¿Estamos frente a una nueva recesión global?

Enterate en esta nota cómo afectará a la Argentina la crisis económica de las grandes regiones.
Por: Santiago Cámpora @santiagocampora

Las posibilidades de recuperación de la economía argentina dependen de un contexto internacional favorable, sin embargo, existen indicios de que el 2020 podría ser un año gris para la economía mundial.

Los Estados Unidos acumulan 123 meses de expansión económica ininterrumpida, el período más extenso de su historia. A su vez, la tasa de desempleo del 3.5% es la más baja desde el año 1969 y el empleo sigue un sendero de crecimiento, mes a mes, desde hace 9 años.

Sin embargo, varios analistas han comenzado a alertar que este ciclo podría llegar a su fin, señalando los peligros de una -nueva- recesión global. ¿En que se basan y cuales son las implicancias para la compleja realidad de nuestro país?

Una de las principales tensiones globales es el conflicto que desde hace un tiempo mantienen China y Estados Unidos. A pesar de que el enfrentamiento entre las dos potencias se refleja de manera más concreta en el plano comercial (a partir de la imposición de aranceles), el duelo tiene su raíz más profunda en una disputa hegemónica por la supremacía tecnológica.

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Según datos de la OCDE, en el año 2000 China invertía en investigación y desarrollo 40.800 millones de dólares, representando tan solo el 12% de lo que destinaba Estados Unidos. Para el año 2017, la cifra ascendió a casi 445.000 millones, llevando el mismo porcentaje al 92% de su par occidental.

En respuesta a esta situación, Estados Unidos ha acusado a China de robar su tecnología, mediante el espionaje, o a partir de la transferencia de licencias y “know how” semi compulsiva, en ocasiones a través de regulaciones consideradas excesivas. Incluso han llegado a acusar al gobierno chino de operaciones deliberadas de sabotaje sobre sus empresas.

Las tiranteces actuales son el resultado de un sendero de larga data en que el “catch -up” chino tarde o temprano entraría en colisión con los intereses norteamericanos. Ahora bien, la dimensión de la pelea difícilmente permita encontrar una solución en el corto plazo, y es aquí donde el estado chino posee una gran ventaja: el tiempo está de su lado.

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La mala noticia para la Argentina es que algunos indicadores ya anticipan una recesión mundial. Desde el lado de la economía real, hace unos días se conoció el dato del IPM-USA recabado por el Institute for Supply Management de los Estados Unidos.

El índice recopila información sobre un conjunto de grandes empresas estadounidenses en lo relativo a expectativas económicas (órdenes de compra, niveles de producción, ocupación, etc.). El mismo arrojó en octubre de 2019 un valor de 47.8, su nivel más bajo en 10 años. En el plano global, el valor del índice también viene mostrando una marcada desaceleración desde finales de 2017.

Desde el lado de lo financiero, el diferencial entre las tasas de interés a 10 y 2 años del tesoro norteamericano es comúnmente utilizado como un certero predictor de recesiones económicas.  Cuando este spread es negativo anticipa cambios en el ciclo económico. Sobre finales de agosto último, y por primera vez en más de 10 años, mostró valores menores a cero, en lo que puede interpretarse como otra señal más de alarma sobre la salud de la economía mundial.

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En este contexto, Argentina se enfrenta a los desafíos de dinamizar una economía estancada hace una década, que no genera empleos suficientes y que en los últimos años ha agregado a sus males el peso de una deuda en moneda extranjera que luce muy abultada en el corto plazo.

Más allá que la negociación con los acreedores será un paso fundamental para comenzar a destrabar la situación, la generación de dólares genuinos para el repago de las obligaciones depende en buena medida de los precios y las cantidades que podamos exportar al mercado mundial.

La probabilidad de una recesión global en puerta no es un buen augurio para los desafíos venideros, con niveles de pobreza e indigencia que configuran una situación social más que preocupante, restará esperar que se trate tan sólo de alarmas infundadas.

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