Que una pareja se conozca online ya no es ninguna rareza. En el mundo se calcula que son alrededor de 190 millones los usuarios que utilizan este tipo de sistema para descubrirse, y en nuestro país alrededor de dos millones. Es más, hoy las empresas dedicadas a brindar el servicio se multiplican y ajustan sus logaritmos y herramientas de uso para ser más efectivas. Si además consideramos que por estos días un 55% de las personas que admite utilizar estas aplicaciones ha pasado de la cita inicial a un segundo encuentro, la efectividad de las dating apps habla por sí sola.
Los datos –surgidos de una encuesta confeccionada por BlindLove– permiten saber también que el 78% de las personas que utilizan aplicaciones online para conocer gente tienen estudios universitarios y que el 45% son padres. Por otro lado, un 68 % aclaró que para aceptar el encuentro se fija que la/el candidato viva a no más de siete kilómetros de distancia. Tal vez ello explica la migración de muchos usuarios hacia Happn, la aplicación que conecta por cercanía: demasiada movida para ver a un posible candidato no suma.
Todas las empresas de citas online ponen gran empeño en ajustar sus logaritmos para tornar más eficaces sus búsquedas. “Nosotros nos enfocamos en la usabilidad”, nos cuenta Federico Volinsky, CEO de Blind Love. Y agrega: “Siempre trabajamos por una interfaz lo más limpia e intuitiva posible. De hecho, contamos con especialistas en web design y UX formados en empresas de Sillicon Valley, que tienen mucha experiencia en estos productos digitales. Los factores para conseguir o no pareja son muchos, nosotros nos enfocamos en ofrecer una puesta clara, pero sobre todo nos diferenciamos en las fotografías de los usuarios. Éstas se encuentran inicialmente desenfocadas y sólo se van revelando conforme las dos personas interactúan y van avanzando en la conversación, permitiendo así una conexión más profunda y auténtica”.
¿Pero por qué tanto esmero a la hora de montar este negocio? Justamente por eso, porque es un negocio… millonario. A nivel mundial ya proyectan una ganancia en el orden de los 1700 millones de dólares para 2019. El país del que proviene el mayor ingreso es Estados Unidos, con 797 millones en ganancias. El segmento etario que más utiliza estas apps son las personas de 30 a 40 años.
CON NOMBRE Y APELLIDO. Y sí, definitivamente las buenas experiencias personales logran que estas aplicaciones prosperen. La mejor muestra: iniciamos una búsqueda de testimonios sobre quiénes y porqué utilizan aplicaciones de citas, y nos llovieron respuestas. Van siete historias, algunas con nombre y apellido y otras con seudónimo…
Valeria Schapira, periodista, escritora. “Llegué al mundo de las citas online después de mi divorcio, en 2004. Tenía una amiga en Los Ángeles que usaba Match.com, y me sugirió que me metiera allí. Me fascinó tanto ese mundo que en 2007 publiqué un libro, Enredados, sexo amor y humor en la web”, cuenta la periodista, en la actualidad una verdadera experta sobre estas aplicaciones, que incluso colaboró profesionalmente varios años con Match.com: “Hoy en día no hay identikit posible, todo el mundo usa estas apps, porque hoy todo se busca en Internet –continúa–. Lo que ha cambiado es que este rubro se encuentra más segmentado. En mis comienzos sólo existía Match.com, portal que nació hace dos décadas atrás. Después surgieron millones de aplicaciones, como Tinder y Happn, que te geolocalizan, y otras que, si vas a viajar, te adelantan a quién podés conocer en cada destino. El avance de la tecnología es gran responsable en la metamorfosis de la forma de buscar el amor”.
Micaela Yche (33), peluquera, dueña de Magnolia. “A mí las aplicaciones para conocer gente me re funcionaron. Usé Tinder un año y concreté diez citas reales. Unas fueron debut y despida, con otras llegué a salir un par de meses, hasta que finalmente conocí al candidato indicado. Con Nacho estamos juntos hace dos años. Sinceramente las súper recomiendo. Claro que hay que tomar ciertos recaudos a la hora de concretar los encuentros, pero realmente allí hay pibes serios que buscan formar una pareja. No todos andan en la pavada. ¿Que si decimos cómo nos conocimos? A veces sí y otras jugamos a inventar historias: la que más nos gusta es que nos chocamos mirando un cuadro en la Noche de los Museos”, cierra entre risas.
Victoria Fox (30), abogada. “Empecé a usar estas apps hace unos tres años. Siempre alterné entre Ppm y Tinder. Tengo momentos más activos que otros. Si bien es cierto que aquí es más sencillo conocer gente y dejar de ‘hablarle’ porque no hay compromisos, también hay que ser mucho más perseverantes al momento de iniciar una conversación. Antes de concretar un encuentro deben pasar varias cosas: básicamente, que la persona me resulte interesante. Entonces profundizamos en algún otro medio de comunicación, ya sea Instagram o WhatsApp, lo que puede agregar o no ganas de conocernos. Si todo fluye, nos encontramos. ¡Claro que uno puede llegar a enamorase de alguien que conoció online! Conozco muchas personas que formaron pareja e incluso familias, y también otras que sólo lo usan para pasar el rato. No me avergüenza decir que las uso. Los prejuicios han ido desapareciendo: ahora se ha normalizado el uso de las aplicaciones para conocer gente”.
Paula (45), administrativa y profesora de Taekuondo, cuatro hijos. “Me abrí estas apps hace un par de años. A veces las borro y las vuelvo a instalar. Porque si bien te permite conocer gente sin moverte de tu casa, a la vez pueden volverse demasiado impersonales, al punto que por momentos llegás a sentir que estás contestando las preguntas de un formulario… Pasa de todo en estas apps: muchos se enganchan en largas charlas virtuales y otros -como yo- prefieren coordinar rápidamente un encuentro en persona. ¿Si me ha pasado de conocer a alguien y enamorarme? Seguro”.
Jackie (51), trabaja en el rubro gastronómico, tres hijos: “Uso estás aplicaciones hace diez años, desde que me divorcié. Me reconozco con una larga experiencia. Trabajo bastante en un negocio y soy una mamá muy presente. Por lo cual, admito que permite conocer gente que uno no podría conocer. La desventaja viene por el lado de la exposición: es como estar en una vidriera desde la cual no sabés bien con qué te vas a encontrar. Yo no busco por encuentros casuales. Me ha pasado de enamorarme virtualmente y tomarme un avión para conocer al candidato, que vivía en Barcelona. Si bien después no se dio, porque las relaciones a distancias son difíciles de mantener. Tengo esperanzas de conocer por allí a alguien que se asemeje a lo que estoy buscando. Entretanto, admito que no ando diciendo que estoy en Tinder o en Hppn. Prefiero mantenlo en privado.
Daniela (33), empleada. “Empecé a usar Tinder en febrero 2019. En principio, me permite conocer gente. Si me arrepiento, le saco el ‘Match’ y ya no me puede contactar. Las conversaciones fluidas, y si a partir de ellas hay onda podés pasar a otro medio (WhatsApp o Instagram) para seguir chateando. Obvio que, de surgir un encuentro, recomiendo consumarlo siempre en un lugar público. La posibilidad de enamorarte es la misma que conociendo a alguien por otro medio, así que puede suceder como no. Creo que cada vez más gente acude a estas apps, porque dan la posibilidad de conocer gente incluso a quienes no salen tanto”.
Andrea (39), empleada, dos hijos. “Arranqué a usarlas en 2016 y las dejaba cuando comenzaba alguna relación. Son geniales porque conocés a personas de la misma forma que lo hacés en un bar o en un boliche. La desventaja es que si no estás preparado, te pueden sorprender. Porque en ellas vas a encontrar de todo: lo bueno, lo malo, todo. Sí sí, es la sociedad misma dentro de una app”.