13 años en la cárcel: ¿Cómo es vivir en la tumba?

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Por: #BorderPeriodismo

Cesar Simón asesinó a un hombre durante una pelea en el barrio de Monte Grande, en Buenos Aires. Estuvo 13 años preso y durante cuatro años le dieron salidas transitorias. De día se iba desde la cárcel de Olmos (en La Plata), a su casa, trabajaba, estaba con su familia y a la noche volvía al penal.

“Si tu familia no te lleva comida, no comes. El gobierno manda carne y verduras, pero se la reparten entre los jefes. A los presos solo les llega el hueso con carne, en sopa”, revela Cesar. Hoy después de haber vivido experiencias de todo tipo y haber sobrevivido a situaciones extremas relata cómo fueron esos eternos años en “la tumba”.

 

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– ¿Qué sentís que te pasó para terminar en la cárcel?

-Calentura, emoción violenta. Tuve una pelea en el barrio con un muchacho.Eran pibes que se drogaban y robaban. Un dia les dije que no molestaran y que se vayan. Cuatro meses después, a la salida de un negocio me esperaron y me pegaron entre todos, fui al auto saqué un arma y maté a uno.

Venía de festejar el primer año de mi hijo Nazareno. Me perdí todo. Me cambió la vida.

 

 

-¿En qué cárcel estuviste?

-Ingresé al complejo Olmos (en La Plata), al pabellón evangelista. Me mandaron ahí para que “me capten”. Así se dice cuando mandan a algunos internos a buscar información. Averiguan qué nivel económico tenes. Eso es una mafia. Si tenes plata, te la van a sacar los penitenciarios. Averiguan, todo es un negocio, todo gira alrededor de la plata.

 

-¿Cómo sobreviviste ahí?

-A los diez días de ingresar al penal falleció mi mamá y creo que para evitar que haga cualquier cosa me ofrecieron un trabajo de herrero, y me subieron al quinto piso. Fue una suerte, porque al quinto piso van los que pueden pagar. Ahí estás tranquilo, está limpio. Trabajas. Ahí están los trabajadores con buena conducta. Tenes una celda propia.

El que quiere ir a una celda solo, tiene que pagar. En mi caso, como soy cerrajero, me agarraron por ese lado, y me juntaron con los del quinto. Por tener un oficio zafé.

En el penal, como en todos lados, hay algunos que son buenos y algunos que son malos, la verdad. Hay directores que te apoyan para que estudies, para que aprendas un oficio o hasta una carrera universitaria. Pero hay otros que no. Hay talleres en el Servicio Penitenciario, enormes, equipados. Pero el sistema no funciona, porque los encargados de abrir la puerta, a veces prefieren tomar mate y no abrirla, y no dejan que los presos tomen las clases. Esto es así.

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-¿Por qué crees que pasa eso?

-Primero, no hay control. Y segundo, no quieren que aprendas, no quieren que el preso sepa más que ellos. Un tiempo no dejaban entrar a los maestros, Hay gente que no sabe ni leer ni escribir, y el personal penitenciario ponia mil trabas para que los maestros no puedan entrar a dar clases. En general los encargados de la cárcel no tienen estudios. Y no quieren que el preso sepa más. A veces cuando hay requisas les tiran las carpetas, hay mucha maldad.

 

Pudiste estudiar ahí, ¿te estás por recibir?

-Ya me recibí de maestro mayor de obras. Yo afuera no terminé el colegio secundario, en la cárcel me recibí de bachiller con orientación en ciencias jurídicas y después de maestro mayor de obras. Hasta hice el ingreso a la Facultad de Ciencias Jurídicas de  La Plata.

Tuve suerte igual.Una vez vino la empresa Casa Carlos, de La Plata para armar un taller. Con ese proyecto, armamos con diez presos una fábrica de aberturas, y  por ese trabajo cobrábamos. Fue una buena oportunidad.

 

-¿Y como usaban la plata adentro?

-Esa plata la usábamos para comer, porque el gobierno manda plata y manda comida, pero no llega a los internos. Si tu familia no te trae comida, no comes. Ves que entran las medias reses pero se reparten entre los jefes. Lo único que les llega a los presos es hueso con carne. Con eso hacen sopas y eso come la población. Te daban unas papas, para un pabellón de 100 pibes. Si no te traen comida tus familiares, no comes.

A mi me traían, y compartía. Se aprende a compartir, porque hay pibes que no tienen nada. Que nadie los va a ver, y no tienen que comer.

Hay muchas personas encerradas por portación de cara. Gente que estaba caminando, lo agarró la policía le hicieron causas y terminaron adentro.

Había un chico paraguayo que no sabía porque estaba encerrado, no sabía ni leer ni escribir. Le enseñé. Estuvo como 4 años hasta que se hizo el proceso judicial y lo liberaron.

 

-¿Es cierto el recibimiento a los nuevos en la cárcel?. Ahora los rugbiers que mataron a Fernando Baez Sosa van a pasar a un penal, ¿Cómo es el recibimiento?

-Pobres pibes. Ellos estuvieron dos años en un penal. La orden era llevarlos vivos al juicio. El servicio penitenciario tiene mediáticos que tienen que cuidar. Ahora, ya no están más protegidos. Te reciben mal. Te quieren pelear. Es feo.

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-¿Estuviste en algún motín?

-No. Pero una vez por mes hay quilombo, revueltas. Siempre hay peleas. Cualquier cosa es tema de pelea. La adrenalina y estar encerrado generan eso. He visto muertes así.

Me ha pasado de salvar a pibes igual. Descolgarlos, llevarlos con vida a sanidad. Y llevarlos sin vida igual. Ahorcados.Muchos. Otros con puntazos. Si intentaron suicidarse, quedan días ahí. No los bajan. Si es por peleas, no los llevan a sanidad. Eso hacemos nosotros, los compañeros.

 

-No debe ser fácil salir de la cárcel. ¿La cabeza como queda?

-Me costó mucho. Tuve ataques de pánico, me bajaba del colectivo. Pienso lo que pasa en la cárcel y creo que las leyes están bien hechas. Hay muchas leyes, pero hay que aplicarlas.Hay maestros, hay talleres. Hay que hacer que funcionen. También está el tema de las salidas transitorias, no se permiten.  Si tenemos salidas laborales, empezamos a adaptarnos al exterior.  Hay pibes que tienen años y de repente los largan.

 

-¿El servicio penitenciario no labura?

-No,no laburan. Todo lo hace el preso. Listas de visitas, limpieza, hasta la planilla de horas extras de ellos las hacen los presos. Todo el trabajo que tienen que hacer, lo hace el preso. Solo cumplen horario. Cuando les pusieron la máquina de huella, los mataron, porque no iban nunca, ahí conocimos a muchos.

 

-Tu familia te banco…

-Si si. Amigos, familia, gente que no veía hace años me fue a visitar, eso es importante, pero lo que me mantuvo en pie fue el estudio. El estudio y los maestros son fundamentales.

 

-¿Entra alcohol a la cárcel?

-Si, todo se puede en la cárcel.

 

-¿Todos tienen celulares?

-La ley lo permite en Buenos Aires. Así que si. El servicio penitenciario lo acepta porque tiene a la población tranquila.

Si no te lo permiten, hay mercado negro, como en todos lados,  donde se paga y se vende el tiempo.

 

-¿Es verdad el tema de los colchones, la mugre, los baños destrozados?

-Mira, si vos queres estar en un lugar limpio, estás en un lugar limpio. Si sos sucio, y no te importa tu espacio, es una mugre. Hay gente que quiere vivir mal. Nosotros teníamos el pabellón impecable, lo pintábamos, limpiábamos. Hay gente que no le interesa.Y si, la verdad había sectores muy sucios.

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-¿Es verdad que te levantan a la 7 y te tenes que bañar con agua fría?

-Te levantan a las 6, y si, te bañas con agua fría. Yo me levantaba 4.30 para preparar el pan, el desayuno, preparar la lista de visitas, que eran todos los días. Diez presos colaboramos para agilizar el tema de las visitas. Este es un trabajo de los penitenciarios, pero no lo quieren hacer, y no queríamos quedarnos sin visitas. Todo el trabajo administrativo lo hacíamos nosotros. El servicio penitenciario humillaba cada vez que podía.

 

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-Cuando saliste ¿Qué hijo te encontraste?

-Grande. Yo me fui y tenía 1 año. Volví y tenía casi 17 años.

 

-¿Estuviste preso con algún famoso?

-Con la Hiena Barrios, estuvo preso porque mató a alguien en Mar del Plata.

 

-¿Como son las visitas higiénicas, son en la celda, hay un lugar especial?

-Cuando entré había muchas violaciones entre los internos. No había visitas higiénicas. Después se empezó a implementar una vez por semana, 50 visitas una vez por semana entre 4000 personas. Prepararon unas salas para eso. Después se empezaron a permitir todos los días.

 

-¿Qué te llevas de bueno y de malo de esos años?

-De bueno, el estudio, que me formó y sacó de esa nube. Y lo malo o lo peor, hay un montón de cosas que quedan en mi cabeza, que no me las voy a sacar más. Muertes, golpes, miedo.

 

-¿Qué le dirías a un preso que acaba de entrar y que no es de oficio delincuente?

-Que estudie. Después vendrá el trabajo. Si puede entrar a hacer algo en ese lugar, que lo haga. Porque cuando salís tenés que defenderte. Yo soy maestro mayor de obras y ahora me voy a vivir a otro lado, con un muy buen trabajo por lo que aprendí ahí adentro.

 

 

 

 

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