos una vez a la semana “para verificar si dice siempre lo mismo”. Y como la tarea es titánica, prefiere que, en lugar de un periodista -como el exhausto colega Novaresio- pregunten de a varios. En exclusiva, nos adelanta la conferencia que nunca será pero que, a la vez, ya fue.

 

La señora parece haber decidido, por fin, dar a conocer su pensamiento vivo a través de interrogatorios periodísticos. Convendría realizar conferencias de prensa periódicas —semanales, por ejemplo— para verificar si dice siempre lo mismo, o si dice lo contrario, como sucedió con los maestros que eran vagos, con el papa que colaboraba con la dictadura, con YPF, con los derechos humanos descubiertos a la hora señalada, con el 5 por ciento de pobres del que se enorgulleció en las FAO y que ahora no recuerda si Aníbal Fernández repitió o no.

¿Qué periodistas participarían? ¿Qué le preguntarían? ¿Qué contestaría ella? ¿Contestaría?

Recorriendo el terreno de la fantasía y dejando a la imaginación del lector los nombres propios, especulemos un poco sobre esta hipótesis.

Cristina micrófonosLo que sigue es transcripción de parte de una imaginaria conferencia de prensa. En la edición se han eliminado dos de las tres veces que la ex presidente, fiel al estilo de sus cadenas nacionales, repite cada respuesta.

 

¿Cómo hace para mantenerse siempre delgada, joven y hermosa?preguntó un periodista de barba candado, mientras disimuladamente guardaba en el bolsillo interior del saco un sobre de papel madera que acababan de alcanzarle.

—Sigo la dieta de las operaciones. Cada mes me como dos o tres operetas de Magnetto, de Lanata y de los medios hegemónicos que siempre han…

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—Bueno, bueno, ya contestó —la interrumpió alguien que llevaba un Clarín doblado debajo del brazo—. ¿Qué tiene para decir sobre Jaime, Boudou, De Vido, José López, etcétera?

—Que son varonesrespondió ella, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras enarbolaba un choripán con la otra—. Salvo etcétera, que es femenina.

—Me refiero a las imputaciones y procesamientos.

—Ah. Hay que dejar que se expida la justicia.

—¿Y con respecto a las denuncias y acusaciones que hay contra usted? —quiso saber otro, que se definió como independiente señalando su camiseta roja y levantando una foto de Bochini.

—Es distinto. A los que ya metieron presos, que les caiga todo el peso de la ley. Pero los que todavía estamos libres somos perseguidos políticosconfesó, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras con la otra abría y cerraba una canilla conmemorativa de plástico.

—Usted dijo en Harvard que su fortuna proviene de sus éxitos como abogada. ¿Puede darme un ejemplo de un juicio en el que haya tenido éxito?  —quiso saber otro.

—Sí. El Juicio del Ganso, el tema de La Rengasonrió ella, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras inauguraba por novena vez el mismo hospital con la otra—. Una vez lo canté en un cumpleaños y toda La Cámpora me aplaudió.

—¿Hay algún caso en que La Cámpora no la haya aplaudido?

—Claro. Una vez, cuando les ordené no aplaudir porque estaba con los auriculares, escuchando a los chicos de 678 cantando «Vamos a volver».

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— ¿A qué atribuye su mal resultado en las PASO? —preguntó un señor con anteojos negros y audífono.

—¿Cómo «malo»? ¿No gané acaso?  —contestó la señora, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras hacía la V con la otra.

—Sí, ganó la interna. Pero no consiguió la diferencia que esperaba sobre Bullrich.

—Eso es porque los vendepatria oficialistas se tomaron el trabajo de esconderme los votos.

El recuento ya terminó y la diferencia sigue siendo mínima.

—Es que aparte Randazzo y Massa se confabularon para alinearme mal los planetas.

¿Cree en la astrología?preguntó una numeróloga empleada estatal, entusiasmada.

—Por supuesto. Impulsamos el desarrollo de todas las ciencias exactas. Pero sobre todo creo en el horóscopo chino porque tenemos acuerdos firmados al respecto. Soy serpiente de agua. Y Macri, gato.

¿Qué opina de la izquierda?

No la uso mucho, soy derecha —confesó, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras con la otra guardaba rápidamente las joyas en una cajita antes de que le sacaran fotos—. Claro que siempre estoy atenta por si la necesito.

—¿Cree que estamos viviendo en una dictadura? —preguntó un periodista uruguayo nacionalizado kirchnerista.

—Por supuesto que no, eso es absurdo. Es una tiranía.

—¿Puede comentar algo sobre la postura de Hebe de Bonafini?

Mayormente está sentada, aunque a veces se para y grita.

—Hablo de la postura política.

—Ah. Hebe es lúcida y tolerante, como todo pacifista. En los diccionarios tendría que estar la foto de ella al lado de la palabra «democracia».

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—Se la acusa de ser la jefa de una asociación ilícitaseñaló otro independiente, en este caso uno que llevaba la foto de Sergio Massa en la remera.

—Es ridículo. En todo caso, sería la presidenta. Siempre.

Su hija tenía cinco millones de dólares en una caja de seguridad.

¿Y dónde los iba a guardar? ¿En el bolsillo?  —se ofuscó, acomodándose el pelo detrás de la oreja con una mano mientras con la otra se aplaudía a sí misma dándose rápidas palmadas en la frente.

—Hay dudas sobre el origen de ese dinero.

Cristina y Moreau—Dudan de todo, mire. Claro que hasta a mí me llama la atención el cobro de alquileres por habitaciones vacías en los hoteles —dijo, acomodándose el pelo detrás de las orejas con ambas manos mientras le rascaba la panza a Leopoldo Moreau, echado debajo de la silla mientras se lamía las ingles, con un pie—. Que investiguen eso, si quieren. Pero a la nena esa plata se la regaló la mamá, lo cual es perfectamente lícito.

—¿Cómo explica que después de la mejor década de la historia para la economía argentina su gobierno haya dejado 30% de pobres?

—Ah, no sé. Soy abogada exitosa y arquitecta egipcia, y a veces profesora de inglés, pero no sé de matemáticas. Pregúntele a Moreno, que él le va a explicar. Y si no lo entiende, se lo va a explicar mejor martillo en mano.

—Eso de que tiene por costumbre repetir las frases mientras piensa como seguir, ¿es mentira?

Ustedes saben que sí, ustedes saben que sí. Ustedes saben que sí… ustedes saben que sí. Ustedes saben que sí.

Tuqui

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